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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
Feb
2008

La Iglesia es el Pueblo de Dios

3 comentarios

Alguna vez, estando hablando de un determinado tema, alguien me ha preguntado: ¿y de eso qué piensa la Iglesia? La pregunta parece muy concreta. Pero suele esconder presupuestos que hacen que esté mal formulada.

Hay quien cuando habla de la Iglesia piensa en la jerarquía. Este insuficiente pensamiento se refuerza cuando se distingue Iglesia de Pueblo de Dios. La Iglesia serían los obispos y el Pueblo de Dios el resto de los fieles cristianos. Resulta entonces que “la Iglesia dice” y “el pueblo escucha” y, sobre todo, obedece. Pero la Iglesia es el Pueblo de Dios. En ella hay distintas funciones, carismas, ministerios. Todos son necesarios. Ninguno está por encima. Todos están dentro. La mejor imagen de la Iglesia no es la de un teatro, en la que hay una presidencia destacada y separada. Es la de una mesa, en la que todos se escuchan y todos se quieren. O la de un círculo, en donde todos se miran y se sienten iguales. Y si en esta mesa o en este círculo hay funciones de gobierno, este gobierno se ejerce desde el amor. “Yo estoy en medio de vosotros como un diácono (como el que sirve)”, dijo Jesús a sus discípulos. En medio sí, porque así llega mejor a todos. Por tanto, la pregunta sobre el qué piensa la Iglesia de un determinado tema pudiera tener una respuesta plural: depende de a qué cristiano o grupo de creyentes se refiera usted.

Tampoco está de más aclarar que, cuando se pregunta por lo que dicen los obispos, no siempre coinciden sus opiniones. Más aún, es posible que sobre algún tema no tengan opinión. La jerarquía no tiene respuestas para todo. Es bueno, como siempre, recordar al Concilio: No piensen los laicos que sus pastores están siempre en condiciones de poderles dar inmediatamente solución concreta en todas las cuestiones, aun graves, que surjan. No es ésta su misión. Más aún: sucede en ocasiones que la misma concepción cristiana de la vida puede conducir a soluciones divergentes (Gaudium et Spes, 43).

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Makarios
29 de febrero de 2008 a las 20:18

Bueno, puede que la Iglesia sea el cuerpo formado por los bautizados que seguimos a Xto., pero yo, como laico, cada vez me siento más oveja, literalmente entendido el sustantivo, que como miembro racional de la Iglesia.
En esta iglesia, creo que a los laicos solamente nos quedan dos opciones: a) oir, ver y callar, o b) oir, ver poco, y balar cuando manden, con los balidos normativizados que manden.
Después del Concilio Vaticano II, ¡Que joven era entonces!, creí que efectivamente, empezábamos a ser Iglesia; ahora no estoy muy seguro.
No me gusta ser pesimista, pero cada vez que se aprueba algo para aumentar la importancia de los laicos, lo que se legisla realmente es una prevenda más para la jerarquía y una servidumbre más para los laicos, que cada vez más desilusionados no sabemos si seguir o borrarnos.
Con frecuencia siento que Cristo está secuestrado en una jaula de oro, pero secuestrado.
Me gustaría estar totalmente equivocado.
Un abrazo

Natalia Higueros
6 de noviembre de 2023 a las 02:28

Considero que cuando se habla de Pueblo de Dios, engloba al laico y a la jerarquía; lo que sí es bien cierto, es que los laicos hemos tenido la culpa al entronizar a la jerarquía y saturar de ritos los momentos más importantes de la Liturgia, olvidándonos de la esencia de la Buena Nueva. El sínodo que estamos viviendo es una esperanza para volve a la Iglesia misterio o primitiva. Bendiciones

Valero
6 de noviembre de 2023 a las 08:32

Incluso entre los mismo católicos se da muchas veces esta confusión y hablan de la iglesia como si fuese un aparato, una estructura de gobierno distanciada de ellos. La iglesia somos todos, es un cuerpo y Cristo es la cabeza. Como bien dice Martín hay distintos carismas todos ellos necesarios, pero mal empezamos si los mismo fieles pensamos en la iglesia como en una estructura ajena a nuestro día a día. Es cierto que durante un tiempo se ha dado excesivo protagonismo al clero y los obispos, pero desde el Concilio Vaticano II los padres conciliares dejaron bien claro que la iglesia es ante todo el pueblo de Dios.

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