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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

5
Jun
2011

Jóvenes indignados y jóvenes encantados

4 comentarios

En agosto se celebrará la Jornada Mundial de la Juventud, con la presencia de Benedicto XVI. Allí habrá muchos jóvenes, acompañados de otras personas no tan jóvenes, del mismo modo que hubo muchos jóvenes acompañados de personas no tan jóvenes en las acampadas del mes de mayo. No sería justo contraponer estos dos movimientos y menos aún decir que en mayo estaban acampados jóvenes indignados y en agosto estarán aplaudiendo jóvenes encantados. Entre otras cosas porque posiblemente algunos de los acampados en mayo se encontrarán en Madrid en agosto. No muchos quizás, pero alguno sí. Las personas tenemos muchas vertientes y pertenencias. Cuando se nos encasilla en una sola, no se nos hace justicia. Es posible que en Madrid los actos estén capitalizados por grupos que busquen, ante todo, manifestar su fidelidad al Papa y las acampadas de mayo estuvieran capitalizadas por grupos que querían que quedase claro su rechazo a una manera de hacer política. En todo caso, y más allá de la Jornada Mundial de la Juventud que, como es comprensible, requiere cauces y programa, sería bueno que dentro de la Iglesia se buscase no sólo el aplauso, sino la voz espontánea, libre y no programada de los católicos, jóvenes y no jóvenes,

¿Significa eso que en política es posible ser contestatario y en la Iglesia se pide sumisión? De ninguna manera. Hay en política jóvenes conservadores, con poco espíritu crítico, que se dedican a aplaudir a los líderes en los que ven representada su ideología, y a rechazar, a veces con malos modos, a aquellos con los que no simpatizan. Entre los cristianos hay jóvenes más callados y conformistas, y otros más inquietos y críticos. Todos caben en la Iglesia. Hay que dejar claro que ser cristiano no se identifica con un determinado talante, o una ideología política. Más aún: que en la Iglesia se favorece el mutuo respeto, la mutua escucha y la mutua comprensión. También hay que dejar claro que el evangelio se puede vivir de forma tranquila y con un talante conservador, pero no se puede vivir a base de ignorar las muchas injusticias de nuestro mundo. Hay muchas maneras de reaccionar ante la injusticia, pero la pasividad, el conformismo, la resignación, y no digamos la justificación de la injusticia, sí son incompatibles con el evangelio. Jesús nos llama a tomar partido a favor del bien y a luchar con todas nuestras fuerzas contra el mal. La acogida del Evangelio no nos hace sumisos, sino lúcidos.

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Bernardo
6 de junio de 2011 a las 10:55

Con todas las limitaciones que tiene este movimiento de los "indignados", hubiera sido de desear una palabra de acogida o de respeto por parte de la oficialidad eclesial española. Como dices, algunos jóvenes cristianos hay entre ellos, pero no están como tales y eso es lo que no le gusta a la oficialidad. Ellos quisieran jóvenes identificados como cristianos. Hemos vuelto a los tiempos del amarillismo y a la presencia nominal para defender intereses propios. El Evangelio de Jesús no tiene más bandera que la defensa de la justicia y la acción misericordiosa, si eso se vive en las acampadas del 15-M de alguna manera, los cristianos deberíamos estar allí. Dudo mucho que en agosto se viva algo de esto en Madrid. Demasiado almíbar, demasiado aplauso y sumisión y ningún espíritu crítico. ¿Cómo se puede reunir a tantos jóvenes con el auspicio de El Corte Inglés, Iberdrola o Bankia y llamarle a eso "cristiano"?

javier langarita
6 de junio de 2011 a las 14:21

Totalmente de acuerdo Martín. En la iglesia también necesitamos algunas dosis de "indignación". Estableciendo una analogía, algo asimétrica, quizás la iglesia-institución no nos representa a muchos y, lo que es peor y me duele, en ocasiones ¿representa a Jesucristo hoy?. Yo creo que la iglesia-comunidad en general sí. Pero a la oficial, le ha pasado lo que a los politicos oficiales: se han acomodado, su acción es la reacción, cierto amurallamiento. Y la distancia con los fieles es muy grande, produciendose una de las mayores herejías : la herejia emocional. El desafecto y la indiferencia. Igual nos vendría bien también una primavera eclesial que pida: IGLESIA REAL YA!

Ugarte
7 de junio de 2011 a las 20:27

No entiendo bien, y quisiera hacerlo.
No entiendo qué se quiere decir con eso de "iglesia oficial", "iglesia-institución"
¡YO SOY IGLESIA! Y por cierto, me parece muy rebien lo del 15-M; si pudiera estaría allí, pero aún no no me he enterado cuáles son los asuntos que aprueban a mano alzada, que ya deben ser una montonada y qué van a hacer con el manojo.
Vivo en una jovencísima diócesis vital y alegre.
¿Por qué tendríamos que estar en las acampadas "como cristianos" y no mezclados, sin más con los ciudadanos.
A veces se achaca a la iglesia meterse en política; otras que no es suficienemente arrojada,¡uff!, no sé, no sé.
Son tiempos harto complicados para esta santa Madre que parece no dar nunca gusto a sus hijos.
Conozco a muchos de los jóvenes que va a ir con sus parroquias, a familias que van a acoger en sus casas a los que vienen a mujeres que trabajan en ornamenteos, conozco...y de almibar poco; sí mucho amor y compromiso.Y sacrificio.
No sé, no sé, quisiera entender a unos y a otros... pero me pierdo.

Lo cierto es que Jesús dijo que al cesar tal y a Dios cual.

valenciano cristiano
8 de junio de 2011 a las 17:06

En la Iglesia también hay jóvenes que se creen que la fidelidad a la Iglesia nace primero de la Iglesia a los cristianos que de los cristianos a la IGlesia. Y esto se debe no a que hagan política de los medios sino que viven la filiación de la maternidad eclesial, de los que saben que en su Madre la Iglesia sólo se les da a Cristo y no otros ideología y políticas disfrazadas o escondidad de aquello que no es Cristo. Gracias a Dios y la Iglesia soy cristiano, y no me averguenzo de serlo. Y lo soy con los que son Hijos de la Iglesia, y se les nota en medio de la calle, porque son cristianos de cuerpo enterno, sin dejar por ello de ser como Cristo, amigos y hermanos. Habría que plantearse en qué IGlesia creen esos indignados que irán a la JMJ.

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