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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

14
Ago
2016

Amistad de oro

6 comentarios

El deporte es competencia. Los que participan en las olimpiadas quieren ganar. Para que uno gane, otros tienen que perder. Pero el deporte puede y debe vivirse como una competencia sana. En la que el perdedor no se sienta humillado. Hay dos datos en las olimpiadas que ayudan a fortalecer este dicho de que más importante que ganar es participar. El primero: no es solo uno el que sube al podio. Son tres los que reciben medalla, son tres los reconocidos como mejores. Y en el podio, normalmente, tras la entrega de las medallas, los tres suben abrazados al cajón más alto, como signo de unidad y de encuentro. Por otra parte, los vencedores son muy conscientes de que los perdedores son casi igual de buenos que ellos, porque las diferencias entre unos y otros, en las pruebas de velocidad por ejemplo, son de centésimas de segundo. Todos son muy buenos. Las diferencias entre unos y otros son mínimas. He ahí un dato importante que todos deberíamos aprender: lo que me separa del otro es tan pequeño, tan pequeño, que, en el fondo, no vale la pena envidiarle.


Hay otro aspecto importante que queda bien realzado cuando se compite en equipo. El equipo es motivo de amistad. Eso ha quedado claro en el triunfo de Rafael Nadal con su compañero de dobles, Marc López. Ambos han transmitido valores como esfuerzo, valor, tesón. Y algo más. Una persona me ha enviado esta reflexión: “En época de mobbing, bulling, Rafa y Marc nos han transmitido el valor de la confianza y la amistad en el otro, del apoyo mutuo, de poner en común cada cual sus dones. La amistad, ese plus que da alas en la consecución de objetivos. La amistad, aliento de Vida”. Efectivamente, en un mundo dónde abunda el acoso, el “quítate tú para que me ponga yo”, es importante esta imagen de dos amigos que se abrazan, la imagen de que hay sitio para todos.


Más aún: Otro abrazo, el de Nadal con el argentino Del Potro, el abrazo del perdedor con el ganador, es signo de que podemos reconocer los valores del hermano sin celos, ni envidias, ni enemistades. Solo saben ganar los que saben perder. Cuando pierden no se hunden y cuando ganan no se ensoberbecen. No es bueno alegrarse de las derrotas ajenas. Porque el fracaso, la derrota, el no ser el primero, un día me alcanzará a mi. Y en ese momento lo que me gustaría no es que el otro se riera, sino que me diera la mano y me dijera: “tranquilo, solo era un juego”. El juego acaba, la amistad perdura.


Cierto, el deporte es también un colosal negocio. Aún así, me ha parecido oportuno destacar algunos de sus lados buenos. Y puestos a destacar cosas buenas, vuelvo a tomar prestadas las palabras de esa persona que antes he citado y que me ofrece esta otra reflexión: “Es hermoso ver como el extraterrestre Phelps vuelve a la piscina para firmar una salida como le corresponde, dejando atrás las sombras, rescatado por el amor de su pareja y su hijo. Y es que los héroes deportivos son seres frágiles en la vida cotidiana. Necesitan de personas que les quieran por ellos mismos. No todos lo consiguen, devienen juguetes rotos, ícaros de alas quemadas. Muchos se aprovechan de ellos, producen mucho dinero, imágenes de marcas, en esta época de consumo masivo de imágenes, de nuevas sensaciones. ¡Ojala los valores auténticos del deporte lleguen a la vida cotidiana!”.

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ivan grillo
15 de agosto de 2016 a las 06:27

"Orandum est sit mens sana in corpore sano"

Anónimo
15 de agosto de 2016 a las 20:09

Un amigo ex deportista cristiano, Ray Lewis recomendó a M. Phelps el libro “ Una vida con propósito”, cuando éste se encontraba en sus horas más bajas. “Este es el tiempo en que luchamos. No desistas. Si renuncias, todos perdemos” le dijo Lewis. Me has salvado la vida, le respondió Phelps a su amigo Lewis después de leer el libro. El reset de Dios en la vida de Phelps. Su vida ya tiene un propósito.

“ Mi dopaje es Jesús .Él me da la fuerza”. Respuesta de la etíope Almaz Ayana ganadora de la carrera de diez mil metros ante las miradas de recelo de sus compañeras por su indiscutible éxito.

