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Cuando el lenguaje religioso no sirve
6 comentariosEl humor es una cosa muy seria cuando hace pensar. Porque hay humor y humor. El chiste fácil, chabacano, el que a veces hace reír estentóreamente, quizás sirva para relajar los músculos y poco más. Pero hay otro humor inteligente, no ruidoso, que más que reír hace sonreír. Ese también relaja y además hace pensar. Las viñetas de José Luís Cortés pertenecen a este tipo de humor inteligente, con el añadido a su favor de que se trata de humor religioso. Hay gente que con las bromas religiosas se pone muy seria. Seguramente porque no tienen sentido del humor. Cuando una persona religiosa no sabe tomar a broma algunos aspectos de su propia fe, o no sabe reírse de sí mismo y de lo que más quiere, es posible que más que religiosa sea fanática. Y que dé más importancia a las fórmulas que a los contenidos. A veces el criticar serenamente las formas o el hacer broma con ellas, puede ser un buen signo de solidez en las convicciones y de búsqueda de mejora de los contenidos.
Todo esto viene a cuento de una viñeta de José Luís Cortés en la que se ve a un muchacho leyendo una página dedicada a explicar el “subió a los cielos”. Y entre otras cosas lee: “lo de ‘subió’ no hay que entenderlo en sentido geográfico”. Y también: “por ‘cielo’ no debe entenderse un lugar físico concreto”. El lector comenta: “¡Y qué todavía haya quién diga que sigue sirviendo el lenguaje religioso!”. Tomo la viñeta como pretexto para notar dos cosas. Una, en línea con la viñeta: hoy tenemos un problema con el lenguaje bíblico y religioso, muchas veces vinculado a formas de pensamiento que no son directamente las del hombre moderno. De ahí la necesidad de encontrar conceptos, categorías, parábolas, imágenes, que traduzcan la experiencia cristiana de forma íntegra e inteligible, que puedan relacionar los contenidos de la fe con la experiencia humana actual, con los anhelos y preguntas de la gente, con sus inquietudes y demandas de sentido.
A esto hay que añadir otra consideración: el lenguaje religioso siempre es referencial, nunca agota el contenido al que se refiere. Dios siempre es “más grande” y “otra cosa” de lo que decimos. Por eso, si bien hay que procurar que nuestro lenguaje religioso sea bien entendido, también hay que recordar que, por muy bien que lo digamos, nunca lo decimos bien y, por tanto, nunca entendemos del todo el misterio Dios. Necesitamos expresar a Dios, pero todo lenguaje es por principio insuficiente.