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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

28
Abr
2013

Meterse en política como Santa Catalina de Siena

7 comentarios

Cuando un cristiano, en nombre de su fe, levanta la voz en cuestiones de moral social, de justicia, de solidaridad, de compartir los bienes, siempre hay quien dice: eso es meterse en política. Pues sí, claro que es meterse en política. Pero no decir nada, o hablar sólo de familia y sexualidad, también es meterse en política. La cuestión no es si hacemos o no política, porque hagamos lo que hagamos, siempre hacemos política. La cuestión es qué tipo de política hacemos y por qué hacemos ese tipo de política.

Santa Catalina de Siena, copatrona de Europa, cuya fiesta se celebra el 29 de abril, se metió en política. La vocación orante de Catalina se compagina perfectamente con sus ingeniosas maneras de servir a los pobres. Ella sale a la calle para ocuparse de enfermos con enfermedades contagiosas, que nadie quiere atender y que sufren continua soledad. Escucha con atención el grito de los pobres, de los enfermos, nuevos Cristos sufrientes. Cuanto más avanza Catalina en la vida del Espíritu, tanto más se compromete con el mundo. Identificada plenamente con los sentimientos de Cristo, se convierte en una predicadora itinerante que tiene por púlpito la calle. Y, con su escasa cultura, habla con sabiduría ante las autoridades y ante el mismo Papa, ante políticos y eclesiásticos, instándoles a cambiar de actitudes. Algo inaudito para una mujer de 25 años, en el siglo XIV. ¿Seria mucho atrevimiento dibujarla con los rasgos de algunas indignadas de hoy que con una edad similar han reclamado otra política y otra economía en plazas y calles de ciudades españolas?

En todo caso, Catalina de Siena es un claro ejemplo de que cuanto más arraigado está uno en Dios, tanto mejor apóstol es. Una cosa lleva a la otra, pues la oración no es nunca una evasión de nuestras responsabilidades terrenas, ni la mística un olvido de las necesidades de la tierra. Al contrario, la contemplación de las cosas divinas nos lleva a una visión afinada de las miserias y dolores de los hombres. La unión con Dios muestra su autenticidad en el servicio al prójimo. Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables y el uno es la mejor prueba del otro.

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maría
28 de abril de 2013 a las 03:03

Nada se improvisa en la vida de un hombre. El ser humano es siempre hijo de una epoca y un ambiente, como lo són los árboles y las plantas. Un abeto no crece en la selvas tropicalesni un ceibo en las cumbres nevadas. Si en la cadena de las generaciones surge un alto exponente humano, no brota de improvisto como los hongos en las montañas. Nuestra alma es recreada a imagen y semejanza de los ideales que gavitan a nuestro alrededor y nuestras raíces se alimentan, como por osmosis y sin darnos cuenta, de la atmósfera de ideas que nos envuelve. Y si queremos saber quién es una mujer, miremos a su alrededor. Es lo que llaman entorno vital

Felicidades O.P.
28 de abril de 2013 a las 12:19


Felicidades a toda la Orden Dominicana en la fiesta de Santa Catalina de Siena.Catalina, Hildegarda, Hadewich, Gertrudis....¡ cuanto queda por aprender de estas audaces y valerosas mujeres de la edad media eclesial. No son "antigüallas". Tienen un mensaje necesario para nuestro tiempo. Profecía y mística van íntimamente entrelazadas

Felicidades especialmente a aquellas que como Catalina,una laica de la tercera orden adelantada a su tiempo, alzan la voz sin temor a " meterse en política", como Lucía Caram. Y a tantas laicas dominicas que sin ser tan mediáticas trabajan cada día por el Reino. Mujeres como Catalina de Siena son las que hacen falta en este tiempo de ilusión y esperanza renovadas.

Gracias Fray Martín. Felicidades por la repercusión de su conferencia, por dejarla disponible en video. Predicando a tiempo y a destiempo.

Mostaza
29 de abril de 2013 a las 19:00

El Espíritu Santo da una increible libertad y fuerza de vida a quienes se dejan llevar por él.Catalina es un hermoso testimonio.Y bellas las palabras que le dedica, Fray Martín.

