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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Jul
2009

Deseo de mentira

6 comentarios

El poder, por su propia naturaleza, tiende a ser corrupto. Claro que en eso, como en todo, hay niveles más o menos soportables de corrupción. De ahí la necesidad imperiosa de un control del poder. Aunque eso del control puede terminar resultando un círculo vicioso porque al poder político lo controlan otros poderes políticos, entre los que incluyo a los partidos de la oposición, pues la oposición forma parte del poder. Hay quien me habla de sorprendentes asuntos que pasan por alguna notaria. Me cuenta otra persona que trabaja en una Oficina de control de cuentas a qué sorprendentes partidas se apuntan algunos dineros, incluidos dineros que se entregan a instituciones eclesiásticas. Esa persona me añadía que “todos lo saben” y “todos se callan” y sólo destapan lo evidente (o sea, que no destapan nada), porque en el fondo cuando pueden “todos hacen lo mismo”. O sea, que la mentira forma parte del poder.

Del poder y de muchas relaciones sociales. Es fácil constatar que en nuestra sociedad mucha gente busca engañar y construir sobre la mentira. Una mentira deseada, buscada, querida, potenciada y aplaudida. ¿Podemos decir que hay “deseo de verdad” en la política, la economía, las relaciones entre las personas y los pueblos? Me inclino a pensar que en la mayoría de los casos no hay deseo de verdad. Hay deseo de aparentar, deseo de que el otro piense que soy mejor de lo que en realidad soy, que tengo más de lo que tengo. Porque este pensamiento, basado en la mentira, me favorece. No se trata sólo del engaño; se trata de que no se desea la verdad, porque la verdad perjudica: “¡Si supieran como soy… entonces no me votarían, no serían amigos míos, no querrían hacer negocios conmigo!” o “¡si supieran la verdad me meterían en la cárcel!”, debe pensar alguno. Para los intereses egoístas, la verdad se presenta como un obstáculo. Este deseo de mentira es un auténtico atentado contra el prójimo, un impedimento para acercarnos a él, reconciliarnos con él o vivir en el amor. El deseo de mentir manifiesta que los criterios por los que se rige la vida son utilitarios, funcionales y egoístas.

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Bernardo
16 de julio de 2009 a las 18:57

Como yo lo veo, has dado en el clavo: la sociedad en la que vivimos se sustenta en la mentira con apariencia de verdad. Un ejemplo es cuando pillan a un político en algo, la reacción es negar hasta el final, aunque se demuestre su culpabilidad, aunque se encuentren pruebas irrefutables, él seguirá machacando su tesis. El motivo de esta conducta es que al fin y al cabo ha sido pillado, pues se hace de la necesidad virtud y aquí no pasa nada.
Y como muy bien dices, pasa en todos los ámbitos, también en el eclesiástico (reservemos la palabra eclesial para cosas mejores); y en el educativo.
Es conocido todo lo del plan Bolonia, pero lo que resulta demencial es el proceso burocrático en el que se ha metido a toda la universidad: se dedican esfuerzos ingentes de docentes e investigadores, simplemente a la realización de planes, a la evaluación de los mismos y a la auditoría interna y externa.
Todos sabemos, en el fondo, que eso no sirve para nada, excepto de participar en el reparto de dádivas administrativas para la gestión, es decir, de pasta, que es lo que importa.
Me pregunto cuánto tiempo más puede sobrevivir una sociedad basada en la mentira consentida y extendida. Estamos ante el mayor problema político que hemos tenido en siglos. Espero que pronto llegue el día del apocalipsis, es decir, de la revelación de la verdad plena y toda esta apariencia caiga como las hojas en otoño. Creo que los tiempos van estando maduros para ello.

Gracias Martín por esta oportuna reflexión

Desiderio
16 de julio de 2009 a las 21:11

Yo me planteo: ¿por qué una persona, cualquier persona, prefiere vivir de esas atenciones o de esas expectativas que generan su mentira? ¿Por qué prefiere vivir en su mentira antes que vivir de forma verdadera, íntegra? Me quedo con una frase literal del post: «No se trata sólo del engaño; se trata de que no se desea la verdad». Me parece tremendo: no se desea la verdad; y eso es algo que por desgracia podemos constatar en muchas vidas, incluso en multitud de ocasiones en las nuestras propias, o por lo menos en la mía. ¿Cuántas veces preferimos una mentira a la verdad? El verdadero problema, a mi entender, ya no es que esa mentira nos aleja del prójimo —que es cierto, desde luego—. Para mí el problema es que nos aleja de nosotros mismos, de nuestro núcleo más íntimo desde el cual podemos resurgir mediante una búsqueda genuina y radical hacia el otro, también hacia el Otro, y también hacia el mundo, hacia la naturaleza. Mientras nos empeñemos en negar nuestra realidad y la vayamos falseando o adaptándola a nuestros intereses, iremos trasladando esa ficción a nuestro desempeño cotidiano, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Y eso es lo que ocurre, entiendo yo, no sólo a los que poseen poder político, sino a todos los niveles profesionales. Creo que todos conocemos personas que viven la cultura del escaqueo, y ya digo, en todos los estratos profesionales. Y los que viven de mentiras en su profesión, viven de mentiras en sus relaciones personales y viven de mentiras en su relación personal consigo mismos. Para mí ese es el verdadero problema.

