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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

6
Nov
2013

Condiciones de la fe

4 comentarios

El post anterior buscaba responder a la pregunta de qué requiere un joven para abrirse a la fe. Podemos plantear otra pregunta muy relacionada con la anterior: ¿qué requiere la fe para asentarse en un joven? Yo diría que requiere convencer al joven de que Cristo es la respuesta a los grandes anhelos que anidan en su corazón. Este convencimiento ya no es solo obra de la familia, sino sobre todo de la Iglesia en su conjunto. En este terreno las parroquias y los responsables de pastoral de los colegios (católicos, por supuesto, pero quizás también es posible y deseable encontrar ofertas en los colegios no confesionales) juegan un papel fundamental: ¿qué tipo de predicación reciben nuestros jóvenes? ¿Qué clases de religión les damos? ¿Qué propuestas pastorales ofrecemos? Desgraciadamente muchos jóvenes no encuentran el necesario sustento para que en ellos arraigue la fe, una buena fe, una fe que llene sus vidas, una fe que sea algo más que doctrina, para convertirse en encuentro vivo con Jesucristo.

Hay un segundo aspecto necesario para que la fe cobre fuerza en el joven. El joven necesita sentirse protagonista de su vida y, por tanto, protagonista de su vida de fe. No quiere ser un espectador o un oyente pasivo. Necesita saberse implicado en el desarrollo de su fe. Por eso es importante que ofrezcamos a los jóvenes la posibilidad de participar en tareas eclesiales en las que ellos sean (digo “sean”, y no sólo “se sientan”) responsables. Por ejemplo, los jóvenes pueden ser responsables en determinados ámbitos pastorales y de catequesis (de primera comunión, de confirmación, de post-confirmación). Además, es importante que ofrezcamos a los jóvenes la posibilidad de formar parte de grupos de oración, de estudio y profundización en la fe, de compromiso social cristiano, grupos en los que ellos mismos preparen la oración, la liturgia, organicen el estudio y la reflexión, decidan sobre qué ayudas ofrecer y el modo de ofrecerlas. Este es un ámbito que convendría potenciar en parroquias y colegios confesionales.

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Miguel Orell Ortega
7 de noviembre de 2013 a las 13:34

Hace tiempo que se tendria que haber potenciado esto...la Iglesia del dia a dia ...no puede ni debe obviar que en el mundo moderno....hay que estar dando mensajes de fe diariamente en parroquias y colegios confesionales...otra cosa es las comunidades,parrocos y padres les dejen....pero en nuestro pais oasamos de un extremo a otro......antes todo el dia....a todas horas....ahora...casi nada de nada....Las Cofradias de Semana Santa a la que pertenezco......La Piedad de Zaragoza lleva 78 años intentando llevar la fe con actos diarios de ayuda y confraternizacion cristiana y los resultados son pequeños pero seguimoes en ellos.....en los colegios confesionales....donde tengo experiencia
....de años......como alumno,padre y actualmente en la Coral del Colegio.......se lleva medianamente el tema de ampliar y estimular la fe....aunque hay cosas q se hacen.....lo unico negativo.....es que muchos padres llevan a sus hijos a esos colegios por empaque social y porque cren que ellos ganan prestigio en su status social Sic ???? es una generalizacion,claro esta....pero se han perdido muchas batallas....por miedo ???? por que ????

Manuel A. Suárez
7 de noviembre de 2013 a las 15:08

Has dicho una palabra clave: implicarse. El joven, lo mismo que el adulto, la pareja o el jubilado, necesitan implicarse en un proyecto, en una acción de cara a los demás. Una acción apostólica, una actividad caritativa, un programa, proyecto o lo que sea, que los saquen a la calle. Ahí es que prende la fe y ahí es que se inflama y brota la relación de amor a Jesús, y desde ahí a los demás. Personalmente, lo he comprobado entre las parejas de matrimonios de mi parroquia. Somos 23 comunidades, con una media de 7 parejas por comunidad. Y desde que nos hemos tirado a la calle, a ver, a atender las necesidades del prójimo, ha aumentado el compromiso y se nota un despertar en la fe de los que integramos la parroquia.
Para enamorarse de algo hay que trabajarlo/ En el caso de la fe, para enamorarse de Jesús y su proyecto de vida, hay que vivirlo y gastarse por los demás. Muy interesantes estas dos últimas entregas tuyas, fray Martín. Saludos.

Anónimo
8 de noviembre de 2013 a las 12:23

Yo tengo un niño de 12 años y no quiere confirmarse, pero no creo que sea que haya pensado en rechazar a Cristo o a la fe que yo le tengo, es más el aburrimiento de las clases, el no sentirse bien en el entorno (falta dinámica, respeto a la diversidad, estímulo...) pero he decidido no forzar, pues yo tampoco encuentro un ambiente en el que me sienta sosegada y con la comunidad creyente que yo espero de mi fe y la visión de aquella sociedad que acompañaba a María, no encuentro esa humildad y unidad que para mi entender debe haber entre la comunidad o ciudadanía católica, yo reconozco ser una persona abierta en un principio, pero si no, no me doy doscientas veces contra la puerta.

en Comunión
8 de noviembre de 2013 a las 17:28

Gracias, Fray Martín, por plasmar en su blog las inquietudes que en este tiempo de renovación viven parroquias, comunidades, colegios, y familias. A veces son los niños y niñas de Primera Comunión quienes atraen a padres y madres " de vuelta a casa", a sus raíces, a su fe.

Estas palabras dedicadas a una sobrina que celebra en unos días su Primera Cominión, las hago extensivas a toda su generación. Que sepan encontrar en quienes les rodean aquello necesario para crecer como personas, como creyentes.

Nos recuerdan que cada día, nuestra Comunión es Primera. Niños y niñas de Primera Comunión nos ayudan a crecer en nuestra segunda inocencia. Revitalizan la Comunión Eclesial. Felicidades.

CARACOLA

Como la caracola
sinfonía bañada en Azul
a la espera de una escucha
armonías de eco infinito
en la orilla de la Vida

así tu alma
querida C.
el día de tu Primera Comunión
como una caracola
que en fondo de su corazón
escucha la Voz del Amigo
Jesús

En el mar, a orillas de cualquier playa
en la montaña o la ciudad
su voz, su eco
siempre resonará en el interior de tu alma
C.
y como en el fondo de la caracola
Él escuchará tu voz
aquello que le quieras contar
siempre guarda el secreto

caracola en la orilla
Jesús siempre te espera
para navegar
cogidos de la mano
entre olas

por el Azul de la Vida

c.m.c.

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