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La Iglesia, perfecta tiranía, según Presidente de Nicaragua
3 comentariosUnas declaraciones de Daniel Ortega, en las que acusa a la Iglesia de ser una tiranía y dictadura perfecta, me han recordado una pregunta que Stalin formuló al ministro de asuntos exteriores de Francia, Pierre Laval: “¿cuántas divisiones tiene el Papa?”. Daniel Ortega, disgustado por la postura crítica de algunos Obispos nicaragüenses con su gobierno, ha dicho que la Iglesia no puede dar lecciones de democracia, y ha formulado otra pregunta parecida a la Stalin, que parecen decir mucho y, en realidad, no dicen nada y sólo retratan la pobreza de argumentos de quienes las formulan.
He aquí la gran pregunta de Daniel Ortega: “¿quién elige a los curas, a los obispos, quién elige al papá, a los cardenales, cuántos votos, quién se los da? Si van a ser democráticos que empiecen por elegir con el voto de los católicos al papa, a los cardenales, a los obispos, con el voto de la población que elijan a los sacerdotes de cada comunidad. Es una dictadura, la dictadura perfecta, es una tiranía, la tiranía perfecta”. No sé si hace falta explicar que la Iglesia no es una democracia, precisamente porque no es una institución política. Eso sí, en la Iglesia se entra y se sale con toda libertad, porque las puertas siempre están abiertas.
Stalin y Ortega en un plano radical, otros políticos en tono más normal, y bastantes personas, ven y juzgan a la Iglesia Católica en términos exclusivamente políticos. Sin duda, muchas posiciones eclesiales tienen repercusiones políticas. Cuando la Iglesia se pronuncia a favor de la vida, su posición es una crítica implícita y, a veces, explícita, a las leyes que favorecen una cultura de la muerte. Lo mismo ocurría con Jesús: cuando proclamaba bienaventurados a los pobres y “malditos” a los ricos, eso no debía hacer ninguna gracia a los ricos, aunque sin duda debía consolar a los pobres.
No es extraño que algunos políticos vean en el Papa o en los Obispos de su país a los representantes de una potencia hostil y poderosa, que pretende hostigar al gobierno. En el caso de Daniel Ortega es claro: acusa a los obispos de atentar contra su vida. Los ha llamado “banda de asesinos”, tras denunciar que durante las protestas del año 2018 “algunos obispos estaban llamando a la gente a que me metieran plomo, que qué esperaban para matarme”.
En la Iglesia se han cometido pecados, en más de una ocasión alguno de sus representantes no ha guardado la debida prudencia en sus actuaciones o declaraciones. Pero eso no es motivo para hacer descalificaciones globales y no reconocer el carácter eminentemente religioso de la Iglesia. La Iglesia solo busca ser fiel al Evangelio de Jesús, conducir a las personas a Dios, y trabajar por la paz y el entendimiento entre pueblos y personas. Si alguna vez olvida su misión y cae en la tentación del poder, del dinero o del sexo, entonces ella es la primera que se autocritica. Ya me gustaría a mi que en las instancias políticas hubiera tanta capacidad de autocrítica como en las religiosas.