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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

9
Feb
2013

Examen de teología de un no creyente

9 comentarios

Muchos lectores saben que he tenido la oportunidad de impartir un curso de teología en La Habana. En mi clase había algunos alumnos y alumnas que no eran creyentes. Copio algunos párrafos del trabajo de final de curso presentado por uno de estos alumnos/as: “Comencé el presente diplomado con la intención de escuchar las doctrinas cristianas de boca de auténticos expertos, pues no soy creyente y es común escuchar personas que quizás tienen mucha fe, pero desconocen bastante de la historia y predicación de su propia Iglesia. Hasta ahora estoy contento/a de los resultados y, esta asignatura en particular (se trata de mi curso sobre Virtudes teologales) es una de las más interesantes, porque se refiere a aquello que “debe ser” el verdadero cristiano (y no sólo a lo que se supone que “debe creer”).

Considero que gran parte de los prejuicios de los no católicos hacia los católicos provienen del divorcio entre lo que debería ser y lo que verdaderamente es y, en este sentido, el tema de la fe, la esperanza y la caridad, representan el meollo de la religión, y su correcto o incorrecto entendimiento ha condicionado la existencia de todos los cristianos. Dada mi forma de pensar, la lectura del libro del profesor y las clases me han aclarado algunas dudas, han subsanado ideas erróneas que tenía y me han dejado muchas preguntas. En muy apretado resumen podría decir que la fe se refiere a la Palabra divina, la esperanza a la Promesa de vida y la caridad al Amor beatificante, gracias al cual los seres humanos podrán vencer las múltiples dificultades que conspirarán para apartarlos del amoroso Creador, la Bienaventuranza definitiva.

En clase quedó explicado por qué llamarlas “un sagrado circuito”, dado que son tres actitudes que se implican, al punto de que San Pablo, por ejemplo, las usa indistintamente cuando quiere enseñar a sus lectores qué deben hacer para salvarse. Y aquí vino una aclaración importante: la “sola fide” suena en la actualidad un poco siniestra y, a veces, es utilizada de modo incorrecto por cierto tipo de creyente. En clase recuerdo que el profesor mencionó a Lutero y al modo en que el Concilio de Trento limitó esa “sola fe” salvífica a “la fe en los dogmas de la Iglesia”, idea que por desgracia he visto reflejada en bastantes cristianos, católicos y no católicos, y de ahí que yo la compartiera. Al imbricarla con las otras virtudes, la idea de cómo Dios dispone nuestra salvación se vuelve mucho más coherente y hermosa, más en consonancia con la predicación de Aquel a quien suele nombrarse Hijo de Dios.

También se habló en clase de la fe “versus” credulidad, otro asunto que se presta a graves confusiones. Ya en el bloque de Teología Fundamental, a mí me resultó novedoso considerar la teología como un estudio racional, pues estaba acostumbrada a considerar la fe religiosa aparejada a la credulidad, con frecuencia de la más boba especie, y es incuestionable que el ser humano, cuando se decide a creer algo, es capaz de creer en cualquier cosa. Estas clases me parece que están viniendo a apoyar un criterio que suelo defender ante los diversos predicadores que en los últimos años están proliferando en Cuba (testigos de Jehová, protestantes de diversas denominaciones y otros), que llevados de su celo misionero suelen pedirme que me “abra a la fe”, entendiendo por ello que realice una “profesión de fe” (no importa si creo o no vitalmente en las palabras que debo repetir y que algunos llevan, a veces, anotadas) y sobre todo “que pida fe a Dios” y “que me esfuerce en creer”, naturalmente lo que ellos me dicen. ¿Puede una fe sincera ir de la mano con la ignorancia?”

Hasta aquí algunos de los primeros párrafos del trabajo de final de curso de una o un ateo que asistió a un curso de teología católica. Sin duda, se puede y debe matizar alguna cosa. El profesor ya puso la nota. ¿Cuál pondrían ustedes?

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Juanjo
10 de febrero de 2013 a las 09:47

Lo primero que me ha venido a la cabeza, sinceramente, es la suerte que han tenido estos alumnos de tropezarse con profesores capaces de hacerles pensar. Capaces de evitar reducir la teología a pura ideología, y depurar la fe del simple fideísmo. Maestros competentes, para ayudar al alumno a que se busquen las razones de la fe, en definitiva a no tener miedo de arriesgarse en busca de la verdad. Han tropezado afortunadamente con un centro de estudios que en vez de aferrarse a seguridades y miedos, a dogmatismos y autoridades, a razones de autoridad y dominio, han incidido sobre la vida del alumno, creyente o no, y de alguna manera le han “tocado el corazón” pero en total coherencia a la razón.
E inmediatamente me traslado a España. Y me vuelve a venir a la cabeza; ¿qué hubiera sido de ellos de ellos en otro ambiente? Lo digo porque “sospecho” (lo digo con toda la cautela del mundo) que hay facultades de teología y facultades de teología. O quizá dentro de estas; Profesores y profesores. Supongo que se entenderá. Pero quizá esto sea ya otro debate.

