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La renovación no llegará de la Jerarquía
2 comentariosLa presencia del P. Adolfo Nicolás en España sigue produciendo titulares de prensa. El País de ayer titula: “la renovación del catolicismo no llegará de la Jerarquía”. Si leen la entrevista se darán cuenta de que el P. Nicolás no ha dicho exactamente eso, sino: “la renovación del catolicismo no llegará necesariamente de la jerarquía”. Es una cuestión de matiz, pero los matices son importantes. Según el Superior de los jesuitas la Iglesia se ha renovado siempre gracias a grupos carismáticos. Eso es tanto como decir que la Iglesia se renueva gracias a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu que actúa donde menos se le espera, también fuera de la Iglesia, y que actúa de forma sorprendente, a veces utilizando la mano zurda. También advierte el P. Nicolás que “toda visión carismática, profética, es susceptible de ser manipulada”. Cierto, de ahí la necesidad de un buen discernimiento de espíritus. Discernimiento que requiere paciencia, dar tiempo para ver con más claridad los frutos del Espíritu. Las prisas son malas consejeras. A veces condenamos las nuevas realidades que van surgiendo sin dejar que se exprese más claramente la obra del Espíritu.
De las declaraciones del P. Nicolás me interesa subrayar obra cosa. Según él “hemos perdido la capacidad de escuchar preguntas nuevas. Seguimos oyendo las palabras, pero hemos perdido la capacidad de oír la música”. Me siento en comunión con el jesuita. Demasiadas veces hemos condenado a los jóvenes y, en general, a la sensibilidad moderna, sin preguntarnos qué hay debajo de sus reacciones desconcertantes. Si sabemos oír la música más allá de las palabras podremos ofrecer respuesta a tantas palabras que no nos gustan, pero que denotan un verdadero problema que necesita ser iluminado por el Evangelio. Eso sí, no olvidemos que el comprender un problema no significa que nuestra respuesta vaya a ser aceptada. Pero sin comprenderlo es seguro que no podrá serlo porque será una respuesta sin sentido.