Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Mar
2009

Curas con pareja y alegres celebraciones

5 comentarios

Dos preocupaciones se traslucen en el discurso de Benedicto XVI a los Obispos de Camerún: 1) que obispos y curas prediquen dando ejemplo, para que no haya diferencia entre lo que enseñan y como viven; 2) que las exuberantes y alegres celebraciones africanas no distorsionen la dignidad de la liturgia.

¿Qué hay detrás de la primera preocupación? Pues que bastantes sacerdotes africanos tienen pareja o familia. De ahí la advertencia: “la autenticidad de su testimonio exige que no haya diferencia alguna entre lo que enseñan y lo que viven cotidianamente” y, para ello, es necesaria “la fidelidad a los compromisos contraídos”. No es una situación fácil. Alguien que lo presenció me contó que en una reunión del presbiterio de una diócesis africana, los miembros no africanos propusieron ser los primeros en firmar una petición a Roma para que estudiase la posibilidad de que, en determinadas circunstancias, los sacerdotes africanos pudieran estar casados. Los africanos se opusieron con este argumento: nosotros no queremos ser presbíteros de segunda clase. O sea: un cura legítimamente casado parece de “segunda clase”. Un cura que lleva una doble vida parece “de primera”, si lo hace con discreción. Amen de lamentable, resulta necesario un cambio de mentalidad.

La otra preocupación es la liturgia. Me temo que para muchos africanos la liturgia romana padece de rigidez y anorexia emocional. De ahí la importancia de tomar en serio algo un poco olvidado: la inculturación de la teología, de la fe y de la liturgia. El Evangelio de Jesucristo no está ligado a ninguna cultura, pero se puede expresar en todas. Con más razón la teología y la liturgia. Las querencias papales por un estilo y unos modos no deben hacernos olvidar que hay otras querencias legítimas que también pueden expresarse. Cuento otra anécdota: para justificar la comunión en la boca, un amante de este modo de recibirla, me dijo: “eso es lo que el Papa quiere”. Perdone usted: no identifique lo que parece que al Papa le gusta más con lo único permitido. Los gustos personales de los que gobiernan son respetables, pero el buen gobernante sabe que hay otros gustos igualmente legítimos.

Posterior Anterior


Hay 5 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Bernhar
23 de marzo de 2009 a las 16:42

Creo que sería bueno empezar de una vez a tomarnos las cosas en serio a la hora de la aplicación práctica de las cuestiones teológicas. Todos sabemos que no hay ningún impedimento teológico para que el sacerdote pueda casarse, sí lo hay para que el monje o fraile lo haga. Estos han elegido un modo de vivir el Evangelio que implica inexorablemente los votos. El sacerdote, por su parte, ha elegido el servicio ministerial del pueblo de Dios, servicio que exige integridad, honestidad y diligencia, cosas estas que se pueden hacer casado o célibe. Nuestro hermanos anglicanos lo tienen bien resuelto desde hace mucho y también los ortodoxos. ¿Tan difícil es hacer lo mismo en la Iglesia católica? ¿Por qué no podemos diferenciar el celibato, como opción personal, y el sacerdocio como servicio comunitario? Da la sensación de que los jerarcas piensan que si se modifica algo, todo pierde valor. Esta es una actitud timorata que no afronta la valentía del Evangelio, que pone los Talentos a buen recaudo y no sabe arriesgar. Por cierto, es conocido que en los orígenes de la Iglesia el celibato no era una práctica extendida y que su función tenía más que ver con lo escatológico que con lo sagrado.
Bernardo

Desiderio
25 de marzo de 2009 a las 00:26

Lo de vivir en esa hipocresía de que no se quiere ser sacerdote de segunda, como dicen, pero sí de primera pero con esa doble vida… pues eso, un tanto lamentable. Tampoco creo yo que se deba tratar con distinto rasero a unos sacerdotes en concreto, distinguiéndolos de los demás. Creo que el servicio a Dios debe estar por encima de eso. Y con respecto a la polémica sobre si es bueno o no que se puedan casar los sacerdotes, vaya por delante que desconozco el sentido teológico de que los sacerdotes deban ser célibes. Lo que yo entiendo es que mantener el celibato está relacionado con el servicio a Dios. No sé yo si el querer ser sacerdote, el querer ponerse al servicio de Dios, y a la vez querer casarse, es como querer nadar y guardar la ropa. Me acuerdo de la cita esa del Señor de dejar que los muertos entierren a sus muertos, interpretada como que no dejemos que nada nos pueda interferir en nuestro servicio a Él. Me gustaría pediros algún documento o texto que explique por qué la Iglesia mantiene esta opción, si tenéis conocimiento de ello: creo que sería interesante saber qué dice la Iglesia al respecto.
En cuanto a lo referente a la liturgia, no sé yo Martín si lo que comentas es un tanto exagerado. De las líneas del Papa yo interpreto que hay que tener cuidado para que en la celebración un tanto “festiva” de la cultura africana, no se pierda el norte. No tanto que no se haga según su cultura, sino que se esté atento para que no se pierda el norte. Y lo mismo podría valer para nuestra liturgia romana: a mí a veces me da la sensación de que se está tan pendiente del culto que, sinceramente, no sé yo si sería válido para nosotros ese toque de atención.

