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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

12
Abr
2012

Ética y religión, distintas pero no distantes

8 comentarios

El relato del juicio final de Mt 25,31-46, deja muy claro lo que Dios tendrá en cuenta para dejarnos entrar en su Reino. No será la religiosidad ni la piedad, sino el comportamiento que cada cual tuvo con sus semejantes, especialmente con los más necesitados, los que pasan hambre, los enfermos, los extranjeros, los que están en la cárcel. Los que en este mundo les auxiliaron y acogieron, serán aprobados por Dios, sin que importe si tenían o no tenían creencias religiosas, si eran personas piadosas, y otras cosas parecidas. He comprobado que esta lectura plantea dificultades a algunas buenas personas practicantes y religiosas, porque se preguntan: ¿entonces para que sirve rezar? Si lo que importa es el comportamiento con el prójimo, parece que Dios sobra y que no es necesario dar testimonio de nuestra fe en Jesucristo. Con esta lectura del texto de Mateo reducimos el cristianismo a una ética.

Estoy de acuerdo con que la religión no se reduce a una ética. Pero el texto de Mt 25,31 ss., dice lo que muchos temen que diga. Surge entonces la pregunta de para qué sirve la religión y cuáles son sus beneficios. Algunos responden que necesitamos la religión para saber cuál es la voluntad de Dios. Pero se puede cumplir la voluntad de Dios sin ser una persona religiosa y sin saber que esa es la voluntad de Dios. En el juicio final los que ayudaron al prójimo no sabían en realidad el alcance del bien que habían hecho. Otros dicen que el diablo es muy tramposo y ponen como ejemplo que se puede ser un hipócrita redomado y trabajar en una ONG en pro de los demás, y que este trabajo no hace a uno cristiano. Pero ya Jesús dijo que, suponiendo que él expulsase demonios en nombre de Satanás, entonces eso significaría que Satanás trabaja contra sí mismo. Pues bien, si un hipócrita redomado hace caridad, eso significa que estamos ante un hipócrita que trabaja por el Reino de Dios. Deberíamos alegrarnos, no de su hipocresía, pero sí de su trabajo.

En suma, lo que cuenta ante Dios no son las prácticas religiosas, sino nuestro comportamiento con el prójimo. Si a esto ayuda la religión, entonces es una buena religión; si hace que nos olvidemos del prójimo, es mala religión. En el encuentro con el necesitado alcanzamos a Dios, sabiéndolo o sin saberlo. Eso sí, el que lo sabe vive con más alegría, con una mejor calidad de vida. Es importante conocer el secreto escondido en el prójimo. Ese secreto Jesús nos lo ha dado a conocer.

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Mercedes
12 de abril de 2012 a las 15:57

Gracias por el comentario . Creo que las prácticas religiosas nos ayudan a acercarnos a los necesitados , enfermos , etc, . La oración , los sacramentos ,nos van generando una conciencia distinta que es la que nos hace estar disponibles frente a las necesidades de los demás ; somos mas serviciales , próximos , pacientes , amables , generosos, ... en definitiva ponemos a trabajar los frutos del Espíritu para que repercutan sobre el bién común . Personalmente, sin esa ayuda , sin frecuentar los sacramentos , no creo que pudiera conseguirlo .

Bernardo
12 de abril de 2012 a las 20:15

Recordarán los de mi generación y anteriores que cuando estudiábamos en el instituto se nos daba a elegir ética o religión. Está claro que la disyuntiva es una falacia, pues los que estudiábamos religión lo hacíamos desde una perspectiva ética y los que estudiaban ética, quisieran o no se veían enfrentados a la religión. Recuerdo que mis compañeros de ética estudiaban las posiciones de kant y otros y eso es religión también.
No se pueden separar, porque la verdadera religión conlleva una actitud ética determinada ante el mundo, como se ve claramente en el Evangelio.

inclusión ético-religiosa
12 de abril de 2012 a las 20:38

Lucía Caram,estos días de actualidad mediática por su participación en un congreso sobre felicidad es una muestra de ética religiosa o religión ética. Más allá de etiquetas, trabajando hombro con hombro, unos por otros. Por tus obras conoceré tu fe, tu bon-homía, nos recuerda el NT. Lucía lo relata en una magnífica exposición de corazón desbordante, llena de amor y pasión por la humanidad. Se puede visionar en tv-dominicos en esta web.