Adelinde Cornelissen, firme candidata a medalla en hípica, prefirió renunciar a dicha medalla antes que someter a su caballo enfermo con fiebre a un esfuerzo que hubiera puesto en riesgo su salud, su vida. ” Con tal de protegerlo, decidí renunciar... Mi compañero, mi amigo, Parzi, el caballo que lo ha dado todo por mí toda su vida no se merece que lo ponga en peligro... Así que sólo saludé y me retiré de la arena”


O Cristo do Corcovado derramando su Gracia sobre Río 2016

Anónimo
16 de agosto de 2016 a las 13:44


Rafaela Silva. Brasileña. Medalla de oro en Judo 57KG en Río 2016. Nació en la favela Ciudad de Dios. Hambre y violencia.

"No tenía kimono para entrenar, entonces mi profesor (Geraldo Bernardes) me dio uno que me quedaba grande, pero era el que tenía; ganaba todas las competiciones, pero mi familia no tenía dinero para pagarme los pasajes para que yo pudiera ir a competir, entonces mi profesor usaba su tarjeta de crédito para que yo pudiera ir"

Nell Salgado, psicóloga le ayudó a superar una depresión en la que cayó ante comentarios racistas después de los juegos olímpicos de Londres.

"Aunque un sueño demore, se puede conseguir. Si se tiene fe, y se lucha, se puede realizar. Yo demoré cuatro años y hoy estoy aquí realizando mi sueño. Este año entrené mucho. Mi objetivo era representar bien a todo el pueblo brasileño. Aquí está la medalla" No es el color o el dinero que te hace ganar una medalla, sino la voluntad, el arrojo y la determinación”

En uno de sus bíceps tatuados los aros olímpicos y la frase :

“Dios sabe cuánto he sufrido y todo lo que he tenido que hacer para llegar a donde estoy”

¡ Grande Rafaela ! Determinada determinación. Y el apoyo y respeto de quienes le ayudaron a crecer.

JotaC
16 de agosto de 2016 a las 14:35

"Si ganamos no es porque seamos mejores que nuestros rivales, sino porque somos mejores de lo que éramos" [Benardhiño].
Este es el espiritu de la Victoria.

Anónimo
17 de agosto de 2016 a las 11:42


En este tiempo en que el deporte de élite nos hace partícipe de su excelencia olímpica, merecen un recuerdo tantos deportistas de base, de la cantera, a quienes falta recursos o no encuentran personas que se los proporcionen. Aquellos que se quedan por el camino y les cuesta adaptarse a la vida cotidiana después de su vida deportiva.

“ Después del podio, el olvido” un documental que se puede visionar en la web de rtve- a la carta- en la 2. Deportistas en primera persona nos narran su propia experiencia en la adaptación a la exigente vida cotidiana, cuando se sale de la burbuja deportiva. Hay programas específicos de apoyo que las autoridades deportivas ofrecen para esa etapa. Muy aleccionador e instructivo. A menudo olvidamos que detrás de la heroicidad deportiva, hay una persona, a menudo muy frágil en otras áreas de la vida.

No todos somos deportistas de élite. Pero si podemos incorporar los valores que el deporte puede proporcionarnos a todos en nuestra vida personal y social. Ayer, tras una caída fortuita en una prueba de atletismo, una de las corredoras ayudó a otra damnificada para llegar a la meta, a pesar del dolor. Nos transmitieron valores deportivos y humanos, más allá de que ambas llegaran las últimas a meta. Pero llegaron.

Como nos sugiere Papa Francisco en la intención de este mes de agosto para el apostolado de la oración:

“ Que el deporte fomente el encuentro fraternal entre los pueblos
y contribuya a la paz en el mundo.

Que así sea.

Anónimo
17 de agosto de 2016 a las 15:00



Una mención especial al equipo olímpico de Atletas Refugiados. Un mensaje de apoyo y esperanza a los refugiados del mundo entero. Muestra de valor y perseverancia para afrontar los retos de la vida. Memoria de la deuda que tenemos con todos ellos.

Soluciones, ya

Gracias por vuestro arrojo y dignidad. Por vuestra presencia en Río 2016

Yusra Mardini, Siria, natación.
- Paulo Amotun Lokoro, Sudán del Sur, atletismo.
- Yonas Kinde, Etiopía, atletismo.
- Yiech Pur Biel, Sudán del Sur, atletismo.
- James Nyang Chiengjiek, Sudán del Sur, atletismo.
- Anjelina Nadai Lohalith, Sudán del Sur, atletismo.
- Rose Nathike Lokonyen, Sudán del Sur, atletismo.
- Popole Misenga, República Democrática del Congo, judo.
- Yolande Bukasa Mabika, República Democrática del Congo, judo

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