arnadí médico
17 de julio de 2009 a las 00:57

El político debe de ser un administrador debe de tener poder delegado por los demas.El problema es cuando el político no tiene fondo personal ni moral, su única meta es mantenerse en el mismo a toda costa.
Hace tiempo que el poder esta en uno mismo, en su personalidad en el potencial que tenemos.No es mas rico el que mas tiene solo el que sabe disfrutar de lo que tiene.Ni es mas poderoso el déspota o el tramposo si no quien mejor partido le saca a sus cualidades.
Creo que estas cuestiones vienen por el desprestigio de la clase política, que debe de ser trasparente no tener miedo y creer en el hombre.
El político piensa que puede manejar a la gente y si no enriquecerse a corto plazo, pero eso no es un servidor tiene otros nombres.Efectivamente hay que purgar la vida política y empieza con la ética y el servicio.Ahi tenemos un ejemplo de la verdad de la encíclica actual.

El político debe de ser un administrador debe de tener poder delegado por los demas.El problema es cuando el político no tiene fondo personal ni moral, su única meta es mantenerse en el mismo a toda costa.
Hace tiempo que el poder esta en uno mismo, en su personalidad en el potencial que tenemos.No es mas rico el que mas tiene solo el que sabe disfrutar de lo que tiene.Ni es mas poderoso el déspota o el tramposo si no quien mejor partido le saca a sus cualidades.
Creo que estas cuestiones vienen por el desprestigio de la clase política, que debe de ser trasparente no tener miedo y creer en el hombre.
El político piensa que puede manejar a la gente y si no enriquecerse a corto plazo, pero eso no es un servidor tiene otros nombres.Efectivamente hay que purgar la vida política y empieza con la ética y el servicio.Ahi tenemos un ejemplo de la verdad de la encíclica actual.

lola
17 de julio de 2009 a las 12:52

Espero que tanta mentira no nos haga desconfiados unos con otros. Y sigamos siendo transparentes y pensando lo mejor de los demas

Rafa
17 de julio de 2009 a las 20:04

Lamentablemente la práctica de la mentira está muy extendida, incluso en el ámbito religioso y eclesiástico. Algunos hemos vivido épocas en las que presentarse como “católico practicante” era un aval para conseguir un puesto relevante en la esfera social. Lo peor del caso es que, en ocasiones, la misma jerarquía caía en la trampa y pronunciaba públicamente a favor de los que así subían al poder cuando era notoria la falsedad del calado religioso de la persona que así presentaba en público… Otra mentira bastante frecuente, y para mí más escandalosa, es la que se practica en las algunas encuestas de la Iglesia. Si una parroquia cuenta con 10.000 habitantes es casi obligatorio rellenar los impresos de la encuesta abultando el número de personas que acuden a misa, o el número de jóvenes que han recibido la confirmación o que se han casado por la Iglesia, porque si no corre peligro la reputación del párroco ante la curia episcopal correspondiente… ¿Y qué decir de la mentira, falsedad o falta de autenticidad de ciertos sacerdotes mientras celebran la eucaristía u otro de los sacramentos?... ¿Los fieles perciben verdaderamente que esos celebrantes hablan en serio o se dirigen a Dios de verdad?... ¿No parece más bien, en algunas ocasiones, que el sacerdote “está leyendo” lo que está escrito en el Misal, pero que su mente se halla muy lejos de lo que está realizando?... ¿Y qué decir de las homilías?... ¿Son realmente una proclamación de la “Buena Noticia de Jesús” o más bien la divulgación de lo que han escrito algunos filósofos, teólogos o políticos?... Gracias, Martín por ayudarnos a poner el dedo en la llaga abierta en nuestras vidas…

llum
18 de julio de 2009 a las 11:10

Se dice que solo los locos, los niños, y los borrachos dicen la verdad. Aquellos que no "filtran" mediantes las correspondientes máscaras sociales el mensaje que les llega. Jesús dice que si no os haceis como niños no entrareis en el Reino. Y que solo a los sencillos se les ha revelado el nucleo de la Verdad. Simplificarse, hacerse como niños. Tambien y sobre todo en el seguimiento de Cristo, que no es lo mismo que hacer carrera eclesiástica. Para ello si son necesarios los filtros - otros lo llaman ser diplomático-. ¿ Que perfil de obispos son consagrados hoy en día? ¿ Darán opción a un giro a la raiz del mensaje evangélico dentro de la Iglesia para las próximas generaciones? Y en las Órdenes religiosas: ¿ quienes dirigen y con que mensaje las diezmadas filas de los que aún quedan- o no se van, porque peor el remedio que la enfermedad ? Urge una re-fundación, un ir a la Raiz del mensaje de Jesucristo, aquel que solo se revela a los sencillos. ¿ Un signo del Espíritu el hecho de que el Santo Padre tenga su mano derecha escayolada,y tenga que saludar con la izquierda. ? ¡ Un tiempo de saludo y reflexión desde otro lugar,ayuda a var las cosas desde otro ángulo.Todos los ángulos están en la óptica de Dios. ( ¡ Que se mejore Santidad ! ). Una vida espiritual madura requiere ir simplificándose cada vez más.A la hora de " Ver tu Rostro " solo nos hará falta la Claridad de Su Rostro. Quizá sea momento de ir vaciando la mochila. Gracias Martín Gelabert.

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