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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Jun
2009

El cristiano no tiene la exclusiva de casi nada

7 comentarios

He detectado, por lo que me han dicho y por lo que se trasluce de los comentarios del último post, que he podido dar lugar al malentendido de que los cristianos son más felices o tienen mejor calidad de vida que los no cristianos. De ningún modo pienso yo eso. El cristiano, en los asuntos mundanos, no tiene ninguna ventaja sobre los demás, ni la exclusiva de nada. Por decirlo con un ejemplo extremo, según Tomás de Aquino hasta del demonio puede afirmarse que posee parte de verdad.

Aclaro mi posición: el cristiano no tiene la exclusiva de casi nada, ni de la salvación, ni del bien, ni de la verdad, ni de la felicidad, ni de la fe en Dios, ni del correcto matrimonio; y mucho menos del mejor modo de conducir la economía, la política y no digamos la ciencia. A propósito de tan importantes realidades puede aprender mucho de los demás. Precisamente por eso, el cristiano no puede hacer proselitismo. Y al presentar sus convicciones debe hacerlo desde la humildad y el respeto a las convicciones ajenas. El mejor modo de dar testimonio de la fe cristiana es por la coherencia de la vida y del diálogo, en el que uno aporta, pero también recibe; y lo que aporta lo hace desde el respeto y la valoración de lo bueno que hay en el otro, convencido de que en lo bueno siempre está actuando Dios.

Por otra parte, el cristiano está convencido de que en Jesucristo ha encontrado “lo mejor”. Si no lo estuviera sería un incoherente. Tendría que pasarse, sin dudarlo un instante, al lugar de lo mejor. Lo que no es obstáculo para comprender que los no cristianos también entienden que para ellos “lo mejor” está en otra parte. Después de todos los argumentos, al cristiano solo le cabe decir: “yo lo veo así, en el Evangelio de Jesús he encontrado sentido para mi vida, en el seguimiento de Cristo me siento contento y realizado”. E invitar a quien lo desee, a hacer la experiencia del encuentro con Cristo. Pero comprendiendo que otros digan algo parecido desde otras posiciones. Más aún, que para algunos la experiencia eclesial ha resultado frustrante. Y a propósito del ateísmo tener claro que ya no se trata de una batalla “contra Dios”, sino de una propuesta de humanismo íntegro “sin Dios”.

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FAY BENITO.OP
18 de junio de 2009 a las 18:20

Después de las navidades conoci Antón,un niño que venia por primera vez a un comedor escolar.Le pregunte de que colegio venia y respondió "de un orfelinato" A lo lejos he estado pendiente de él y lo he observado. Aparte de que no le gustaba nada,noté que si me acercaba, se ponia en tensión y solo con poner la mano al hombro se asustaba.Se lo comente a su madre adoptiva y me dijo que siempre le daban de comer lo mismo y les pegaban......Nadie puede amar si no ha sido amado primero.Solo los que han sido amados son capaces de amar. Es un atrevimiento decir que las religiones en que Dios es la fuente de todo amor,van camino hacia Dios? El Sí de Dios al hombre se llama Jesucristo.Cuando viene Jesucristo,aparece la afirmación de Dios,la sonrisa de Dios al hombre. Lo que vale para nosotros vale tambien para los que no conocen a Jesucristo pero dicen un SI a todo personaje pequeño e insignificante. FRAY BENITO,OP

lola
18 de junio de 2009 a las 19:08

Desde luego, nuestroi Reino no es de este mundo, y seguimos a alguien que es un perdedor a los ojos del mundo. Es un Misterio, y en la debilidad la miseria y el no valer, es justamente donde Dios parece que prefiere manifestarse. Los sabios no conocen y los mas pobres y necesitados son los que entienden. Dios ha preferido manifestarse asi, en la miseria de un niño que nada tenia, y en la cruz de un despreciado y abandonado por todos.Asi que pienso que no hay que demostrar nada, ¿si Dios hubiera querido no lo hubiera hecho ya? Seguir a Jesus es simplemente vivir desde la escucha de la Palabra y mla humildad mas sincera, hacer su voluntad, sirviendo a todos

