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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

28
Jun
2023

Las dos certezas del orante

6 comentarios
oraciónvidriera

Son dos los convencimientos que deben guiar la plegaria del creyente. Estos convencimientos están muy bien resumidos y relacionados en la primera carta de Juan, aunque es posible encontrarlos en otros escritos del Nuevo Testamento. Dice la primera carta de Juan (5,14-15): “en esto consiste la confianza que tenemos en él: en que, si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que le hayamos pedido”.

Primera certeza: el que ora según la voluntad de Dios está convencido de que Dios le escucha y le concede lo que pide. Una expresión parecida la encontramos en la escena del ciego de nacimiento al que los judíos interrogan sobre la identidad de Jesús, y este les responde: sabemos que Dios escucha al que cumple su voluntad (Jn 9,31). Precisamente para que nuestra oración fuera adecuada, Jesús nos enseñó a orar pidiendo que se haga siempre la voluntad de Dios (Mt 6,10). Si a veces pedimos mal es porque nuestros deseos no se adecúan a la voluntad de Dios (Stg 4,3; Rom 8,26). La encíclica Spe salvi (n. 33) lo dice de esta manera: “En la oración, el hombre ha de aprender qué es lo que verdaderamente puede pedirle a Dios, lo que es digno de Dios. Ha de aprender que no puede rezar contra el otro. Ha de aprender que no puede pedir cosas superficiales y banales que desea en ese momento, la pequeña esperanza equivocada que lo aleja de Dios. Ha de purificar sus deseos y sus esperanzas”.

Segunda certeza: el orante ya ha conseguido lo pedido. Hay una palabra de Jesús que confirma esta convicción de la carta de Juan: “todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido” (Mc 11,24). Parece claro que, si la voluntad de Dios se cumple siempre y nosotros pedimos según esa voluntad, tenemos la certeza de conseguir lo pedido y, en cierto modo, podemos decir que ya lo hemos recibido. La oración anticipa lo pedido, porque en ella el Espíritu Santo, la prenda de la gloria, las arras de la esperanza, viene a nosotros (Lc 11,13). De una u otra forma, en la oración bien hecha, pedimos que el Reino de Dios, o sea, Dios mismo, se haga presente en nuestra vida. Por eso, en la oración se anticipa todo lo que podemos desear. Este convencimiento del creyente, hace que toda oración auténtica sea un motivo de acción de gracias.

Estas dos certezas nos deben mover a purificar nuestra oración. Nunca podemos hacer de la oración un acto mágico, que busca obtener algo mediante el cumplimiento exacto de algún rito, algo así como: “haga esa oración a san Judas Tadeo y pídase la gracia que se desea alcanzar”; o también: “seguro que, si hace esa oración y se la envía a 10 de sus contactos, recibirá el dinero solicitado”. Esas cosas que, a veces se encuentran hasta en los bancos de las Iglesias, no tienen nada que ver con la oración, sino con la delirante imaginación de sus autores o lectores, a no ser que sean todavía algo peor, una auténtica burla a la religión.

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Blanca Boch
28 de junio de 2023 a las 13:17

Yo quiero saber si pedir en la oración a Dios que, me ayude a que se esclarezca la verdad en mi noviazgo para que mi novio vuelva conmigo ya que hubo confusiones con relación a mi función en la iglesia, eso es algo vanal, siempre me he preguntado ¿A qué se refiere cuando dice la voluntad de Dios? ¿En este caso cuál es la voluntad de Dios? Debo seguir orando para que mi novio comprenda mi función en la iglesia o, simplemente lo dejo así que todo se acabe de esa forma sin luchar espiritualmente? Él se separó de mí porque soy Ministra de la comunión y alguien le dio mala información de nuestra función como Ministros en la iglesia. Gracias por este retiro que me muestra lo que es la fe.

Valero
29 de junio de 2023 a las 08:19

Guardo anclado en mi corazón como un clavo bien sujeto, cierta etapa de mi vida en la que el Señor me concedió pedir algo concreto con la certeza y digo certeza, de que Dios me ha había escuchado y ya podía dar por cumplida mi petición, a saber: que naciese en mi esposa el deseo de volver a la iglesia a la que en ese tiempo ella detestaba. Durante meses y en silencio pedí, sabiendo que el Señor me había escuchado y en efecto, meses después ella quiso volver a la iglesia, lo que acabó salvando nuestro matrimonio. Esta confianza y certeza fue un regalo de Dios, una gracia que desde entonces ha sellado en mi corazón la certeza de que si a Dios le pides la vida, Él no te abandona.

MARÍA
29 de junio de 2023 a las 09:11

Qué forma tan directa y clara sobre lo que es la ORACIÓN cristiana. Yo cuando oro bien abro mI corazón a Dios y me presento tal cual estoy. ÉL sabe lo que nevcesito, por encima de mis superficialidades. Esto es un consuelo, no hace falta hablar tanto... me llena el padrenuestro. Gracias, Fr. Martín.

Bruno Ch
29 de junio de 2023 a las 17:58

Hemos conseguido todo porque el Padre nuestro nos conoce y lo hemos recibido todo y más de lo que pedimos… el Reino es para valientes y Jesús nos dice ¡ánimo! Velad y orad para no caer en tentación

Juanjo
30 de junio de 2023 a las 07:06

Me parece, extraordinaria la indicación de la Spe Salvi acerca de que cada persona debe aprender qué se puede pedir a Dios. Parecería lógico que cualquier cosa objetivamente buena y piadosa (una curación, encontrar trabajo, un problema familiar, aprobar un examen, hasta una conversión y acercamiento a Dios de alguien alejado…) sea motivo de petición a Dios. Quizá un problema es pedir creyendo que Dios tiene que hacer algo que muchas veces nos corresponde hacer a nosotros. Pero más problema me parece quien piensa que cuando una oración de petición no se cumple (y ocurre muchas veces) se llega a la conclusión de que “bueno, pues no sería la voluntad de Dios”. Yo pienso y me reafirmo (ya que he tenido problemas al manifestarlo) que la voluntad de Dios no es que haya enfermos, ni sufrimiento, ni parados, ni pobreza, ni alejados de él, etc. Otra cosa quizá es que si a uno le toca vivir esa situación “acepte” la situación en paz, pero siempre luchando contra todo mal, con todas sus fuerzas, sintiéndose amado y apoyado por Dios, que es capaz de actuar pero desde dentro de cada uno. No como la mágica causa segunda que resulta más cómoda de conseguir a través de una oración.

Valero
2 de julio de 2023 a las 08:08

Los caminos de Dios, no son nuestros caminos porque Dios escribe recto con renglones torcidos, su lógica es al mismo tiempo inaccesible a nuestro entendimiento y sin embargo cercana y de una sencillez pasmosa: Todo en él es bondad, todo es para nuestro bien porque Dios es amor. Esa es la única certeza que los creyentes tenemos de nuestro Padre y desde esa confianza hemos de orar y pedir.

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