May
Comprensión, presupuesto necesario
2 comentariosUn matrimonio barcelonés, católico, con tres hijos, después de haberlo reflexionado mucho, ha optado por llevar a sus hijos a la escuela pública. ¿Motivo? “Así contribuimos a que en la escuela se den clases de religión y tenemos ocasión de dar testimonio de nuestra fe”. Lo cuenta en Logroño la madre, profesora universitaria, delante de 200 catequistas y profesores de religión. Añade: “en la clase de mi hija mayor (8 años) sólo ella y otra compañera van a la catequesis parroquial”. Pregunta una oyente por su reacción y la de su marido en caso de que la niña se negara a ir a catequesis con el argumento de que no asiste ningún otro compañero de clase. “La obligaríamos a ir, porque queremos lo mejor para ella, de la misma forma que si fuera necesario la obligaríamos a comer o a ir al médico”. Los oyentes aprueban. Yo también.
Más tarde tengo ocasión de contar a algunos oyentes de la anterior historia que en un Colegio de Palma, un día la directora vio a una niña musulmana (de 8 años) sola y triste en un rincón del patio, mientras las otras niñas y niños corrían y se divertían. “¿Por qué no vas a jugar?”. Respuesta de la niña musulmana: “porque mi padre no me deja”. La directora trata de animarla y la invita a ir con los otros. De pronto se da cuenta de que la hermana mayor está vigilando a la pequeña, que sigue sin moverse. Mis oyentes desaprueban la actitud del padre musulmán.
Y, sin embargo, en ambos casos, los padres buscan lo mejor para su hija. La respuesta de la madre cristiana sobre la obligatoriedad de la catequesis para su hija me ayuda a comprender la postura del padre musulmán, a pesar de mi desacuerdo. Sólo desde el respeto y la comprensión será posible un acercamiento de posturas. “Será”, en futuro, porque también el acercamiento requiere paciencia. Quizás lo que no es posible con la primera generación lo será un día con la segunda. Insisto: desde el necesario presupuesto de la comprensión del otro.