O.N.F.
29 de abril de 2013 a las 22:09

Los cristianos somos responsables de lo que ocurre en la ciudad. En este sentido me parece que Santa Catalina puede ser ejemplo y estímulo. También creo que la santa se sentiría indignada, en nombre de su fe, con los seis millones doscientos mil parados que hay en España y con las políticas que producen sufrimiento en mucha gente trabajadora a las que ahora les niegan el pan y la sal. Nuestros políticos dicen que hay que ser pacientes. Me parece que, en este caso, no diría eso la santa.

Marceliano de Garganta y Sauras de Híjar
30 de abril de 2013 a las 14:22

Hay, fray Martín, una larga tradición dominicana que usted conoce mejor que yo de frailes y monjas "metidas en politica". Pero la Orden, como toda organización en parte humana, ha interpretado a veces erróneamente ese "meterse en política". Y al equivocarse, el daño infligido no ha sido pequeño. Por una razón elemental: se asocia el dominico (y la dominica) a los grandes baluartes de los derechos de los más débiles y se da entonces por supuesto que también en el segundo caso acontece así. Desde santo Tomás hasta Utz o Ramírez, en lo teórico, pasando por Las Casas, Pire o Gafo, en la praxis, hay una trayectoria de cumplimiento evangélico de cuanto hicierais a uno de esos a Mí mo lo hicisteis. Es la política como extensión de la justicia. Acontece, sin embargo, que a veces que la política no es extensión de la justicia, sino yugulación de ésta. Tomemos, por ejemplo, el caso del separatismo en la España actual. Las monjas y frailes, incluidos dominicos y dominicas, que fomentan ese grave atentado no luchan por la justicia, sino contra la justicia. ¿Por qué? Aunque no he visto a ningún dominico afilar la pluma en ese terreno, la razón es palmaria. Con ejemplos por delante. Esa voluntad segregadora se dio en la Padania italiana por las mismas razones (Italia nos roba, el sur vive en la taberna de nosotros, tienen mejor asistencia médica, etcétera) que en nuestro país. ¿Cómo reaccionó la Conferencia Episcopal Italia? Condenando semejante despropósito porque atentaba contra el bien común y la paz. Esa misma condena la refrendó Juan Pablo II tres días más tarde. ¿De quién es esa doctrina? Genuinamente dominicana. Léanse los tratados de regimine principum, por ejemplo. Lo ciderto, fray Martín, es que los dominicos y las dominicas, algunos al menos, parecen desconocer esa doctrina. Comentaba un padre conciliar dominico que pasó por aquí a propósito de cierto abad levantisco: la política en los eclesiásticos es obnubiladora. A menudo va contra la verdad. Contra la justicia.

José Mª Esteve,op
1 de mayo de 2013 a las 15:19


Perdona Martín que me aproveche de tu fantástica exposición sobre Santa Catalina,para decir una palabra del que no aparece ni una palabra en los Evangelios.
Me atrevo a imaginar que si S. José, hubiera sido un su tiempo un "catedrádico" de nivel,los ordenadores de los Tomasinos sacarían humo glosando su figura. Hoy observo que no hablan del obrero que protegió a Jesús,que lo cuido...Al margen de los actos sindicales y políticos que me tienen sin cuidado. José, es la figura del trabajador con sueldo mínimo;del trabajador en paro;del que lucha cada día por sacar su familia adelante:del deshauciado. José representa a las personas que se sacrifican por ayudar a su familia,al vecino pobre que ayuda al parado...al universitario con un gran curriculum y un futuro negro,negrísimo.
Hoy es una fiesta muy séria,muy triste y para pensar.

ma.lourdes e.
1 de mayo de 2013 a las 20:39

Muy interesante su artículo, Santa Catalina de Siena, sabía lo que era y lo que quería y no dudaba para realizarlo. Le debemos muchísimas cosas, este día es día de fiesta y alegría porque nos recordó el camino que debemos seguir. Fuera tristezas.

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