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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Oct
2011

El perdón de Dios debe ser transmitido

4 comentarios

En Jesús llama la atención lo siguiente: a todos los pecadores, para escándalo de quienes se creen justos, les ofrece su compañía y se sienta a la mesa con ellos. Más aún, a los pecadores les ofrece el perdón de los pecados, y al hacerlo se puso en contra de la ley que exigía el castigo del pecador. Desde la perspectiva de Jesús, el perdón de los pecados es una concretización de su mensaje alegre y liberador. Jesús no es un predicador sombrío ni amenazante, como quizás sí lo era Juan el Bautista. Su llamada a la conversión no tiene nada de sombrío, sino que es la oferta de una nueva posibilidad de vida ofrecida al hombre. Más aún, esta conversión no es fruto de nuestra ascesis, de nuestros sacrificios o penitencias, sino fruto de la gracia, fruto del amor alegre y liberador de Dios.

Para Jesús, este perdón recibido de Dios debe ser transmitido a los demás. Ahí está la prueba decisiva de nuestra acogida del Espíritu para el perdón de los pecados. Ahí está también la sinceridad de nuestra oración: perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos. No nos llamemos a engaño: entre los humanos, perdonar las culpas no es algo "natural", no es algo evidente ni normal. Lo espontáneo, lo que al mundo le nace, es la rendición de cuentas. San Pablo, al describir las obras de la carne, contrarias a las obras del Espíritu de Dios, cita entre otras, la ira y las rencillas (Gal 5,20). Por eso, sólo movidos por el Espíritu santo podemos perdonar a los que nos han ofendido.

No hay reconciliación con Dios sin reconciliación en el terreno interpersonal. El perdón de Dios está vinculado al perdón recíproco de los humanos. Por eso, en el Padrenuestro, después de pedir que venga el reino de Dios y que se haga su voluntad, se pide también: "Perdónanos nuestras deudas como también perdonamos a nuestros deudores" (Mt 6,12). Y a continuación viene esta advertencia: "Pues si perdonáis a los hombres también os perdonará vuestro Padre celestial. Pero si no perdonáis a los hombres, vuestro Padre tampoco os perdonará" (Mt 6,14 s.). El ser humano no puede recibir el gran perdón de Dios y negar a su vez el pequeño perdón a su prójimo; es su deber transmitir a los demás el perdón recibido. Este es el sentido de la parábola del rey magnánimo y el sentido de aquella frase provocadora de que no debemos perdonar siete veces, o sea, con cierta frecuencia, sino setenta veces siete, es decir, indefinidamente.

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Juanjo
7 de octubre de 2011 a las 20:09

Noto, que la petición del Padrenuestro implica una condición “perdónanos, porque también nosotros perdonamos” es la única que así lo hace.
Y ¿por qué si no perdonamos, no hay perdón? Será quizá porque "Perdonar" es otra manifestación de amor: se perdona porque se ama. Quien se cierra al amor, negándose a perdonar, no puede recibir el amor que Dios les ofrece
No es que Dios no quiera perdonarnos, es que no puede, porque nos hacemos incapaces de recibir amor.
Así Mt 6,14s puede fácilmente entenderse mal si se percibe como un Dios enfadado y que indignado se niega a perdonar.

Desiderio
8 de octubre de 2011 a las 01:16

A mi me cuesta alcanzar la idea de que Dios no perdone. Sí que me cabe que el hombre no quiera ser perdonado, consciente o inconscientemente, pero no que Dios no perdone. Es básico, creo yo, para acercarse a Dios, una humildad desde la cual ser conscientes de que nos falta mucho, de que tenemos que crecer y aprender todavía mucho. ¿No es esto lo que subyace bajo nuestra consciencia de la necesidad de ser perdonados? Sólo el que se sabe en proceso de crecimiento, de acercamiento a Dios, es consciente de sus errores, de sus limitaciones, de sus fallos,... o por lo menos de que los tiene, aunque no sea capaz de concretarlos. Y esta consciencia es la que precisamente le sitúa en la dinámica de Dios, y esta consciencia es la que precisamente le lleva a ver en el otro, en el prójimo, no un enemigo sino un ser humano que, como él, está en proceso. Yo creo que Dios siempre perdona, aun cuando lo neguemos o lo rechacemos. Yo creo que Él está esperando que nos demos cuenta, respentando nuestra libertad, y de que efectivamente seamos capaces de pedir perdón.

tiempo de reconciliación
8 de octubre de 2011 a las 01:16

Compartimos este tiempo de perdón y reconciliación unidos al pueblo judío que celebra Yom Kippur. Que la reconciliación traiga Paz a todos los pueblo´.

Shalom

lola
8 de octubre de 2011 a las 10:51

Asi es, si yo no perdono a mi hermano, Dios no me perdonara a mi.
pero es que solamente por egoismo y salud mental deberiamos perdonar al otro.
tanto rencor y odio, hacen poco bien a la salud, y te amargan la existencia.
lo bueno que es llevarse bien y marse.

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