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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

17
Jun
2011

"Dios lo ha querido". ¡O no!

6 comentarios

Con demasiada frecuencia se siguen oyendo expresiones de este tipo en círculos creyentes: “Dios lo ha querido”, da lo mismo que sea un cáncer o la lotería. Suena a frase espiritual, pero es expresión de una imagen inadecuada de Dios. A Dios se le achaca lo que sucede en el mundo. Todo lo que pasa es “porque Dios lo quiere”; las cosas suceden, tal acto, tal acontecimiento, “si Dios quiere”. Se dice que los hijos de un matrimonio son “los que Dios quiere”. Cuando salimos ilesos de un accidente decimos: “No ha pasado nada, gracias a Dios”. En cambio la providencia divina parece que se olvida o no se menciona con los doscientos muertos de otro accidente.

Estamos ante un Dios tapa-agujeros que también es un buen recurso (en realidad un mal recurso) para explicar aquellos campos a los que no llega la ciencia. ¿Cómo se pasó del último primate al primer hombre? Como no sabemos, colocamos a Dios para rellenar los agujeros del conocimiento humano. Ante el siguiente texto de Carlos Vogt: “Dios es una gran equis sobre la barrera última de los conocimientos humanos; a medida que la ciencia avanza, la barrera se retira”, comentaba Unamuno: “De la barrera acá todo se explica sin Él; de la barrera allá, ni con Él ni sin Él; Dios, por lo tanto, sobra”. Evidentemente, si Dios es el vacío que llena nuestro desconocimiento, a medida que avanza el conocimiento Dios se queda sin sitio.

Este tipo de Dios es además fatalista. ¡Qué se le va a hacer! Si todo lo que ocurre es voluntad de Dios, protestar contra ello es casi blasfemo. En realidad, si nos referimos a cosas concretas, nunca sabemos lo que Dios quiere. Dios quiere que hagamos el bien, pero el bien concreto que hay que hacer lo decidimos nosotros. Más seguro es saber lo que Dios no quiere. Dios no quiere la pobreza, la miseria, la injusticia, el mal y la mentira. Y puesto que no lo quiere, lo mejor que podemos hacer es colaborar con su voluntad enfrentándonos a todo aquello que oprime y degrada al ser humano.

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Juanjo
17 de junio de 2011 a las 14:46

Enlazando este post con el anterior, se permito exponer un razonamiento habitual, contra el que me he enfrentado no sin severas críticas ni disgustos.
El pensamiento “tan pío es este”, Si estoy en paro es porque Dios quiere, porque si no quisiera, como “es tan poderoso” y me ama tanto ya me habría dado trabajo. Dios sabe lo que necesito y si no tengo trabajo “por algo será” no me toca a mí juzgar a Dios.
Para mí Dios no quiere “ni permite” si se puede entender, ningún mal, y el paro es objetivamente un mal. Otra cosa es que en esa situación de paro se pueda ver a Dios sin dejar colmar la existencia de quien lo sufra, e incluso que de ese mal se pueda sacar un bien. ¡O muchos!
Es habitual mal-entender desde esta posición la frase “hasta los cabellos de vuestra cabeza teneis contados”

Martín Gelabert
17 de junio de 2011 a las 15:03

Gracias, Juanjo, por tus comentarios, con los que estoy fundamentalmente de acuerdo. Si alguien está en el paro es precisamente porque no se cumple la voluntad de Dios. Porque la voluntad de Dios es que haya pan y trabajo para todos. Y que cambiemos las circunstancias políticas, sociales y económicas que impiden que se cumpla su voluntad. En estos asuntos hay muchos malos entendidos y lo que es peor: con determinadas recetas espirituales se puede hacer mucho daño a las personas y a la fe.

sia
23 de junio de 2011 a las 14:55

Cuando murio mi madre tenia 11 años y no hubo cosa que mas daño me hiciera que escuchar esa 2"piadosa" frase de Dios ha querido que asi sea.... pero que dios este ¿? ...Gracias a que su Amor se manifiesta en nuestras vidas concretas a traves de personas concretas que con su vida entera nos eseñan a mirar su Verdadero Rostro en Jesus que no solo es nuestro camino sino sobre todo nuestro compañero de cada jornada,unas veces viviendo la rutina de cada dia,otras el gozo,otras el compartir con herman@s ,otras abrazando a un bebe o a alguien que agoniza...presintiendo que El Dios vivo y verdadero ya ha secado todas nuestras lagrimas acogiendolas en las de su Hijo por el Amor que les vincula y nos une.

Paquita
22 de septiembre de 2019 a las 12:12

Entiendo que si estoy en paro, no es la voluntad de Dios, pero con la ayuda de Dios, puedo vivir esta situación de forma diferente a los que lo viven como un castigo. Y entiendo también que Dios se vale de estas situaciones, para manifestar su Gloria. Porque esta situación, paro, muerte de un familiar etc. no matan.

Carlos
22 de septiembre de 2019 a las 12:14

La última palabra siempre es suya.

Héctor Pérez de los Santos
26 de septiembre de 2019 a las 11:05

Los humanos podemos afirmar muy, muy poquito sobre Dios. Y ese muy poquito dista tanto de lo que puede ser en realidad que todo parecido o similitud es pura coincidencia. Es tanto lo que nos separa y diferencia de Dios, el infinito, que todo lo que pudiéramos o quisiéramos afirmar de él, ya sería falso de principio. Dios es Amor. Eso lo entendemos todos. Pero es tantísima la diferencia que existe entre lo que puede ser el Amor de Dios y lo que nosotros entendemos por Amor, que igualmente podemos y debemos negarlo. Dios es Amor, pero no es Amor, al menos como lo entendemos nosotros. Lo mismo nos ocurre con lo que entendemos como voluntad de Dios. Dios está ahí (que ni está ni no está, pero no tenemos más remedio que hablar así), amándonos infinitamente. Y nos ha creado (otra afirmación humana que habría que precisarla totalmente), sólo para ser felices eternamente, igual que él. Y, por supuesto, con una total y absoluta libertad. Lo más mínimo que pudiéramos afirmar en cuanto que Dios interviene en nuestras vidas, para bien o para mal, es falso de principio. y esta afirmación sé que trae (o puede traer) muchas consecuencias.

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