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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

11
Sep
2009

Amar la verdad

9 comentarios

San Pablo recomendaba “examinarlo todo y quedarse con lo bueno” (1Tes 5,21). El amante de la verdad no rehuye escuchar a nadie, ni deja de examinar nada. El amante de la verdad está siempre en búsqueda y se alegra de encontrar fragmentos de verdad, estén donde estén y vengan de donde vengan, fragmentos que se identifican con lo bello, lo justo, lo auténtico, lo amable. El amante de la verdad sabe que ésta le supera siempre, que es mayor que él, que no puede encerrarla en sus ideas. De ahí la necesidad de escuchar al otro, buscar conjuntamente. Cuando hay distintas opiniones o respuestas ante un problema, el amante de la verdad escucha a todas las partes, porque siempre hay algo de razón en cada una. En el momento de aceptar o rechazar una opinión, dice Tomás de Aquino, “no hay que dejarse llevar del sentimiento, es decir, del amor o del odio hacia quien la propone, sino por la certeza de la verdad. Hay que amar a uno y a otro, tanto a aquel cuya opinión aceptamos, como a aquél cuya opinión rechazamos, convencidos de que ambos se aplicaron a la búsqueda de la verdad, y en esto son colaboradores nuestros”.

Aquel cuya opinión rechazamos es ¡colaborador nuestro en la búsqueda de la verdad! ¡Y hay que estarle agradecido! ¡Sabia lección la de Tomás de Aquino! Las ciencias avanzan gracias a los errores y la teología gracias a las herejías. Por eso, condenar, prohibir determinadas publicaciones o lecturas, leer siempre lo que va en una determina dirección, negarse a escuchar a aquel del que disentimos, y no digamos irritarse cuando alguien se muestra en desacuerdo con nosotros, todo eso no son signos de amor a la verdad, sino claras señales de cerrazón mental, de incapacidad de comprender. La herejía ha contribuido tanto como la reflexión ortodoxa al encuentro de la verdad religiosa. Los herejes han estimulado la inteligencia creyente, han ayudado a ver las dificultades de la exposición ortodoxa, a purificar lo que de incorrecto pudiera tener esta exposición, a mejorar el lenguaje, a adaptarlo a la cultura, a profundizar su sentido. De ahí que el amante de la verdad no tiene miedo a las dificultades que se presentan contra la fe, porque éstas estimulan la mente a una mejor comprensión de la misma fe.

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lola
11 de septiembre de 2009 a las 19:50

Estoy de acuerdo, pero el mismo S Pablo pide que los cristianos fuertes no escandalicen a los debiles. Todo eso esta muy bien para los fuertes, ¿pero en los debiles en la fe quien pensara?, . S Pablo se refiere a que ningun alimento es impuro, como ningun pensamiento lo es, pero si para aquellos que venian del judaismpo les costaba acostumbrarse a la no existencia de normas....y habia que ser condescendiente con elllos, de la misma manera , los que estan muy preparados y tienen una fe a prueba de bomba, no les afectara ninguna teoria, pero pensad tambien en los debiles.

fray Benito,op
11 de septiembre de 2009 a las 21:05

Martin; Vaya avispero que propones en tu post.¿Que verdad? Entre los mismos creyentes hay muchas verdades,todas respetables,sinceras y con buena base. Tambien encuentro verdad entre los que se dicen "ateos" y actuan al estilo de Jesús.¿Puede vivir en la verdad el que no se acepta como es? El o la que no es aceptado? Tengo claro que quien ama a Dios y al prójimo vive en la verdad. Y el no creyente que ama al prójimo tambien vive en la verdad. Pero la verdad debe entrar en el alma,en nuestro interior,hacerla nuestra, de lo contrario no tiene valor alguno.Las doctrinas que solo se profesan como credo,son semejantes al pan en la mano:no suministran alimento al cuerpo.La verdad y la fé aceptada con el corazón, es como el alimento digerido,que,por asimilación vigoriza el cuerpo.La verdad debe ser en nosotros una fuerza viva,una energía activa y una parte de la trama de nuestro ser.Andar en la verdad denota una vida de integridad,fidelidad y sinceridad,que es el resultado de los principios de verdad que nos enseña el Evangelio. He dejado cosas sin decir,pero la prudencia.que es una virtud,me dice que las calle. Fray Benito,op

Keynes
12 de septiembre de 2009 a las 00:31

No me siento con fuerzas para comentar tu post, Martin. Creo que fray Benito tiene razón: ¿de qué verdad estamos hablando? ¿de la del cientfico? ¿de la del epistemólogo? ¿verdades ontológicas? ¿teológicas? Mejor dejarlo... si estamos hablando de nuestra verdad más íntima sobre las cosas de este mundo, entonces mi reflexión sería simplemente aconsejar ser fiel a uno mismo, a la escucha del argumento del vecino y no traicionarnos intelectualmente a nosotros mismos siendo capaces de dejar de lado el orgullo personal y cambiar de opinión cuando tengamos buenos argumentos para ello aunque choque con nuestros intereses particulares o humille nuestra vanidad de egolatras...buenas noches, Martín. Keynes.

