Jun
Historia y Fe
2 comentariosMe refería en mi artículo anterior a la necesidad de una buena información y una buena formación para tener buenos criterios. Pues bien, los lectores del libro de J.A. Pagola harán bien en estar informados de la Nota que acaba de emitir la Comisión Episcopal de la doctrina de la Fe. En la parte final de la nota se reconocen aspectos positivos en el escrito de Pagola, aunque la globalidad de la nota busca clarificar las deficiencias metodológicas y doctrinales que, a juicio de sus redactores, contiene el libro.
La cuestión de fondo del debate es, a mi entender, la relación entre historia y fe. La fe cristiana parte de un acontecimiento histórico, a saber, la obra, la palabra, la vida toda, la muerte y la resurrección de Jesús. En esta historia se revela Dios mismo y sólo mirando a esta historia conocemos al Dios que se revela en Jesús. Pero esta historia sólo se comprende en toda su verdad desde la confesión de Jesús como el Hijo. Jesús, el hombre de Nazaret martirizado en Jerusalén, es el Cristo, el Ungido, el Mesías, el Enviado de Dios. Por eso, los cristianos unimos un calificativo (Cristo) a un nombre (Jesús) para formar un “nombre nuevo” (Jesucristo), en el que se unen la fe y la historia. Una lectura histórica de Jesús que prescinde de la fe, o dicho de otro modo, una historia de Jesús no leída según el Espíritu, no es reveladora. Este es el límite de los estudios sobre el Jesús histórico. Los estudios sobre el Jesús histórico tienen una relevancia teológica fundamental, son absolutamente necesarios, pero con ellos solos no se sostiene la fe. Esta me parece que es una de las claves del debate.