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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
May
2008

Comprensión, presupuesto necesario

2 comentarios

Un matrimonio barcelonés, católico, con tres hijos, después de haberlo reflexionado mucho, ha optado por llevar a sus hijos a la escuela pública. ¿Motivo? “Así contribuimos a que en la escuela se den clases de religión y tenemos ocasión de dar testimonio de nuestra fe”. Lo cuenta en Logroño la madre, profesora universitaria, delante de 200 catequistas y profesores de religión. Añade: “en la clase de mi hija mayor (8 años) sólo ella y otra compañera van a la catequesis parroquial”. Pregunta una oyente por su reacción y la de su marido en caso de que la niña se negara a ir a catequesis con el argumento de que no asiste ningún otro compañero de clase. “La obligaríamos a ir, porque queremos lo mejor para ella, de la misma forma que si fuera necesario la obligaríamos a comer o a ir al médico”. Los oyentes aprueban. Yo también.

Más tarde tengo ocasión de contar a algunos oyentes de la anterior historia que en un Colegio de Palma, un día la directora vio a una niña musulmana (de 8 años) sola y triste en un rincón del patio, mientras las otras niñas y niños corrían y se divertían. “¿Por qué no vas a jugar?”. Respuesta de la niña musulmana: “porque mi padre no me deja”. La directora trata de animarla y la invita a ir con los otros. De pronto se da cuenta de que la hermana mayor está vigilando a la pequeña, que sigue sin moverse. Mis oyentes desaprueban la actitud del padre musulmán.

Y, sin embargo, en ambos casos, los padres buscan lo mejor para su hija. La respuesta de la madre cristiana sobre la obligatoriedad de la catequesis para su hija me ayuda a comprender la postura del padre musulmán, a pesar de mi desacuerdo. Sólo desde el respeto y la comprensión será posible un acercamiento de posturas. “Será”, en futuro, porque también el acercamiento requiere paciencia. Quizás lo que no es posible con la primera generación lo será un día con la segunda. Insisto: desde el necesario presupuesto de la comprensión del otro.

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marcelino
29 de mayo de 2008 a las 10:39

Si, comprendo al otro, ademas obligar a alguien a algo no sirve de nada. Dificil trasmitir la fe, yo no lo he sabido hacer, y desde lñuego jamas he obligado a nada, si he llevado a mis hijos a un colegio religioso,crei que era lo mejor, tampoco ellos han sabido trasmitir la fe, ¿tal vez no tenemos fe?, solo se da lo que se posee.

Anónimo
29 de mayo de 2008 a las 20:07

¿Aprovechar la ocasión para dar testimonio de nuestra fe o... utilizar todos los medios a nuestro alcance para pasar la fe a nuestros hijos?
Nosotros también optamos en su momento por la escuela pública...no se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemím...En sexto a mi hijo le llamaban "Flandercito" y su hermano era el único asistente a religión de 1ª de ESO.La adolescencia es una etapa fascinante pero dificil. Si Dios tenía pensado interpelar a alguien atraves de nosotros confio en que no le importe tener que hacerlo ahora en un contexto diferente .Hoy están los dos en un colegio cátolico y esperamos que pronto puedan entrar el resto de nuestros hijos.
Mi agradecimiento a la Iglesia a las Escuelas Pias que tanto nos están ayudando

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