May
A vueltas con el amor
6 comentariosEn nuestra sociedad la palabra amor está desvirtuada y banalizada. Normalmente evoca el campo semántico del erotismo sexual. Su equivalente cristiano, el término caridad, está desprestigiado. Por otra parte, los problemas relacionados con el amor cristiano adquieren dimensiones políticas y planetarias: hambre en el mundo, desarrollo, paz, tercer mundo, diálogo norte-sur, nuevo orden económico internacional, inmigración, globalización. Aparecen nuevos tipos de marginación: ancianos abandonados, presos, enfermos de SIDA. El amor cristiano debe comprometerse políticamente y ser eficaz, con todos los medios técnicos a su alcance. A nivel más personal, aparecen otros problemas: relaciones de pareja, relaciones prematrimoniales, aborto, eutanasia, anticonceptivos; y también drogas, alcohol.
Al evocar estas cuestiones, distintas y al mismo tiempo tan relacionadas, no convendría que el discurso cristiano se quedase solo con una, por ejemplo, con el aborto. Estar a favor de la vida es un gran signo de amor. Pero la vida hay que defenderla en todas sus dimensiones. Quedarse solo con uno de los aspectos que conciernen a su defensa puede resultar ideológico y ofrecer un visión parcial de la moral y fe cristianas. Por otra parte, el discurso cristiano debe acentuar las razones evangélicas y los motivos que se derivan de la fe. Por ejemplo: no podemos cargar las tintas en el hecho de que los profilácticos fallan, porque corremos el riesgo de que nos respondan que eso solo ocurre con los de mala calidad. Tampoco conviene hacer un discurso amenazante. Sin duda es más fácil decir que las relaciones prematrimoniales son pecado que explicar porqué no contribuyen a vivir el amor. Lo segundo es más difícil de explicar, pero a la postre resulta más efectivo. Se trata de argumentar en positivo, explicando de qué modo se fomenta y crece el amor y no de ofrecer amenazas que, a veces, resultan incluso ridículas.