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¿Feliz Navidad? ¡Según y cómo!
5 comentariosEstos días se repite hasta la saciedad, en labios de unos y otros, el estribillo de: ¡Feliz Navidad! De tanto repetirlo se ha convertido en una expresión vulgar y poco significativa. ¿Qué deseamos en realidad? ¿De qué felicidad hablamos? ¿La felicidad que brota del vientre, del buen comer? ¿O la que brota de la bolsa, de la suerte de la lotería que nunca toca, o de los gastos inútiles que siempre hacemos estos días? Dicen que hay crisis. Si uno entra en los grandes comercios, no sé sabe muy bien dónde está la crisis. Y, sin embargo, está. Hay mucha gente que estos días no es feliz, ni estos días ni casi ninguno.
Los que nos deseamos “feliz navidad”, deberíamos preguntarnos cómo se puede ser feliz cuando hay tantos sufrimientos sobre la tierra, cómo se puede reír cuando brotan diariamente tantas lágrimas, cómo se puede mal gastar comida cuando dos terceras partes de la humanidad tienen hambre, cómo se puede hablar de paz cuando sigue habiendo tanta miseria y tantas guerras. Y, sin embargo, sí se puede. Se puede ser feliz cuando como María nos alegramos en Dios nuestro Salvador, ese Dios que levanta del polvo al humillado, dispersa a los soberbios, colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide vacíos.
Dicho de otra forma: sólo podemos alegrarnos si trabajamos por la justicia, la libertad, la fraternidad y la paz, si nos solidarizamos con los hambrientos y necesitados, si vivimos en comunión con los que sufren, si consolamos a los que lloran. Seremos felices si buscamos la felicidad de los demás. Porque sólo el que busca la felicidad de los demás, ese y sólo ese trabaja por su propia felicidad. Por eso a mi me gustaría hoy desear, desde el fondo de mi corazón, una feliz Navidad a todos, un feliz nacimiento. ¡Qué nazca en nosotros un nuevo ser! Así podremos trabajar para que nazca en los que nos rodean una nueva criatura modelada según el Espíritu de Jesús.