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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Oct
2009

Capacidad de ver la belleza

5 comentarios

La visita del Papa a la república checa ha pasado casi desapercibida para los medios españoles. Y, sin embargo, en los discursos pronunciados en esta república, se encuentran algunas perlas que denotan, una vez más, la maestría que tiene Benedicto XVI para expresar con elegancia sus ideas. Me quedo con las últimas palabras que pronunció en suelo chequio, inmediatamente antes de subir al avión que le llevaría desde Praga a Roma: “Según un adagio atribuido a Franz Kafka, quien permanece capaz de ver la belleza no envejece jamás. Si nuestros ojos permanecen abiertos a la belleza de la creación de Dios y nuestros espíritus a la belleza de su verdad, entonces podemos esperar permanecer verdaderamente jóvenes y construir un mundo que refleje de alguna manera esta belleza divina, y ayudar a las futuras generaciones a hacer lo mismo”.

Estar abierto a la belleza de la creación y a la belleza de la verdad para construir un mundo que sea reflejo de la belleza divina. ¿Está el hombre moderno capacitado para percibir esta belleza? ¿Cómo miramos a la naturaleza y a los seres humanos? El hombre de hoy observa la realidad en función de su utilidad inmediata y busca, para su propio provecho, explotar los recursos de la naturaleza. Cuando la mira ya no descubre espacios sagrados, que reflejan la bondad del Creador, sino lugares turísticos a los que se accede con dinero. La naturaleza ha perdido su encantado y todo está domesticado por la técnica y el dinero.

¿Y qué decir de la belleza de la verdad? En realidad hoy interesan más las mentiras que producen beneficios inmediatos, que la búsqueda de la verdad, que posiblemente nos obligaría a mirar con misericordia al prójimo y a ocuparnos de él. Porque la belleza de la verdad, cuando se refiere al prójimo, no está en sus rasgos físicos, sino en su ser imagen de Dios y en buscar, en toda relación con él, que resplandezca esta imagen. El pecado, el egoísmo, la violencia, la mentira impiden mirar con limpieza al mundo y a las personas. Hacen incluso que miremos torticera y sesgadamente. Nos ciegan para la totalidad de lo real, para ver aspectos positivos que reflejan mejor la mano de Dios.

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lola
2 de octubre de 2009 a las 16:15

El hombre actual, no puede pensar que el que tiene delante es imagen de Dios, sencillamente porque ha eliminado a Dios de su vida. Ya no se habla de Dios en los lugares habituales. Ni siquiera se muere con Dios. (Bueno, se moriran con Dios, aunque ellos no lo sepan). Pero cuando alguien se muere, ya no llaman al cura, (que se llama asi porque se dedica a la cura de almas)llaman al medico(que no puede curar ya ni el cuerpo). ¿Porque es asi?, yo me lo pregunto a dario, pero no se la respuesta.

anonimo
2 de octubre de 2009 a las 17:36

La Belleza salvará al mundo

FRAY BENITO,OP
2 de octubre de 2009 a las 18:30

La belleza de las cosas es fugaz.Muchas flores bellísimas y perfumadas sólo duran pocos días,otras pocas horas. Sin embargo,aunque feas,las piedras duran milenios y cumplen su tarea. Lo pasajero nos deslumbra y los buscamos,presumimos de él.Con frecuencia dentro de las personas deslumbrasten no hay nada. Jesús iba con las otras. Fray Benito,op

Desiderio
4 de octubre de 2009 a las 20:27

Efectivamente el hombre de hoy parece que ha perdido la capacidad de apreciar esa especie de ley eterna que rige el universo, esa belleza, esa bondad que como un halo rodea a todo lo que existe. Más bien se cree con la urgencia de transformar este mundo, de manejar a la naturaleza e incluso a sus hermanos para sus propios intereses. Quizá para poder apreciar aquello que se esconde detrás de lo que existe se necesita una cierta dosis de humildad, de no creernos los reyes del mundo. Yo creo que de alguna manera esa ley eterna está presente también en lo más profundo de nosotros, de modo que cuando accedemos a nuestro yo más profundo de alguna manera sintonizamos con esa ley universal que rige todas las cosas. Y ese acceso a nuestro yo debe ser liberado de todo lo que suponga una intromisión de nuestros intereses egoístas, de nuestros apremios, de nuestras urgencias. Si logramos desembarazarnos de todo eso que pensamos que es nuestro, pero que no es más que el fruto de nuestros esquemas más superficiales que más que acercarnos a nuestro "ser persona" nos separan de ese núcleo íntimo y profundo, ya digo, si nos logramos desembarazar de eso, empezaremos a estar en condiciones de captar toda esa belleza que mueve el mundo, que mueve la vida, que nos mueve a nosotros mismos.

juan reig
4 de octubre de 2009 a las 23:18

Me parece muy acertada la referencia a estas palabras que ha pronunciado Benedicto XVI en suelo chequio porque hoy dia sólo la Iglesia habla de la belleza. Es curioso, pero la Humanidad ha buscado acercarse a la belleza desde sus más remotos origenes y civilizaciones y sin embargo, a la sociedad actual no le interesa la belleza.
Tenemos que hablar a los jóvenes y a las generaciones actuales de la belleza, mostrarles la verdadera belleza, anunciarles la verdad de la belleza y la belleza de la verdad, porque se ha perdido también la noción de lo bello y no hay nadie que les hable de ésto.
Pienso que es de capital importancia las palabras del Papa, "construir un mundo que refleje de alguna manera la belleza divina y abrir nuestro espíritu a la belleza de su verdad".
También desde mi angulo de percepción profesional, como arquitecto, se me ha suscitado la inquietud de dar a conocer a los jóvenes la impronta de la belleza que Dios ha dado al hombre y cómo se ha reflejado en intentos de acercarse a ella a través de las artes en toda la historia de la civilización. Estoy preparando unas charlas en este sentido que brindo a quien esté interesado. Así los jóvenes pueden reflexionar y escuchar el proyecto de belleza que Dios tiene para cada uno de nosotros y que se muestra en Jesucristo, "el más bello de los hombres".
Juan

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