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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

27
Jun
2009

Hacerse entender, intentar entender

7 comentarios

Si no nos hacemos entender, no habrá modo de que el Evangelio pueda llegar. Pero si no intentamos entender al otro, no habrá modo de que el otro pueda entendernos. Porque cada uno entiende desde la posición en la que se encuentra. De ahí la necesidad de conocer al otro, sus modos de pensar, sus motivos, su universo cultural, si queremos hacernos entender por él.

Esto, que a niveles de principio, parece tan claro, no lo es tanto cuando se desciende al terreno de lo moral. En este terreno hay asuntos bastante claros para toda persona razonable y no digamos cristiana: el aborto es un crimen. Pero hay otros que no lo son tanto: determinadas manipulaciones genéticas, modos de entender la familia, la educación, los inicios y el fin de la vida, no siempre son compartidos por otras personas amantes de la vida, de la familia y de la buena educación. Ocurre que en estos y otros temas es grande la tendencia a hacer afirmaciones tajantes. Cuando uno está convencido de algo, todo le parece claro, y cualquier posición contraria le parece condenable. Así imposibilitamos el diálogo y, lo que es peor, damos la sensación de estar permanentemente condenando al otro.

Antes de descalificar hay que intentar comprender. Para ello hay que escuchar, guardar silencio, dejar que el otro se explique. Y cuando ofrecemos nuestra posición hay que hacerlo desde la serenidad, sin beligerancia, con respeto a la posición ajena. Así nos hacemos más creíbles. Personalmente estoy convencido de que argumentar desde la teleología (= meta, finalidad a la que tiende una realidad) es lo más respetuoso con la dignidad humana. Pero incluso los que aceptan este tipo de argumentación no siempre sacan las mismas conclusiones, ya que su análisis de los datos, bien razonado y argumentado, no siempre coincide.

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lola
27 de junio de 2009 a las 15:51

No se trata de condenar a nadie, ya que solo se condenan las intenciones y esas nadie las puede saber
Pero si hay que decir muy claro con palabras y tus obras las cosas, es muy facil relativizar, es muy comodo subirse al barco ...que dificil es vivir

FRAY BENITO,OP
27 de junio de 2009 a las 18:27

Tomo buena nota,para practicarlas, estas dos frases que nos pones "si no intentamos entender al otro no habra modo de que el otro nos entienda". "antes de descalificar hay que intentar comprender" Jesús escucho las escriturasm,pero no fue fiel a como la explicaban los sacerdotes del templo y los sacerdotes no lo entendían,por que no lo escuchaban.¡ Como perder el tiempo,si estaban en posesión de la verdad! (Esa actitud ami me suena mucho) Jesús se relacionaba con gente "rarita" que le escuchaba, y le preguntaba. Eran los bienaventurados. Tenemos que creernos de verdad quienes son los bienaventurados. LA GS 92 nos dice"Unidad en lo necesario,libertad en lo dudoso,caridad en todo" Fray Benito,op.

Anónimo
28 de junio de 2009 a las 00:36

El hombre es tan grande que nos necesitamos todos mutuamente hasta para llegar a entender una chispa de cualquier verdad humana,por eso incluso tendríamos que agradecer al otro el que nos haga partícipe de su punto de vista, porque con ello completa nuestra propia visión de la realidad de la que tratamos, ¿no es eso?.
A veces pienso que al acercarme a los que entienden las cosas de forma distinta, incluso muy distinta a mí, tendría que hacer una especie de "lectio divina": atender a lo que me dice, guardar silencio, reflexionar sobre lo escuchado, aunque sea muy brevemente y si reconozco que no lo entiendo, ¡preguntar!, que así se aprende y además, al otro le das la impresión-verdadera- de que intentas entrar en su visión de las cosas.
Pero sí,reconozco que es dificil porque es muy facil apasionarse cuando de lo que se trata es importante para ti por cualquier motivo. De todos modos simpre cabe rectificar, pedir perdón si te has pasado y volver a intentarlo.
Lo que tú dices, Martín, es importantísimo en el plano de la evangelización, de la inculturación, del estilo que tenemos que asumir quienes que estamos en paises distintos al nuestro.
Si de verdad me interesa que mi hermano conozca a Cristo y creo que yo puedo dárselo a conocer de algún modo, ciertamente antes tengo que conocer a este hermano y aprender-incluso de él mismo- cómo puedo comunicarle la Buena Nueva para que la entienda, según él es, y con la ayuda del Espíritu. Porque yo creo que el Espíritu de la Verdad es el verdadero Maestro; Jesús nos lo dijo: "Ël os lo enseñará todo"...Y ya sabemos que a Dios le encantan las mediaciones; por lo tanto...nos lo enseñara todo, en parte, a través de los demás.
Seguiré pensando en lo que nos dices.
Gracias.

Ugarte
28 de junio de 2009 a las 02:37

El "Anónimo" es Ugarte, olvide firmar,lo siento.

Bernardo
28 de junio de 2009 a las 10:33

Es imprescindible, para entenderse dos seres humnanos, que entre ellos exista lo que Donald Davidson llama "caridad" lingüística, diría yo que comunicacional. Resulta muy curioso que un filósofo como este, de corte postmetafísico, acuda a un término como la caridad para poder fundar el lenguaje entre los hombres, pero es que sin esa caridad que reconoce en el otro algún tipo de bondad en lo que dice, sería imposible entendernos. Como ejemplo podemos ver los extremistas de PSOE y PP: no se entienden porque no quieren entenderse, no hay caridad entre ellos. En mi vida me he encontrado con personas de estas y en mí aceptaban lo que en el "enemigo" no, sencillamente porque en mí sí confiaban, me prestaban "caridad comunicacional".

joan
28 de junio de 2009 a las 13:33


Quizá debamos recordar que todos somos un Otro para los demás. En este tiempo nos interpela un mensaje hecho vida. La información globalizada, incluida la religiosa, facilmente accesible por las nuevas tecnologías, pide que el anuncio de la Buena Nueva, no sea solo de palabra. Hoy interpelan vidas que han encarnado el mensaje, la Buena Nueva. Vidas cristificadas, que sean Buena Nueva. Personas concretas , Esperanza Nueva. Que su mensaje verbal y su vida estén en armonía. Testigos proféticos de la Buena Nueva que transmitan con su propia vida, que lo escrito es posible hacerlo Vida. Que el milagro es posible.
Gracias M. Gelabert. Un saludo

Ugarte
28 de junio de 2009 a las 18:47

¡Es verdad!, yo también soy un "Otro" para los demás, y no solo he de amar para entender, sino hacerme amable para que al otro le sea más fácil entenderme a mí.
Tambien es cierto que "una vida vale por mil palabras..."

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