Gracias Lucía, monja contemplativa, por tu palabra y tu vida. Tu felicidad es la nuestra.

Gracías Martín. Siempre más allá.

Paul T.
12 de abril de 2012 a las 21:38

Puede que sea una compenetración, una cosa no quita la otra desde ambas perspectivas. Lo que creo es fundamental la experiencia y realidad del Renio entre nosotros. EL reino real en el prójimo; en la acción experimentamos un vínculo religioso con un deseo profundo de Dios. Un anhelo de encuentro con Dios en el prójimo y en su vida .
Gracias Maestro.

Oscar Pdr.
12 de abril de 2012 a las 22:15

Judíos y musulmanes rezan y esperan la salvación; los ateos practican la solidaridad y, según el texto del evangelio que usted cita, un día serán acogidos en el Reino. Lo propio del cristiano es saberse hijo de Dios y en consecuencia vivir fraternalmente con los demás. En el último párrafo de su post encuentro una clave: "el que lo sabe vive con más alegría, con una mejor calidad de vida".

JM Valderas
12 de abril de 2012 a las 22:26

El tema, querido Martín, de la relación entre religión y ética admite una perspectiva que trasciende el dominio pastoral al que te ciñes sin duda por imperativo de espacio. Basta fijarse en la docencia de la ética en la mayoría de las facultades de filosofía españolas. De una manera u otra el pensamiento ético dimana de Aranguren y, más en concreto, de su seminario sobre moral anglosajona o analítica. Pretendieron desde el primer instante separar toda ética de cualquier referencia a la trascendencia. Ese pensamiento está detrás del ultralaicismo que quiere eliminar la religión de la sociedad y confinarla al ámbito privado. El lector avisado sabe quién está detrás de las leyes de ingeniería social de la anterior legislatura. Son leyes que se proponen nada menos que éticas. De mínimos dicen algunos siguiendo la Escuela de Frankfurt, para no mencionar la ley natural. Porque la ley natural supone un legislador y, ay, eso no puede aceptarse. Buscaban un hombre nuevo, sin religión. Da mucho de sí, Martín, la relación ética-religión. Y disculpa que me mueva en un terreno menos espiritual.

Ciro
13 de abril de 2012 a las 00:05

Pues lo siento, pero no estoy de acuerdo con usted. Creo que llega un punto en donde la teología se queda corta, al igual que la filosofía no resuelve muchas paradojas. Hay cosas que es mejor dejarlas ser y no encerrarlas en límites mentales. Si lo importante es nuestro comportamiento con el prójimo, ¿por qué los creyentes no asimilan la ética de Spinoza? Ah, porque creemos que Jesús es Hijo de Dios... El bien y lo bueno de la religión creo que hay que defenderlos desde autores que sigan la línea de la ética mediterránea. Lo contrario, no nos hará más buenos, más humanos, más de Dios...

Hace gracia
15 de abril de 2012 a las 01:54

Leer esa disección entre religión, ética, práctica religiosa. Mire padre, yo creo que el que se cruza los ojos con Cristo, y se siente desarmado y al tiempo amado, ese cae loco de felicidad, y arde en amor y cambia su vida, e intenta ser mejor, y su vida con la gente, con la creación es novedosa, y no puede dejar de vivir y tratar con ese Dios que sabe le ama y se desvive por él. Y ahí está todo junto, trabado, y usted intentando hacer disección de cada cosa por un lado. No sé si lo ve fray.

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