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Las tonterías piadosas son más tontas
8 comentariosEntre las muchas tonterías que se escriben, dicen y hacen, las piadosas son más tontas.
Leí hace tiempo: “María creyó en el Dios de lo imposible. ¿Es que Dios puede ser distinto al Dios de lo imposible”. Como frase no está mal. Pero no hay que confundir el “no hay nada imposible para Dios” con “el Dios de lo imposible”. ¿Qué clase de Dios es ese? ¿Uno que resuelve la cuadratura del circulo? Ese Dios no existe. Ya decía Tomás de Aquino que no se trata de que Dios no pueda, sino de que hay cosas que no pueden ser hechas. ¿O cuando hablamos del Dios de lo imposible pensamos en un Dios que resucita muertos? Entonces no nos expresamos bien, porque la resurrección de los muertos es algo posible.
Dicen algunos: “Celebrar de cara a Dios, o sea, de espaldas”. El gusto estético y litúrgico es libre. Pero si se busca una justificación teológica del gusto hay que ser un poco más serios. Porque ¿dónde se supone que está Dios? ¿No decían los antiguos catecismos que está en todas partes? Está delante, detrás, a la derecha y a la izquierda; en el fondo del abismo y en lo alto del cielo. Y sobre todo está en los hermanos. Mirar a los hermanos a la cara es encontrar el rostro de Dios.
Me cuentan de una persona a la que no le parece suficiente afirmar que en la eucaristía hay una presencia sacramental de Jesús, porque la presencia sacramental le parece menor que la real. Y como en la eucaristía hay presencia real, le parece que uno está más cerca de Jesús cuando más se aproxima físicamente al sagrario. También el prójimo es una presencia sacramental de Cristo, pero apostaría que para esa persona se trata de una presencia no real.
Llegan a mi correo las declaraciones de un sacerdote exorcista que afirma que el aborto atenta contra un dogma fundamental de la fe, el de la Inmaculada Concepción. Dado que Satanás no pudo impedir el nacimiento del hijo de la Virgen Madre, se dedica “a perseguir a sus vivas imágenes, que son todas las mujeres encintas, con el fin de devorar al niño por nacer”, para impedir así que “sean súbditos del Reino de Dios”. A eso se le llama confundir la gimnasia con la magnesia, aunque aquí sería mejor usar otra forma más irreverente para indicar que es mejor evitar ciertas mezclas.