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El dedo acusador de Juan Pablo II a Ernesto Cardenal
6 comentariosJosé Ignacio González Faus ha contado en “La Vanguardia” una desconocida e interesante anécdota a propósito del dedo aparentemente amenazante con el que Juan Pablo II se dirigió al sacerdote Ernesto Cardenal, entonces Ministro del Gobierno, en su visita a Nicaragua. Las imágenes dieron la vuelta al mundo: Cardenal se arrodilló ante el Papa y éste parecía reñirle señalándole con el dedo y moviendo la mano de arriba abajo. Según dice “La Vanguardia” la situación no fue buscada ni provocada, fue resultado de un encuentro que, en principio, estaba incluso pactado que no se produciría.
La anécdota que cuenta González Faus me ha recordado otra de un hermano presbítero. También él, en un encuentro con Juan Pablo II, se puso de rodillas ante el Papa. Y también a él el Papa se dirigió con un gesto similar al utilizado con Ernesto Cardenal. Yo no sé lo que le dijo el Papa a Cardenal, pero sí lo que le dijo a este presbítero: “No, no, no, levántese, porque usted es presbítero como yo, y los dos somos hermanos”.
Incluso las cosas que vemos, a veces, no son como parecen. Por eso es tan difícil juzgar. Y por eso me parece totalmente necesario que, si emitimos una valoración, a veces inevitable ante ciertos acontecimientos, lo hagamos con la máxima comprensión y benevolencia posible. Mi madre cuenta que una amiga suya solía repetir: “nunca me he arrepentido de haber callado”. Consejo que me doy a mi mismo: ya que hablas, al menos no te arrepientas de haberlo hecho con ira y, si te tienes que equivocar, que sea a favor y no en contra del otro. Algo parecido a eso que dijo el jesuita Fernando Cardenal, el hermano de Ernesto, cuando se le planteó el dilema entre seguir siendo Ministro de Educación del Gobierno de Nicaragua o jesuita: “si he de equivocarme, prefiero equivocarme con los pobres”.