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Abr2024Responsables para ser prácticos
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Abr
Práctico no es la solución inmediata y particular, sino lo que abre perspectivas y permite distintas aplicaciones, en función de las distintas necesidades, de las posibilidades personales, de los diversos caracteres y culturas. Por aludir a un ejemplo reciente: ¿qué es más práctico, apelar al “discernimiento prudente y paterno de los ministros ordenados” para que consideren el modo y maneras de conferir una bendición, o de no conferirla, u ofrecer una fórmula hecha y tasar el tiempo que se puede emplear para la bendición? ¿Qué es más práctico, confiar en el discernimiento pastoral, prudente y paterno, de los ministros, o pedirles que, en caso de dar la bendición, pongan un cronómetro para medir el tiempo?
Algunos prefieren soluciones hechas, hechos y datos concretos. Pero los hechos y datos concretos, sirven para personas y situaciones concretas, que no suelen repetirse muchas veces. Por eso, confiar en la responsabilidad pastoral es mucho más práctico y útil. Esta confianza permite distintas opciones. Eso sí, exige responsabilidad.
Cuando se dan soluciones hechas y bien tasadas lo que se pide es obediencia y repetición mecánica de la norma, sea o no oportuna la repetición. Cuando se confía en las personas, en su capacidad de juicio, en su formación, en su sensatez para valorar las cosas, entonces es mejor dejar al criterio del que sabe y se encuentra con un determinado asunto, la aplicación concreta de los principios generales. Porque cuando se trata de personas a las que hay que comprender para poder ayudarles, cada persona es un mundo y cada problema se vive de distinta manera. El criterio del bien, del amor y de la misericordia, y la propia responsabilidad, permitirán aplicaciones diferentes de esos mismos criterios.
En esta línea el Vaticano II decía que, a propósito de un mismo asunto o problema, la misma concepción cristiana de la vida puede conducir a soluciones divergentes. Evidentemente, la divergencia no está en la misma concepción cristiana de la vida, sino en la distinta lectura que uno hace de lo que el Vaticano II llama signos de los tiempos, o de lo que podríamos calificar de lectura de las distintas circunstancias que confluyen en el caso que pide una solución.
Es importante, pues, que los cristianos tengamos claros los grandes valores del evangelio, pero también es importante que sepamos analizar las distintas situaciones y, en el caso de la Iglesia, que busquemos todos honradamente lo mejor para la buena marcha de las personas y de las comunidades eclesiales, siendo al mismo tiempo conscientes de que no todos valoramos del mismo modo las circunstancias en las que hay que vivir el evangelio. Precisamente por eso importa mucho dialogar, escuchar y respetar, para enriquecernos mutuamente y así caminar sinodalmente. Eso es lo práctico y lo útil, no la solución concreta a un problema pastoral, sino el buscar esa solución en un ambiente sinodal.