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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
Abr
2012

El amor, referencia de la sexualidad

5 comentarios

La sexualidad humana es buena y bendecida por Dios. Ella está orientada al amor. La diferencia sexual es la fundamental expresión de la posibilidad de relacionarnos. Podemos relacionarnos porque somos parecidos, pero no iguales, porque somos a la vez semejantes y diferentes. Si sólo fuéramos iguales la soledad no quedaría suprimida, pues no habría un verdadero otro con el que poder contrastarse. Si solo fuéramos diferentes tampoco quedaría suprimida la soledad; el otro no podría convertirse en compañero. Esto encuentra su primera expresión, su prototipo biológico, en la entrega recíproca del varón y la mujer. Esta entrega encuentra todo su sentido en el contexto del amor. Hasta el punto de que el amor humaniza la sexualidad.

La sexualidad está al servicio del amor porque el amor humano es un amor de seres corporales. Por medio de la corporalidad expresamos nuestros sentimientos, afectos y pensamientos. El cuerpo nos relaciona con los demás y con el mundo. Todo tiene una dimensión corporal, incluido el amor. “Gracias al amor, decía Unamuno, sentimos todo lo que de carne tiene el espíritu”. El amor no solo cuida de lo espiritual (los padres envían a sus hijos a la escuela para que estén bien instruidos), también se ocupa de las necesidades corporales (los padres se preocupan por alimentar bien a sus hijos y por cuidarles en su enfermedad). Por otra parte, el amor tiene una dimensión erótica. En este sentido hay que agradecer a Benedicto XVI haber dejado claro que el amor es, a la vez, “ágape” y “eros”, o sea, tiene un momento de oblación, generosidad y perdón, y al mismo tiempo, un momento de pasión, sensualidad y sensibilidad.

El amor humano encuentra su mejor referente en el amor de Dios que, según Benedicto XVI, es al mismo tiempo erótico y agápico. Con el término “eros” se indica que el amor de Dios es apasionado, brota de lo más profundo de sus entrañas y le impulsa, le mueve a salir de sí mismo, como si no pudiera estar sin el hombre; se diría que es un amor “que se impone”. Los profetas Oseas y Ezequiel han descrito esa pasión de Dios con imágenes eróticas audaces, la del noviazgo y la del matrimonio. Ahora bien, nota el Papa, si el amor de Dios es apasionado, no por eso es necesitado, es totalmente desinteresado, gratuito y, por este motivo es un amor que perdona. En suma, Dios es un amante con toda la pasión de un verdadero amor, y toda la generosidad del que sabe perderse y sacrificarse por el bien del otro.

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Oscar
20 de abril de 2012 a las 14:04

Se ama con toda la realidad de nuestro ser, porque todo lo que nos constituye como personas es bueno y santo. Gracias profesor por su claridad y por tocar esos temas con respeto y delicadeza. Solo me queda una duda: si la sexualidad encuentra sentido en el amor, entonces fuera del sacramento del matrimonio también puede vivirse el amor y la sexualidad.

Andrés
20 de abril de 2012 a las 14:17

Qué maravilla de post el de hoy.

Maite
20 de abril de 2012 a las 17:04

Amor "con" o "sin" sexo. Pero amor. Y respeto. Gracias, hermano.

Bernardo
22 de abril de 2012 a las 00:48

Decía Lacan que "no hay relación sexual". Todo actual sexual es intrínsecamente masturbatorio, cree el francés, por eso, añado, es necesario que el acto sexual esté orientado a la relación, ahora sí, amorosa. El amor, que no puede no estar en relación, rompe lo que hay de destructivo en el acto sexual, lo reconduce hacia una creación de un espacio común donde reproducir y re-crear la humanidad del ser humano

sobreabundancia tetosterónica
22 de abril de 2012 a las 09:11

Muy oportuno tu post Martín, ahora que sale a la luz la sobreabundancia tetosterónica del macho alfa de la tribu. Acompañado por el silencio cómplice de la consorte que antepone status social, y nos devuelve a la antaño sufridora en casa. ¿ Poligamia encubierta en Occidente? Una corona consorte, bien valen unos cuernos continuados. Como en Suecia.

Los machos alfa coronados siempre han tenido sus concubinas.Ahora salen de la alcoba,y pasean su estatus acompañando y representando al poder al que satisfacen. Con el silencio cómplice del poder social y eclesiástico. Especialmente son los varones los que deben reformatear sus impulsos tetosterónicos y dar paso al amor. Aunque Amor y poder casan mal.

La historia está llena de alianzas del altar y el trono. Las consecuencias las sufrimos los de siempre: ese pueblo que paga los excesos de quien dicen ser excelencias. Y es que quien bien te quiere te hará llorar, dar mala vida, maltratar física y psicológicamente, no tiene que ver con el amor. Por muy reina...de tu casa que seas. Demasiada confusión entre gimnasia y magnesia. Entre genitalidad - caza mayor- y Amor.

Saludos Martín. Buena suerte a tu blog en RD. Acostumbrados a la paz de esta web, el jolgorio multimedia del pluralismo mediático añade nuevos matices a tus escritos. Gracias por apreciar lo que de bueno hay en todo, en todos.

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