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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

30
Ene
2009

Confesiones cibernéticas

4 comentarios

Entre las noticias con referencias eclesiales aparecidas en la prensa de ayer hubo una que me resultó cómica. Se trata del editorial de un periódico muy leído que, a propósito de la apertura por parte del Vaticano de un canal de noticias en el portal de internet YouTube, se hace dos preguntas que rayan lo absurdo y resultan divertidas. Una sobre la posibilidad de una teología cibernética. ¡A saber qué entiende el editorialista por teología! La otra es incluso más graciosa: ¿contempla el Vaticano la posibilidad de la confesión on line?; en este caso, ¿qué medios pondrá para garantizar la privacidad de los confesionarios cibernéticos?

La ignorancia es atrevida. Pero si es penosa (pena que no es incompatible con lo divertido) la ignorancia de los de fuera, es más penosa (y menos divertida) la de los de dentro. Algunos católicos hacen preguntas similares, por ejemplo, sobre la posibilidad de confesarse por teléfono. ¿Qué diferencia hay entre el teléfono y un Chat con imagen y sonido? Olvidan unos y otros que el sacramento de la reconciliación no es magia: no se trata de cumplir un rito que por el efecto mismo del rito cancelaría deudas o aumentaría el capital. Tampoco es una resolución judicial que determina lo que hay que hacer o pagar para reparar un mal, resolución que podría conocerse por internet o sin necesidad de acudir al juzgado. El sacramento es un signo de perdón y amor gratuitos. Es la fiesta del encuentro. Es un abrazo de amor. El signo, la fiesta y el abrazo requieren condiciones y modos de presencia adecuados al acontecimiento. Cierto, cuando uno está impedido de acudir a una fiesta, porque está enfermo por ejemplo, resulta posible contarle por teléfono lo que ocurre en la fiesta. Pero este modo de participar en la fiesta suele producir nostalgia, tristeza e incluso mayor sensación de soledad. Sólo trasladando la fiesta a la habitación del enfermo pueden todos, incluido el enfermo, participar plenamente de la alegría.

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Ursula
30 de enero de 2009 a las 20:49

acabo de imscribirme en tu bolg. me alegro porque asi puedo comentar uno a uno tus aticulos

marcelino
30 de enero de 2009 a las 22:42

esto no es nuevo, ya en 1603, queria la gente confesarse por carta. El P Suarez decia que era licito recibir el sacramento de la penitencia por medio del sacerdote ausente. Lo cual fue condenado por el Concilio de Trento. Como podemos leer en el punto 1994 del Denzinger. Dice que se basaron en Tomas de Aquino. Aunque yo no longro entender bien los argumentos que utilizan. Pero no deja de ser curioso. Parece que inventamos pocas cosas

Angelines
31 de enero de 2009 a las 00:20

Creo que sin duda hablamos del editorial de El Pais. No sé si en él brilla más la ignorancia o la mala intención. Mas bien me inclino a pensar que su inteligencia no da para más. Para demostrar mala intención es necesario una cierta neutralidad ante las posturas ajenas, y esto es prueba de inteligencia. La conclusión logica de este razonamiento es que la inteligencia, aquí, brilla por su ausencia.

Sigo su blog con el máximo interés.

inspectorflint
31 de enero de 2009 a las 00:45

La ignorancia es siempre atrevida, y además mala consejera. La intrasigencia y la estulticia es mucho peor. El Vaticano lo que pretende es hacer llegar la Buena Noticia a toda la humanidad, y lícito es que emplee todos los medios a su alcance. Pero no olvidemos que lo importante no es el medio, sino el mensaje.
La reflexión sore el Sacramento es impecable, pero no olvidemos que en todo, incluso en el Sacramento, lo importante, a mi modo de ver, es la Gracia.

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