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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Dic
2009

Inmaculada, por lo menos una

9 comentarios

Resulta estimulante hacer una lectura del dogma de la Inmaculada Concepción de María a la luz de una nueva comprensión de la transmisión del pecado original. Pues el pecado original no se transmite como si fuera una especie de ADN. El seno de María era genéticamente igual con o sin pecado original. No podía “manchar” a Jesús. El verdadero influjo de unos sobre otros es de tipo cultural y espiritual. Así como la gracia de Cristo no se transmite físicamente, tampoco se transmite así la influencia del pecado. Por otra parte, nuestra humanidad tiene no solo influencias pecaminosas, sino sobre todo influencias positivas, divinas, gracias a Cristo. La humanidad no solo vive una historia de pecado, sino una historia de salvación. María sería el modelo acabado de una humanidad capaz de dar una respuesta positiva al amor de Dios y, en este sentido, la cúspide de una humanidad que se trasciende a sí misma por gracia de Dios.

En María se realiza la más alta posibilidad humana: acoger a Dios. Se convierte así en modelo de creyente. Ella es la que pone todo su ser al servicio de una vida divina que no le pertenece. María estaba preparada “de entrada” para esta acogida, a la que todos podemos acceder por el bautismo. Si esta historia no es solo historia de perdición, sino sobre todo historia de salvación, es lógico que en ella haya modelos de la perfecta realización de esta historia salvífica que Dios quiere hacer con cada ser humano. María es uno de estos modelos, no necesariamente el único.

Los que piensen que esta comprensión desvaloriza a María, porque supuestamente así dejaría de ser privilegiada, tienen una estrecha comprensión de lo que son los privilegios de Dios y un pobre concepto del amor de María a sus hermanos los hombres. La gracia de Dios no solo no empequeñece cuando se universaliza, sino que entonces adquiere su verdadero carácter de gracia: un regalo no deja de ser menos regalo porque sean muchos sus beneficiarios. Y la Virgen no está celosa de ninguno de sus dones; al contrario, se alegra de que muchos puedan compartirlos.

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Milón
7 de diciembre de 2009 a las 01:52

Aquí se dice mucho; es una visión sugerente y "transgresora"; por cierto, también, la misma lógica es aplicable al último dogma mariano. Lo reposaré e intentaré entrar en liza. De momento me ilustraré con los inteligentes comentarios de los blogeros, porque este tema no suele dejar indiferente y menos en la clave que tú lo expresas. Hoy has combinado brillantez y valentía, binomio explosivo. Gracias.

adopción inmaculada. El resto.
7 de diciembre de 2009 a las 10:20

Gracias Martín Gelabert por acercarnos el dogma de la Inmaculada Concepción desde el misterio de la Encarnación. Acercarnos a María de Nazaret desde su Fiat, ella mujer que nació bajo la Ley veterotestamentaria, aceptó ser receptáculo de la Buena Nueva. Y fué evolucionando en el crecimiento de Sabiduría del Hijo que le señala en la Bodas de Caná que aún no había llegado su tiempo, y le llama mujer, siendo su madre. Porque el proyecto de Amor de Dios establece nuevos vínculos familiares.

María de Nazaret fué la kekaritoméne, la llena de Gracia. Nosotros por el Bautismo estamos llamados a ser Alabanza de Gloria. Nos vamos llenando de Gracia, en un presente continuo, en el que el Verbo nace a cada instante en nuestro interior ( Meister Eckhart).

Como María lo fué por Gracia desde el principio, nosotros somos de naturaleza divina por adopción desde nuestro Bautismo. Y lo con-celebramos con María,Madre y Hermana, plenitud de la Gracia, en la fiesta de la Concepción Inmaculada. Somos bienaventurados, concebidos- en-Gracia Divina. Felicidades.

Un lector
7 de diciembre de 2009 a las 14:44

Querido P. Martín. Acabo de leer detenidamente, y varias veces, la reflexión que nos ofrece sobre la Fiesta de mañana. Lamento decirle que me quedo sin entender en qué consiste la Inmaculada Concepción de María. ¿Sería tan amable de explicarlo mejor en un lenguaje más claro? Un lector

Isabel
7 de diciembre de 2009 a las 17:30

"El Dios infinito toma proporciones humanas cuando decide intervenir en el mundo de los hombres.Su Palabra debe abreviarse sin que por eso disminuya.Los escritores judios y de la antigüedad cristiana se complacen en destacar la condescendencia de Dios,su pedagogía,la manera cómo se adapta a nuestra naturaleza.Un comentario judío a Ex 25,22,dice asi:
Un samaritano dijo a R.Méir:¿Cómo es posible que Aquel del que está escrito:¿los cielos y la tierra no los lleno yo?(Jer 23,24)haya hablado a Moises entre las dos barras del arca?-Traeme un gran espejo,le dijo.Lo trajo-Mira tu retrato.Era grande-Traeme ahora un espejo pequeño.Lo trajo.-Mira tu retrato.Era pequeño.Méir replicó:Si tú,que eres carne y sangre,puedes cambiarte como quieres,con cuánta mas razón podrá Aquel que por su Palabra ha creado el mundo.Asi,cuando El lo desea,llena el cielo y la tierra y,cuando lo desea,habla a Moisés entre las dos barras del arca" .Martin Gelabert,en su libro:La revelación,acontecimiento fundamental,contextual y creible.pg.73

