Jul
Funerales de Estado
2 comentarios¿Qué se entiende, al menos en España, por funeral de Estado? Una celebración de la Eucaristía en la que se ora especialmente por un difunto fallecido recientemente, que ha prestado servicios relevantes al Estado español, o por una o varias personas fallecidas en circunstancias extraordinarias y a las que se quiere rendir un homenaje público, debido al impacto social causado por tales circunstancias. Hay que añadir algo más: esta celebración está solicitada por el Gobierno de la nación y en ella participan autoridades importantes del Estado. Me parece que no me dejo nada. Doy por supuesto que el difunto está bautizado, que no ha renegado públicamente de su fe y que bien él mismo o algunos de sus más cercanos allegados practican, más o menos, la religión católica. Los asistentes es otra cosa: pueden estar allí por motivos muy nobles, pero no necesariamente en razón de su fe. Más aún, en el funeral de Estado los que ocupan los puestos más visibles lo hacen en razón del cargo que ocupan.
Leo que el PSOE pretende que en la nueva Ley de Libertad Religiosa se supriman los funerales de Estado. ¿Qué significa esto? ¿Qué de ahora en adelante el Gobierno ya no va a solicitar tales funerales, ni tampoco van a asistir al posible funeral solicitado por la familia autoridades públicas por el hecho de ocupar un determinado puesto? Si significa esto, no veo motivo alguno para que los creyentes nos molestemos. Lo lógico es que quien promueva la celebración de una Eucaristía lo haga por ser creyente y por motivos que tienen que ver con la fe católica. El Gobierno en cuanto tal no tiene que solicitar Eucaristías. La Eucaristía es un acto eminentemente creyente, en el que participan sobre todo los creyentes, en el que se comparte la fe, se escucha con fe la Palabra de Dios, se recibe el pan de la vida eterna y el cáliz de la salvación, los asistentes se sienten y se saben hermanos, unidos por un mismo Padre, al que invocan desde el fondo de su corazón. Eso también es un funeral. Y cuando lo que quedan claras son otras cosas, y esas que acabo de describir quedan en segundo plano, se desvirtúa el sentido profundo de la celebración. Por eso, y salvo mejor opinión, eso de los funerales de Estado no acaba de sonarme bien. Si en vez de funerales, decimos Eucaristías de Estado, aún suena peor. Antes de enfadarnos por esta propuesta del Partido Socialista deberíamos pensar los motivos del enfado. Y no mezclemos las cosas: ¿qué persecución hay en que las autoridades civiles asistan o no a la Eucaristía, la promuevan o no la promuevan, mientras puedan promoverla y asistir los que libremente lo deseen?