Oct
El Salvador necesita salvación
2 comentariosMuchas de las situaciones perversas de nuestro mundo no se deben a razones naturales y, mucho menos, a que esa sea la voluntad de Dios. Sus causas son históricas y sociales. Y las soluciones son políticas y económicas. Hoy les cuento lo que me dice un joven sacerdote salvadoreño que ve las cosas desde cerca. No pide dinero, pide oraciones, o sea, pide solidaridad, necesita que sepamos que los pobres existen.
Dice que en El Salvador hay “un panorama de violencia impensable, con un nivel de desesperación por parte de las víctimas, que supera sus propias fuerzas humanas”. Añade que él “ha atendido a muchas personas con mucho miedo, por la situación que pasa el país a causa no solo de las pandillas, sino de la inoperancia de las instituciones responsables de ofrecer seguridad y confianza a los habitantes. Sobre todo lo que más desespera es el alto nivel de corrupción que afronta El Salvador. Ante ello, sigue diciendo, yo ofrezco cada Misa por la conversión de los victimarios y de las víctimas. De verdad me duele ver a mis hermanos salvadoreños flagelados por esta fuerza del mal, pero lo que más me duele, es no poder resolver la situación concreta que algunos de ellos afrontan debido a las amenazas que reciben de parte de los pandilleros”. Luego me cuenta que él mismo ha sufrido esta violencia, porque le han matado a un primo este pasado mes de septiembre. Y termina: “al enviarle este correo, solo quiero pedir por favor, que se unan a mis oraciones y a las de muchos salvadoreños que están desesperados. Muchos no encuentra salida y ven totalmente una realidad fatalista. Gracias por ayudarme en esta labor que me compete como pastor, tengo que rezar por ellos porque veo que mis paisanos están necesitados de Dios. Se dan cuenta muchos que no es fácil salir de esta espiral de violencia. Yo solo les animo a no perder la fe y la esperanza en Dios que es capaz de sacarnos de esta esclavitud. Por favor, ayúdeme en este tarea”.
Recuerdo que en el año 2008 otro venerable y sabio sacerdote, que trabaja en este pequeño país pobre y violento que es El Salvador, en el que cada día emigran a Estados Unidos 500 de sus jóvenes, me contó que una joven, que había decidido pasar ilegalmente a Estados Unidos, le pidió que la bendijera. Y le dijo: “es posible que me maten al cruzar el río (que separa México de Estados Unidos) y es posible que me violen. Le pido permiso para ponerme una inyección para que durante un mes no pueda quedar embarazada”.