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La Resurrección y la Vida
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A la salida de la Iglesia altos cargos del partido al que pertenecía Isaías portaban el féretro, en cuya cubierta estaba una imagen de Cristo crucificado bien visible. Eso significa que la familia más directa, o al menos parte de ella, eran buenos cristianos. De hecho, la madre frecuentaba la parroquia. ¿Tenía algún significado esta imagen del Crucificado-Resucitado para los portadores del féretro? No lo sé. Deseo que sí. En todo caso ahí está la foto. Quizás viéndola, algunos de los portadores y algunos de los no portadores, pensarán en Aquel que en ella destacaba. Sí, ese, al que también asesinaron, y que es la resurrección y la vida. Ese que, al decir del Obispo presidente de la Eucaristía, recordando los vinos de Zamora que Isaías tomaba con sus amigos en las noches de verano, ha preparado para él, y también prepara para cada uno de nosotros un Gran Reserva Especial Único, para que lo bebamos junto a su Hijo, y junto a los nuestros, en el banquete de la vida eterna. Recordando el trabajo de Isaías, y desde la fe en esa misma vida eterna, alguien me dice que a partir de ahora será un trabajador eterno en las autopistas del infinito. Ojalá su trabajo nos lleve a todos por caminos de concordia, respeto y convivencia.
En este día en el que muchos van a tener su mente en el ganar o en el perder, en el poder en definitiva, y dado el nivel de conciencia que en muchos ambientes se manifiesta, bastante bajo en mi opinión, me parece oportuno recordar esta barca de madera con la imagen del Crucificado-Resucitado. De las lanzas, podaderas, dice el profeta Isaías.