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En el corazón de los problemas II
3 comentariosNo sólo hay situaciones dentro de la Iglesia que piden que el Evangelio se sitúe en el corazón mismo del problema. También de cara afuera es necesario preguntarse cómo introducir el Evangelio en algunas realidades no siempre fáciles de manejar. Pienso en el diálogo con el mundo político y económico. En nuestra relación con esos mundos estamos mostrando un modo de comprendernos a nosotros y, por tanto, de presentar nuestro ser cristiano. Presentar nuestro ser cristiano es ya evangelizar. ¿Cómo lograr una presentación del evangelio en nuestro diálogo –amable o crítico- con los poderes políticos y económicos?
La globalización de la economía es hoy el drama de nuestro mundo. La globalización de la solidaridad sería la solución. El Vaticano II dijo: “para establecer un auténtico orden económico universal hay que acabar con las pretensiones de lucro excesivo, las ambiciones nacionalistas, el afán de dominación política, los cálculos de carácter militarista y las maquinaciones para difundir e imponer las ideologías”. Siempre ha habido deseo de acumular y controlar la riqueza por parte de unos pocos. Pero hoy la globalización tiene rasgos nuevos con relación a los imperios del pasado, pues la economía condiciona a todo el planeta. Y cuenta con apoyos políticos e ideológicos.
Con crisis o sin ella el 20 por ciento de la población estamos consumiendo el 80 por ciento de todos los bienes. Y entre este 20 por ciento una pequeñísima minoría controla gran parte del capital. ¿Cómo estar de acuerdo con datos tan escandalosos, con el hambre y miseria que este reparto conlleva? ¿Cómo estar de acuerdo con la política que protege –a veces militarmente- esta situación? ¿O sólo nos interesa el diálogo con el poder político y, eventualmente el criticarlo, cuando están en juego nuestros pequeños intereses económicos eclesiales?
Una última cosa. Es importante escuchar a los expertos, a los entendidos. Únicamente una buena información permite un adecuado juicio moral. Cobrar conciencia de que existen esos problemas y que también en ellos debe encarnarse el Evangelio es de gran importancia.