Ene
El Bautismo es Epifanía
3 comentariosLa fiesta de la Epifanía no se celebra sólo el seis de enero. Continúa dos domingos más: el del bautismo del Señor y el siguiente en el que la Iglesia recuerda el episodio de esa boda en Caná de Galilea en el que el agua se convirtió en vino. Es una pena que actualmente ese Evangelio sólo se lea en el segundo domingo del tiempo ordinario del Ciclo C y se haya sustituido por otros en los ciclos A y B. Las antífonas de Laudes y Vísperas de la fiesta de la Epifanía dejan muy clara la profunda unidad, más aún, el entrelazamiento, entre estos tres acontecimientos: la adoración de los Magos, el Bautismo de Jesús y la boda en Caná: “Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo la purifica de sus pecados; los magos acuden con regalos a las bodas del Rey, y los invitados se alegran por el agua convertida en vino”.
Digo esto para prevenir contra una mala comprensión de la fiesta del Bautismo de Jesús, que celebraremos el próximo domingo. No se trata de ver en el bautismo de Jesús ni un anticipo ni un modelo de nuestro propio bautismo. El bautismo de Cristo en el Jordán es una epifanía, una manifestación. De nuevo se manifiesta que Dios se ha solidarizado con el ser humano, no con una humanidad ideal, sino con una humanidad real, una humanidad pecadora. Por eso Cristo es bautizado con un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. El, ya desde el comienzo de su ministerio, se manifiesta como el que “carga con el pecado del mundo” y así se une a esta historia humana de pecado y de alejamiento de Dios. Se une porque sólo desde la unión y la solidaridad es posible salvarla.
La relación que puede y debe verse entre el bautismo de Jesús y el nuestro hay que situarla en el nivel de la acogida de la Palabra. En el bautismo de Cristo, Dios hizo oír su voz para que el mundo creyera que Jesús es la Palabra enviada por el Padre. El bautismo de cada cristiano es signo de la fe, o sea, de la acogida de esta Palabra de salvación. No hay paralelismo entre los dos bautismos. Lo que hay es relación, la que se da entre una epifanía, una manifestación, y la recepción, la acogida de la epifanía.