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Dios, ¿ingeniero o artista?
6 comentariosMe han preguntado mi opinión sobre la teoría del “diseño inteligente”, esa versión en términos modernos de un Dios que crea a través de la evolución, conduciendo de forma deliberada los acontecimientos al fin previsto y propuesto de antemano. No acaba de convencerme esta teoría, porque hay demasiados ejemplos que conducen a pensar que la evolución no ha dado los resultados que serían esperables de un diseñador tan inteligente. Pongo un ejemplo provocativo: uno de cada cinco embarazos termina en un aborto natural. A nadie se le ocurría culpar a Dios de ser el mayor abortista de la historia.
El papel de Dios en la creación no hay que concebirlo como si fuera un ingeniero que sigue un plan para conseguir un determinado resultado. Más bien se parece a un artista que sabe aprovechar la aleatoriedad de los acontecimientos y las circunstancias imprevistas para diseñar una obra de arte. Quizás conozcan el cuento de este rey que tenia un gran diamante de belleza incomparable. Un día ese diamante cayó al suelo y apareció una grieta en la mitad de la joya. Entonces el rey convocó a los mejores joyeros del reino para que devolvieran a la piedra su belleza original. Sin resultado. Solo conseguían estropearla más. Hasta que llegó un anciano joyero que, con paciencia y delicadeza, dibujo una rosa en el diamante e hizo de la grieta el tallo de la rosa, de modo que el diamante apareció más bello que antes.
Dios no manipula la naturaleza. Así como respeta la libertad humana, también respeta las fuerzas del azar, de la imprevisión y de la contingencia, que serían el equivalente natural de la libertad. Dios es un artista que sabe aprovechar las oportunidades que le ofrecen los materiales encontrados. El autor de una obra de arte, para conseguir lo que realmente pretende, ha de renunciar en algún momento a dirigir según sus deseos previos el desarrollo de la misma y atender más bien a como va desarrollando la obra su plena identidad. Por esta razón cada persona es única, una obra de arte. No somos productos fabricados en serie. Dios no obra en contra de la naturaleza, sino a través de la naturaleza. En la esencia misma de la naturaleza está Dios. Naturaleza y Dios no son ajenos el uno al otro.