Maite
10 de febrero de 2013 a las 18:57

¡Sobresaliente!

Elvira
11 de febrero de 2013 a las 10:12

Yo le pondría de nota a los misioneros dominicos que viven allí y se gastan por el anuncio del Evangelio, Matricula de Honor.
Respecto a la alumna/o citado;Se precisa coherencia entre lo que se debe ser y lo que se es. La actitud de no creyente no me parece la más adecuada para aprobar un curso de Teología (entendiendo por Teología:reflexión y cultura de la fe vivida.
Es necesaria una cierta vivencia y experiencia de fe. La religión y sus verdades de fe hay que vivirlas coherentemente. Ahora bien, dado el contexto de Cuba, donde lo más normal es ser no creyente, dada su dictadura comunista. Se le ha de valorar en su contexto. Tal vez sería adecuado introducir a los cubanos no creyentes por medio de unas catequesis básicas sobre el cristianismo y experiencia de fe o vivencia personal de la fe, para posteriormente en un segundo momento reflexionar. ya que no se puede reflexionar bien de lo que uno conoce por lo que le han dicho unos expertos teólogos.

De todas las maneras la nota que usted le haya puesto será la más adecuada.Yo también tengo alumnos que se declaran no creyentes y son de otros paises (emigrantes que viven en España. Entre españoles suele predominar: "creo en Dios pero no en la Iglesia" o cosas similares.

Cordiales saludos desde el I.E.S.

Calimandroco
11 de febrero de 2013 a las 13:13

Si es que, como ha pasado en Cuba, podría pasar en nuestro país...porque hay muchos cristian@s y curas que con su ejemplo y sus palabras pretenden convertir o convencer a la gente. La teología-teoría de nuestra Fe es muy hermosa y coherente, pero, primero convirtámonos nosotros: amándo a los más cercanos, perdonando de corazón, queriéndonos de verdad...y entonces propiciaremos la conversión de los demás o, al menos, que miren al cristianismo como una opción válida. Pero si el que se tiene que convertir es el otro, y no muevo un dedo, no sé qué esperamos....El Reino de Dios empieza en nuestro corazón, no en el de los demás...

Mercedes
11 de febrero de 2013 a las 14:49

Sobresaliente .
Ya quisieramos muchos creyentes razonar de forma parecida ...

todos con Pedro
11 de febrero de 2013 a las 16:58

Si sobresaliente.

Y mil gracias a Benedicto XVI por su pontificado. Nos ha dado muestras de su libertad. Nos deja un magisterio teológico sobresaliente. Me uno a la oración de tantos católicos que en estos momentos tenemos presente al Santo Padre y a la Iglesia. Santo Padre, que disfrute de sus últimos años en oración y vida monástica según su deseo. Todos con Pedro

Miria op
11 de febrero de 2013 a las 18:55

Me recordó el texto del Evangelio, donde la sirio-fenicia deslumbra a Jesús, entendiendo por esto que el "alumno" deslumbra y "enseña" al "maestro".
Benditos hermanos nuestros que van sembrando la luz con sencillez y entrega,desde la competencia profesional y la experiencia de la fe,predicadores de la Gracia. Benditos los corazones que acogen esa luz con la transparencia de la verdad y nos sacuden de la inercia.
Gracias por compartirlo.

Isabel
12 de febrero de 2013 a las 13:29

Y me pregunto: Es que, la Fe que yo recibo,la tengo que adquirir por mi razonamiento; o,porque me es infundida gratuitamente,por mi dedicación diaria, a la oración; al silencio,al servicio al prójimo y, Amor a mi hermano?.

Juan
12 de febrero de 2013 a las 16:29

Parece que existen dos tipos de no-creyentes y dos tipos de creyentes: aquellos no-creyentes que rechazan toda idea de Dios, como "boberías" de los católicos-cristianos, y aquellos otros como los alumnos de fray Martín que lo racionalizan todo:
de estos, creo yo, tenemos que aprender mucho los que recibimos la fe y la vamos vegetando. Sí, bendito sean los buenos profesores, y bendito sean los buenos creyentes que reciben la fe y la razonan.

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