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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Nov
2008

Desde el punto al que hayamos llegado

2 comentarios

Resulta consoladora esta exhortación de San Pablo: “desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos en la misma dirección” (Flp 3,16). La dirección conduce a la meta, que es Cristo Jesús. Son palabras consoladoras porque el apóstol no felicita a los que están adelantados ni riñe a los atrasados. El apóstol parece como si comprendiera que cada uno lleva su ritmo, su velocidad, cada uno corre en circunstancias distintas. Unos se cansan más, otros se paran con más frecuencia, alguno hasta retrocede. A todos anima a que, estén donde estén, sigan adelante. Lo importante no es el lugar en el que estás, lo adelantado o lo atrasado que vas; tampoco importa mucho que hayas retrocedido o caído. Lo importante es volver a mirar a la meta, levantarse y seguir adelante desde el punto en el que estés.

Juzgar desde fuera o aplicar la ley es fácil. Ponerse en la piel del otro es más fraterno; entonces comprendes que la vida es más complicada que la ley. Hay mucha gente de buena voluntad, que ama al Señor Jesús, pero que no está del todo en regla con las reglas, hechas con buena intención y explicadas o aplicadas en ocasiones de forma rígida e impersonal. En la vida matrimonial, en la vida religiosa, en la soltería… No hace falta explicitar. Si la vida te ha conducido por donde no pensabas; si las leyes parecen condenarte; si te sientes extraño e incomprendido, a ti se dirigen estas palabras de san Pablo: desde el punto a donde hayas llegado, el que sea, este punto en el que parece que no has conseguido nada, lánzate a lo que está por delante corriendo hacia la meta, al premio al que Dios te llama en Cristo Jesús (ver Flp 3,12-16).

Las palabras de Pablo parecen en consonancia con las de Jesús. Pablo dice: salgas de donde salgas, lo importante es seguir adelante; Jesús, en una de sus parábolas, la de los viñadores que llegan a la viña a distintas horas pero reciben todos el mismo salario, parece que, entre otras cosas, dice: llegues cuando llegues, pronto o tarde, lo importante es llegar.

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Un anciano
8 de noviembre de 2008 a las 23:52

Lo importante es caminar,sobre todo bien acompañado,que para llegar (aunque estemos dispuestos )no tenemos prisa.
Ando por mi camino, pasajero, y a veces creo que voy sin compañía, hasta que siento el paso que me guia, al compás de mi andar,de otro viajero.
No lo veo,pero está. Si voy ligero,él apresura el paso;se diría que quiere ir a mi lado todo el día, invisible y seguro compañero.
Al llegar a terreno solitario,él me presta valor para que siga, y, si descanso, junto a mi reposa.
Y, cuando hay que subir al monte ( Calvario lo llama él), siento en su mano amiga, que me ayuda,una llaga dolorosa.
Liturgia de las Horas,Hora intermedia, viernes I.

marcelino
10 de noviembre de 2008 a las 11:03

Es un alivio el pensar esto àra los que somos pecadores. Gracias por recordarlo

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