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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

14
Abr
2013

El reparto, esa es la cuestión

6 comentarios

Leo que, en estos últimos días, el Papa ha dicho a los sin techo: “les llevo en mi corazón, estoy a su disposición”. Son unas palabras en línea con las que pronunció, parece que de forma casi espontánea (y esas espontaneidades reflejan lo que hay en el corazón) al decir que quería una Iglesia pobre y para los pobres. La pobreza evangélica tiene que ver con la sencillez de corazón y con la austeridad de vida. Tiene que ver con la confianza en Dios. Pero también se manifiesta en actos proféticos de solidaridad con aquellos que son pobres materialmente hablando.

Hay una palabra de Jesús que, tomada en serio, puede suscitar actos proféticos: “dadles vosotros de comer”. Tan interesante como la palabra es el contexto que la suscita. La gente se agolpa alrededor de Jesús y escucha su enseñanza. De pronto los discípulos se dan cuenta de que es tarde y están en un descampado. Aconsejan a Jesús que diga a la gente que vayan a los pueblos de alrededor para encontrar comida. Es la solución más lógica y sensata. Jesús responde: “dadles vosotros de comer”. Entre la multitud, hay un muchacho que tiene comida, pero es claramente insuficiente: cinco panes y dos peces (Mc 6,30-44). Entonces Jesús, tras pronunciar la oración, parte los panes y manda que se distribuya lo partido. Ya sabemos que al final sobró comida. La enseñanza de fondo: el pan, cuando es escaso pero se parte y reparte, llega a todos; si es abundante, y se lo queda uno solo, sólo come une y los demás pasan hambre.

La cuestión no es por tanto de cuantos recursos dispone el Estado o el municipio. La cuestión es si los reparte y cómo los reparte. Desgraciadamente, en nuestras ciudades cada vez hay más colas esperando un poco de pan ante comedores sociales, albergues y despachos de Caritas. La mayoría son extranjeros, pero cada vez hay más españoles. Las preguntas que se pueden hacer son muchas: ¿cómo es que las instituciones caritativas encuentran comida? ¿A qué dedican sus recursos las instituciones oficiales? ¿Con qué criterio se hacen los presupuestos del Estado, de la Comunidad, del municipio? ¿Qué es lo que tiene la primacía? Se dice y repite que la tienen las pensiones, la enseñanza y la sanidad. No es verdad. La tiene el pago de intereses. ¿Por qué el Estado no se declara en suspensión de pagos? No sería ni la primera vez que lo hace, ni el primero que lo hace. Todas las grandes naciones lo han hecho alguna vez y su economía ha resurgido con más fuerza.

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Antonio Saavedra
15 de abril de 2013 a las 03:24

No juzgo la propuesta de suspender pagos la Administración; no domino ese tema pero creo que, tal vez, empeorara la situación. El evangelio inspira espíritu, pero no economía.
Quiero recordar que hace tiempo se llegó a pensar en que varios de los que estaban alrededor de Jesús llevaban la típica alforja con algunos alimentos, que aparte de lo limitado de la "multitud", permitieron "darles de comer"; no quito ni pongo, pero no es ilógica la idea; es típicamente rural.
Derivando al ámbito social, yo equipararía esa posible aportación de los que rodeaban a Jesús con el deber del cristiano de colaborar con los demás, incluidos los poderes públicos, por los servicios que recibe. Y aunque esos poderes no cumplan correctamente no es óbice para que se deban pagar los impuestos y, con lo que quede, poco a veces, comprar para mantener puestos de trabajo... y otros puedan comer.

quien parte y reparte...
15 de abril de 2013 a las 08:41

Los mas viejos del lugar repiten aquello de " quien parte y reparte se queda con la mejor parte". Lástima que esa mejor parte a la que se refieren no sea un corazón lleno de nombres, reflejo del bien derramado. Habrá que estar con aquellos que hacen llegar a todos los recursos de todos. Y no se quedan con los flecos. Solo un corazón bañado en sonrisas. Soplan aires de esperanza en cúpula eclesial, sin duda impulsadas por el clamor que llega de la base. Los cambios de fondo, estructurales siempre vienen de abajo. De los últimos lugares. Que todas las bancas de todos los estados lleguen a ser éticas.Ya lo dijo el Maestro. No podeis servir a Dios y al dinero. Saludos

Bernardo
15 de abril de 2013 a las 19:00

Efectivamente, Martín, es la única solución: borrón y cuenta nueva. El Estado español se ha quedado con la deuda de los bancos y eso es impagable. Tras quitar esa carga pesada a los enriquecidos de los últimos decenios, ahora se carga la misma sobre las espaldas de los más vulnerables. Se dice que el Estado no puede atender lo que es su obligación: las necesidades de la población, porque tiene que pagar los intereses, este año 40.000 millones de euros, casi el 25% del presupuesto del Estado.
Lo único realista es dejar de pagar, sentarse a renegociar la deuda y empezar otra vez, pero ahora que paguen los que tienen y los causantes del problema.
Pero los poderosos no quieren esto, porque les supondría perder su situación, y harán todo lo posible y lo imposible por evitarlo.
Hay que empezar a cambiar radicalmente la situación, espero que los cristianos estemos del lado adecuado esta vez.

maria
16 de abril de 2013 a las 12:25

Si acudieramos de verdad a Jesús de Nazaret despues de haber dado gracias a Dios otra cosa seria. Poque Dios lo hace todo para bien de las almas. Así pues porque preocuparnos tanto?
El momento presente hay que vivirlo colmado de amor a Dios y gracia para trabajar hacia los demas....

Isabel
17 de abril de 2013 a las 13:26

Hay dolor mas grande al de una Madre que,acude esperanzada a recoger alimentos para sus hijos,muy necesitados y, encuentra la puerta cerrada?.
Ese dolor, puede ser Redentor, si esa Madre, lo une al de Jesús Crucificado o, al de Su Madre Dolorosa,en estos momentos difíciles en que se ve sumergida la humanidad y, nos vemos incapacitados para aliviar tanto dolor como nos rodea.Tengamos Fe y repartamos Fe, a tanta gente desanimada y necesitada,esto podemos hacerlo en tantas ocasiones como se nos presenten al día.

Valero Martinez
17 de abril de 2013 a las 15:01

Parece que el gobierno español no escucha el clamor popular en el sentido de que la prioridad en esta crisis debería ser los más desfavorecidos. Sin embargo este gobierno -estoy convencido de que si estuviese el otro no se iría demasiado del guión- fue elegido por mayoría absoluta, y en el fondo todos sabíamos por donde irían los tiros. Por otra parte queremos que el estado sea generoso con los que más están sufriendo la crisis... pero sin que nos toque el bolsillo. Nadie quiere ni oir hablar de subir impuestos, en todo caso que paguen los ricos. Yo no sé donde esta la solución pero como cristiano esta crisis me interpela y me llama a mirar por los que están pasando necesidad y también, o quizás sobre todo, a los que están perdiendo la esperanza.

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