Desiderio
18 de junio de 2009 a las 22:40

Yo creo que hay que distinguir dos niveles: el de nuestra fe, y el del desempeño cotidiano de nuestras vidas desde esa fe. Respecto al segundo, el ser cristiano para nada es sinónimo de ser el “number one” de nada, como dices. Somos uno más para lo que sea. Y ya no sólo a nivel de cualquier disciplina, sino incluso también en lo que se refiere a la cercanía a Dios. Sin duda, habrá personas ateas mucho más cercanas a Dios que yo, que cualquiera de nosotros: empezando por Gandhi, como dijo Bernardo, y acabando por infinidad de personas anónimas. De eso no hay duda.
A raíz de los otros comentarios me ha surgido la siguiente duda: ¿es la religión cristiana una más del escaparate mundial de religiones?, ¿es una de tantas, o no?, ¿nos dice esto nuestra fe? Y también me planteo, ¿se puede desde el ateísmo, desde un humanismo profundo y sincero pero alejado de Dios, alcanzar el mismo nivel de dicha, de felicidad radical, que de la mano de Jesucristo, que cerca de Dios? ¿Se puede tener lejos de Dios una motivación verdaderamente altruista y caritativa como la del mismo Jesucristo? ¿Tiene la religión de Jesucristo algo de especial respecto a las demás religiones? Una cosa es que a nivel personal lo hagamos mejor o peor, y que otros —alejados de nuestra religión— lo hagan mejor o peor, o estén más cercanos o más alejados de esa verdad que pretendemos los cristianos de la mano de Cristo; pero si pensáramos que Jesucristo es uno más, que se que se puede ser igualmente feliz con Él que con otro, o incluso sin Él —independientemente que respetemos que otros así lo entiendan—, ¿qué sentido tiene nuestra fe?, ¿qué sentido tiene que viniera al mundo?, ¿a salvarnos?, ¿de qué? si no nos hacía falta, y ¿por qué dijo que anunciáramos la Buena Nueva?, ¿qué Buena Nueva? ¿Se puede ser cristiano sin ese matiz de exclusividad que da el hecho de creer que Jesucristo es verdaderamente el mismo Dios?

Martín Gelabert
18 de junio de 2009 a las 23:17

Desiderio plantea una pregunta muy seria que merece una respuesta y que daría para escribir todo un tratado, la pregunta por la singularidad de la fe cristiana. Para la fe cristiana Jesucristo es el único mediador, el único camino que conduce al Padre. Pero esto no excluye la posibilidad de otras mediaciones, aunque estas mediaciones siempre tienen que referirse de un modo u otro a Jesucristo. En este asunto hay dos principios irrenunciables que hacen interminable e insoluble el debate: 1) Por una parte, la fe cristiana tiene que mantener que Cristo es la plenitud de toda revelación divina; no es posible un pluralismo sin matices. 2) Por otra parte, podemos comprender que cada religión se considere "la mejor" y "la más verdadera"; no es posible pedir a nadie que renuncie a su propia identidad. Por tanto, de una u otra forma, solo cabe un universalismo incluyente, que puede y debe traducirse en respeto, comprensión y búsqueda de los mejores terrenos de entendimiento y colaboración. En fin, que el tema da para mucho y tiene muchos matices. Se trata, en suma, de decir la propia identidad sin descalificar a los demás.

julian
19 de junio de 2009 a las 01:49

No es fácil para quienes consideramos que nuestro camino es el mejor, aceptar que los otros tambien puede considerar que su camino también lo es. No debemos olvidar que Dios- el Dios de Abraham Isaac y Jacob, el Dios de Jesucristo es un Misterio que nos sobrepasa. Anunciar la Buena Nueva necesita de un acercamiento adecuado de comunicarlo al receptor. Quizá debamos reconsiderar el concepto de conversión,"ir a convertir a". Lo Crístico sobrepasa lo cristiano. El Jesús de la historia y el Cristo de la fe. Y más allá lo ancho lo alto lo profundo del Misterio insondable de Dios, al que cofluyen todos los caminos. Ser conscientes de esta Realidad nos acerca a todos.

Cancerbero
19 de junio de 2009 a las 03:13

Pongamos ortodoxia entre tanto "progresismo relativista": " Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres (cf. Hch 17, 30-31). Esta verdad de fe no quita nada al hecho de que la Iglesia considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo excluye esa mentalidad indiferentista 'marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que una religión es tan buena como otra'. Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos(...)Por ello el diálogo, no obstante forma parte de la misión evangelizadora, constituye sólo una de las acciones de la Iglesia en su misión ad gentes" ( Declaración Dominus Iesus,22).

casi-todo-nada
19 de junio de 2009 a las 09:27

Hay personas que son patrimonio de la humanidad, más allá de los estrechos márgenes de credos religiosos, nacionalidades y políticas. Vicente Ferrer, en un tiempo jesuita, trabajador incansable por la causa de los pobres,posibilitando recursos que dignificaran su vida, es un ejemplo. Esta noche ha transitado desde Anapurna (India) a la casa del Padre. Vicente Ferrer es un ejemplo del evangélico " a Mí me lo hicisteis ". De vez en cuando Dios nos trae personas que encarnan la trascendencia de Dios, ese estar siempre más allá de credos e iglesias, desde la más íntima inmanancia encarnada en los más pobres. El trabajo por el Reinado de Dios se realiza hoy no solo desde las iglesias, sino desde diversas iniciativas como las ONG.Un pacto de amor que Anna y Vicente Ferrer han llevado a cabo. Y junto a sus hijos nos muestran la hondura del Amor conyugal, familiar que traspasa las fronteras del hogar. Llama la atención que personas de la calidad humana y espiritual de Vicente Ferrer tengan que dejar su comunidad eclesial de origen, para llevar a cabo la ingente labor realizada. Son signo de que el Espíritu no tiene fronteras. Es bueno no olvidarlo . No son tiempos de miopías estrechas.

Quizá la exclusiva de los cristianos se encuentra en ese "casi" que Martín Gelabert apunta en su post. La obra de redención que queda por completar en la humanidad crística. Gracias Martín por tus acentos. In memoriam Vicente Ferrer

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