Jul
Funeral por 14 sacerdotes vascos
6 comentarios“Purificando la memoria; sirviendo a la verdad; pidiendo, ofreciendo y acogiendo el perdón, queremos mirar al pasado para aprender a construir un presente y un mañana nuevos”. Con estas palabras termina el mensaje firmado por los Obispos de la diócesis vascas, en el que invitan a un funeral que se celebrará este próximo día 11 en la Catedral de Vitoria, presidido por los cuatro Obispos firmantes, en memoria de los sacerdotes asesinados por los vencedores de la contienda española de 1936-39. La carta recuerda algo que ya sabíamos: que no solo mataron injustamente a religiosas, religiosos, sacerdotes, laicas y laicos cristianos en uno de los bandos, sino en los dos. Ciertamente, más en uno que en otro.
En mi diócesis de origen siempre he oído hablar con normalidad y hasta con simpatía, sin que los ánimos se exalten y sin decir una palabra en contra suya, del último capellán mallorquín asesinado por las tropas de Franco, Jerónimo Alomar Poquet, al que confesó momentos antes de su muerte el jesuita Guillermo Nadal, pariente cercano de Pedro, otro jesuita mallorquín ejecutado en Gandía por los del bando “republicano”.
Con normalidad es como creo que hay tratar la noticia del funeral de Vitoria. No porque el tema tratado sea normal, ya que el mal siempre es oscuro y nunca es lógico ni normal. Solo Dios y el bien son lógicos y son luz. Pero nuestros modos cristianos, cuando hablamos del mal, tienen que ser reflejo del deseo de paz que nos anima y de nuestro compromiso con el bien. En este sentido digo que debemos hablar con normalidad del funeral de Vitoria y reconocer la buena voluntad de los obispos vascos. No me parecería normal mezclar, ni en este caso ni en ninguno, política partidista con religión. Porque este es un cóctel explosivo que nunca ha conducido a nada bueno.