Bernardo
12 de septiembre de 2009 a las 00:45

En la línea de tu argumento acabo de leer dos libros cuyo título ya lo deja todo claro: "Dios no existe" y "la darwinización del mundo". Ambos libros son magníficos por motivos diferentes, pero lo mejor de los dos es que están en el lado opuesto de lo que yo mismo opino, por eso me ayudan a pensar, si únicamente leyera a los de mi cuerda mi pensamiento no avanzaría. ¡Cuánto razón la del aquinate! Lo que importa es buscar la verdad, no imponer la mía.

Oscar
12 de septiembre de 2009 a las 01:13

Desde la filosofía, la ciencia o la teología pueden darse diferentes acercamientos a la verdad. Posiblemente distintos, pero no contradictorios. Y si se realizan honradamente posiblemente serán conflueyentes. Pero como toda búsqueda humana es por principio limitada, así lo es el acercamiento a la verdad. Desde ahí entiendo la pertinencia de lo que dice el Profesor Gelabert: una búsqueda sincera de la verdad debe escuchar a todos los que tienen algo que aportar sobre el tema, también a los que se sitúan en perspectivas diferentes a la de uno. Porque lo que dice el que discrepa de nosotros puede ayudarnos a ver aspectos diferentes, matices sobre los que no nos habíamos dado cuenta; lo que dice el que discrepa puede ayudarnos a expresarnos mejor o a corregir algunos puntos de vista parciales.

sabiendo-SE- amados
12 de septiembre de 2009 a las 16:18

Hasta el creyente más incondicional tienen una duda y el increyente acérrimo un tal vez, nos recuerda el pensamiento unamuniano. La duda nos pone en guardia frente al fundamentalismo que germina en grupos sectarios. Los herejes de una época, pasado un tiempo fueron elevados a los altares o aceptados como pensadores eminentísimos. El mismo Santo Tomás en su tiempo fue tenido como heterodoxo, como San Francisco, y tantos avanzados a su tiempo.
Quizá la dificultad proviene de una concepción estática del Misterio. Y Di*s sobrepasa cualquier sistema conceptual y teológico. Presente en todas pero más allá de cualquier religión. El mismo dinamismo trinitario nos transmite el necesario encuentro con el otro, con su verdad, que como la mía es parte de la Verdad. Solo parte. De la escucha nos llega la complementariedad. Lo que nos falta para completar el misterio de pasión-resurrección del y en el Amor
Una de las razones que se citan para eludir el compromiso amoroso es la pérdida de libertad, un temor a la pérdida de individualidad, de identidad. Y sin el encuentro con el otro, no hay encuentro de ambos-dos en el Uno, en el no-dos. Todos creyentes. Todos herejes. Amados en el Amor Divino. Saludos cordiales

Desiderio
14 de septiembre de 2009 a las 12:41

Para muestra un botón. Has sacado un tema muy interesante en este post, y se puede comprobar la diversidad plasmada en los distintos comentarios. El hecho de estar abierto al discurso de los demás sin duda nos enriquece, nos aporta una serie de matices sobre un determinado tema que difícilmente podríamos considerar nosotros solos en nuestros planteamientos aislados. Independientemente de que estemos más de acuerdo con unos que con otros, qué duda cabe de la importancia de escucharlos y valorarlos todos; y escucharlos de verdad, con todo nuestro empeño, buscando lo que hay de verdad en lo que dice el otro, e intentando comprender por qué dice lo que dice. No sé dónde leí que allí donde todos piensan lo mismo, es que ninguno piensa nada. Yo creo que una de las cosas más bonitas de blogs como éste, es la riqueza que se aporta a cada tema según el universo personal de cada uno. Y doy gracias a todos por ello.

juanjo
14 de septiembre de 2009 a las 17:25

¡Que bien si todos, absolutamente todos lo endiesemos así! A veces parece que desde ciertas posiciones eclesiales, no se entiende de esta forma. Antes bien como estar posesion de la verdad absoluta, e inamovible y ser guardianes estrictos del dogma, cerrados a cualquier idea que suene a progresista, o que se entienda como contrario a ese "dogmatismo"

Marcela Díaz
18 de julio de 2022 a las 02:32

Brillante catequesis, muchas gracias hermano Abrazos fraternos llenos de Bendiciones Felicitaciones felicidades saludos desde Córdoba Capital Argentina

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