Oscar
7 de diciembre de 2009 a las 17:38

Me ha gustado mucho su reflexión. Ma parece que puede relacionarse con lo que dice la segunda lectura de la Misa de la Inmaculada: "Dios nos eligió en la persona de Cristo para que fuésemos santos e inmaculados ante él por el amor. Nos ha destinado a ser sus hijos para que la gloria de su gracia que tan generosamente nos ha concedido redunde en alabanza suya. A eso éstábamos destinados y así seremos alabnaza de su gloria"

Bernardo
7 de diciembre de 2009 a las 20:18

Como tú lo expresas es, no sólo inteligible, sino que es salvífico el dogma, como deberían serlo todos en todo momento, porque para eso están, para la salvación. El problema, querido Martín, es que no es así como se expresa ni se entiende en el 99% de los creyentes ni de los no creyentes. Incluso las altas instancias eclesiásticas lo entienden de manera muy física y no tan espiritual. No entienden que la inmaculada concepción es otra manera de hablar de la encarnación del Verbo que es quien nos salva. Cualquier dogma mariano es una explanación de los dogmas cristológicos. Creo que se cierra la virtualidad salvífica del dogma cuando se lo reduce a un marco categorial fisicista de origen neoplatónico y con base aristotélica. Hoy ni Platón ni Aristóteles tienen nada que decir al mundo moderno, tampoco las reflexiones que se hagan desde ellos en la fe. El platognosticismo está destruyendo desde dentro la propia fe.

su chico
7 de diciembre de 2009 a las 21:34

Les dejo ahí una reflexión a las lecturas de la Solemnidad de la Inmaculada.
Espero que sea pertinente

La Palabra nos hablará hoy de virginidad y de desnudez.

De la fecunda virginidad de María; y del vergonzoso pudor de Eva y Adán.

Oiremos cómo la humilde desnudez de María encuentra gracia ante Dios y le permite contestar: “He aquí la esclava del Señor”.
Y, también, la arrogancia de las virginidades perdidas de todos aquellos que revestidos de vanidad proclaman ser sus propios creadores, muy “dueños de sí mismos”.

Pero sobre todo, se nos hablará de esperanza: del alumbramiento de un precioso Niño que devolverá la virginal desnudez a nuestros corazones.

Milón
7 de diciembre de 2009 a las 22:50

Tu lectura "no exclusivista " de la Inmaculada encaja bien con la conocida clasificación jerárquica que el ahora cardenal W. Kasper hace a propósito de las verdades de fe. Éstas son de "fin" (apuntan al núcleo y, por ende, al Dios trinitario), "de medio" (sobre los medios salvíficos y en ellos, La Iglesia y los sacramentos)y "verdades tipológicas o paradigmáticas", principalmente los dogmas marianos. Estos últimos son expresión ejemplar, simbólica, modélica de otras verdades; quizá, en nuestro caso, de una humanidad capaz de "trscenderse a sí misma por gracia de Dios". Con otras palabras, en María se proyectaría lo que Dios quiere para todos.Por otra parte, bien es sabido que la historia de la Teología nos ofrece un elenco de teólogos más bien "conservadores" que han defendido la hipótesis de la ausencia de pecado original en san Juan Bautista, san José o san Juan Evangelista. Así pues, provocativo sí, heterodoxo, a despecho de algún lector, no. ¡Eso es hacs hacer Teologia!

decir tu nombre María
8 de diciembre de 2009 a las 12:36

DECIR TU NOMBRE, MARÍA

Decir tu nombre, María,
es decir que la Pobreza
compra los ojos de Dios.

Decir tu nombre, María,
es decir que la Promesa
sabe a leche de mujer.

Decir tu nombre, María,
es decir que nuestra carne
viste el silencio del Verbo.

Decir tu nombre, María,
es decir que el Reino viene
caminando con la Historia.

Decir tu nombre, María,
es decir junto a la Cruz
y en las llamas del Espíritu.

Decir tu nombre, María,
es decir que todo nombre
puede estar lleno de Gracia.

Decir tu nombre, María,
es decir que toda suerte
puede ser también Su Pascua.

Decir tu nombre, María,
es decirte toda Suya,
Causa de Nuestra Alegría.

Pedro Casaldáliga, CMF

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