Martín Gelabert
25 de marzo de 2009 a las 12:15

Gracias, Desiderio, por tus invertenciones tan ponderadas y ricas. Un buen resumen de la doctrina y la postura de la Iglesia a propósito del celibato sacerdotal lo puedes encontrar en el número 16 del decreto "Presbyterorum Ordinis" del Concilio Vaticano II. Es un número muy matizado, en el que se reconoce que el celibato no se exige por la naturaleza misma del sacramento del Orden, y que en las Iglesias católicas orientales hay presbíteros casados muy beneméritos. Y también que el celibato está en armonía con el sacerdocio y permite un mejor servicio al Reino.
El tema merece una reflexión más amplia. Podríamos preguntarnos por los motivos por los que, a partir del primer Concilio de Letrán, y definitivamente a partir del Concilio de Trento, se ha ido imponiendo a los clérigos de la Iglesia occidental el celibato. Los motivos son varios, sin excluir motivos relacionados con concepciones teológicas de lo sexual. En todo caso, dado que el celibato no pertenece a la naturaleza del sacramento del Orden, el tema está abierto, aunque veo difícil que, por ahora, cambie la disciplina de la Iglesia.

marcelino
30 de marzo de 2009 a las 22:47

segun tenia entendido , el celibato tenia un significado escatologico. Es vivir la sexualidad en una entrega total a todos, pero desde el punto de vista de la Vida Eterna. Somos seres sexuados, pero la sexualidad no solo el goce, la sexualidad es entrega al otro de manera total. S Pablo tambien habla de esto es nus cartas. El que no quiera ser celibe, puede casarse y dedicarse a otras cosas tan validas como ser sacerdote. Cada cosa requiere lo suyo, y todos formamos parte de la comunion de los Santos, Pero necesitamos sacerdotes santos y entragados totalmente a los demas. Asi lo rezo a diario.

Desiderio
2 de abril de 2009 a las 21:15

Me he leído el texto que nos recomendaste, Martín. Independientemente de que otros hermanos nuestros permitan o prefieran que sus sacerdotes se casen, me ratifico en el anterior comentario, y pienso que en este caso, la Iglesia Católica ha evolucionado en sentido favorable. Nadie puede entrar en los corazones de las personas, ni mucho menos, pero entiendo que una persona dedicada exclusivamente a Dios ejercerá su ministerio de forma más perfecta. Un amigo me hizo la observación de que si un sacerdote presentaba esa inquietud, la de contraer matrimonio, y no lo hacía, iba a faltarle algo para estar, digamos, realizado como persona y como sacerdote, y en este sentido, el hecho de permitirle casarse repercutiría positivamente en él y en sus fieles. Yo en principio discrepo. Ya digo, aunque no se puede entrar en la conciencia ni en el corazón de nadie, así desde fuera, cuando un sacerdote está pensando en casarse, ¿en quién está pensando?: ¿En Dios?, ¿en el prójimo? o ¿en él mismo?, aunque sea de forma sana, sin egoísmos. Si entiende que su vocación es hacia el matrimonio, me parece perfectamente legítimo, pero a lo mejor se debería replantear su vocación a la entrega radical a los demás en Cristo. Entiendo que algo similar, salvando las distancias, ocurre a los casados: quien se casa, “opta” por su cónyuge, y elige no pretender a ninguna otra persona. En este caso, el sacerdote, el religioso, opta por Dios, es su vocación, y elige no pretender a nadie más, incluso me atrevería a decir que elige no pretenderse a sí mismo, a favor de Jesucristo. Todo esto dicho desde mi ignorancia.

Logo dominicos dominicos