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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor


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6
Jul
2012
Lágrimas de ceniza
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Sin duda, todos están al corriente de los terribles incendios que han asolado las tierras de Valencia (en España), del paisaje de muerte que han dejado, de la inmensa tristeza de los afectados, de las muertes producidas y de la indignación que han causado. Sirva este poema de Concepción Merí Cucart, titulado “Lágrimas de Ceniza” como oración ante tanto sufrimiento:

En el aire el grito mudo
de una naturaleza agonizante
bañada en gris

 

muerte sobre la ciudad
imprudencia de quienes piensan
que sus actos no repercuten en los demás
olvidando la inter-relación de todos con todos
el efecto mariposa

 

quema de rastrojos
chispa que enciende la mecha de la destrucción
aquelarre de troncos ennegrecidos
un cervatillo acorralado por el fuego
yace en la cuneta

 

desde un helicóptero el samaritano
se desploma en sepultura de agua
al fondo del pantano

casas, árboles, bosques arrasados
cincuenta mil hectáreas calcinadas
por un fuego depredador
de ilusiones y ahorros
¿a dónde irán los niños de campamento?

 

poniente y cenizas
enmudecieron
el canto de los pájaros
a mediodía
pulmones asmáticos se protegían con mascarillas
lágrimas de ceniza
la naturaleza llora sobre nuestra cabeza
y no hay abrazo ni consuelo
para tanta vida destruida

 

unos rastrojos, unas placas solares
semillas de muerte
uno de julio
domingo

 

y el verano incipiente
se tornó invierno helado
por unas manos insolidarias
verde-vida transmuta en gris y negro

lágrimas de ceniza
corazones resecos, indignados
esperan que un viento de levante
destile ambrosía de un nuevo amanecer
en que el bosque vuelva a ser verde

 

manos amantes desbrozan nuevos surcos
aireando la esperanza de solidaridad
entre humanidad y naturaleza
plantarán semillas mientras renuevan esquejes
pasando el testigo de amor por las raíces
de la tierra que les vio crecer

 

y entre pinos y trinos mañaneros
acampadas de fin de curso
celebrarán de nuevo
la Danza de la Vida

 

a quienes un incendio arrasó vida y tierra
autora: Concepción Merí Cucart
Valencia 2-julio 2012

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4
Jul
2012
Católicos practicantes, una redundancia
2 comentarios

Cuando se dice que tal persona es católica practicante, o católica ejerciente, se está indicando que la persona en cuestión no sólo está bautizada, sino que está convencida de su fe y la vive sin ocultarla ni avergonzarse. Por el contrario, el católico no practicante sería aquel bautizado que no cumple con la eucaristía dominical, que no acepta la moral de la Iglesia y que, a lo sumo, alguna vez se deja ver por la Iglesia con motivo de celebraciones que, para él, son actos sociales, como un matrimonio o unas exequias.

Este modo de distinguir entre unos y otros católicos me resulta extraña. Nunca me han convencido las redundancias, sean del tipo de que sean: hay que ser “sacerdotes sacerdotes”. ¿Y cuál es la diferencia entre ser sacerdote y “sacerdote sacerdote”? ¿Acaso se quiere así distinguir entre buenos y malos presbíteros? O, peor aún, ¿acaso el segundo, el duplicado, demuestra su bondad a base de signos externos, tales como la vestimenta? Hubo un tiempo que en Valencia se hablaba de ser “valencianos valencianos”. ¿Qué se quería indicar con eso? Era un modo de hacer militancia por unas determinadas ideas “en contra de” otros modos de entender la ciudadanía. Estas redundancias contienen una crítica a los que no piensan como uno, son excluyentes y beligerantes.

Ser católico practicante podría compararse con ser un marido o una esposa “practicante”. ¿Se puede llamar esposo a un “no practicante”, a uno que no cuida de sus hijos, que no se habla con su mujer o que no comparte las responsabilidades y cargas familiares? ¿Es esto un esposo? Eso ha dejado de ser un esposo. Del mismo modo, un católico no practicante ha dejado de ser católico. Es alguien que prescinde de su fe, que la ha abandonado, que está alejado de ella, que actúa como un pagano, como un no creyente. ¿Cuál es la diferencia real entre un “no católico” y un “católico no practicante”? Si queda claro que no hay diferencia entre ambos, entonces es claro que en España los católicos somos minoría.

Otra cosa es que todos seamos pecadores y tengamos nuestros fallos, deficiencias y defectos y, que por tanto, tengamos que corregir algunas actitudes. Pero el que reconoce sus fallos, está fundamentalmente dentro de la órbita de lo que se debe ser, aunque reconozca que debe mejorar. Entre los católicos los hay que somos más pecadores que otros. Pero todos practicantes.

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2
Jul
2012
Demasiado protagonismo eclesial
3 comentarios

Cuando por motivos de trabajo dejo Valencia suelo llevarme algún libro para aprovechar los tiempos libres. A Lima me llevé dos libros y los acabé de leer tres días antes de mi regreso. Tuve entonces tiempo para repasar los distintos portales religiosos que hay en internet, y me saturé de noticias, más o menos escandalosas, relacionadas con cardenales, obispos y curas. A estos portales hay que agradecerles que publiquen informaciones poco edificantes, porque de otro modo no nos enteraríamos. Desgraciadamente la política oficial en la Iglesia ha sido la de ocultar lo malo, buscando así no desprestigiar a la Iglesia. Pero el ocultamiento encaja mal con el Evangelio y es un signo evidente de pecado. Todo el que obra mal huye de la luz, pero no hay nada oculto que no termine por saberse.

Realizada la acción de gracias, creo que el excesivo protagonismo de personas relevantes en la Iglesia puede ser contraproducente. Pues induce a pensar que ellos son la Iglesia o, al menos, sus más cualificados representantes, y que lo que hacen y dicen es el todo de lo que hace y enseña la Iglesia y, lo que es peor, el todo del Evangelio. La Iglesia somos todos los cristianos, unos más pecadores que otros, pero todos formamos la Iglesia. En la Iglesia hay muchas personas y realidades buenas, que convendría destacar con la misma fuerza con la que se destaca lo malo. Por otra parte, el estar siempre hablando de lo que ocurre, deja de ocurrir o podría ocurrir en los palacios episcopales, no contribuye a la buena salud eclesial.

Lo que mejor representa a la Iglesia son sus obras de amor, de acogida, de perdón y de bien. La gente que vive según los valores evangélicos no suele hacer ruido, porque dedica su tiempo precisamente a hacer cosas buenas. Sin embargo, ellos son los que sostienen a la Iglesia. Por otra parte, cuando salen a la luz las cosas malas, siempre hay quienes se complacen en pedir expulsiones y excomuniones. Estas peticiones me resultan extrañas. Si tuviéramos que expulsar a todos los que no nos gustan, ¿cuántos quedarían dentro? Al final, si no te expulsa uno, te expulsa otro, y así la Iglesia se queda vacía.

Finalmente, las insistencias monotemáticas, sobre todo a propósito de moral sexual y matrimonial, no pueden confundirse con el todo de lo que debemos creer y de lo que debemos testimoniar. Un cristiano cree en Dios y sólo en Dios. Y da testimonio de Jesucristo y sólo de Jesucristo. Y cuanto menos habla de sí mismo y de los demás, y más del Dios de Jesucristo, mejor testimonio da. Evidentemente, la acogida del Dios de Jesús cambia la vida y mueve a comprender las debilidades ajenas.

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29
Jun
2012
Ni relativismo ni dogmatismo
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El dogma es una proposición cierta, desde el punto de vista de la fe. Estas proposiciones suelen formularse cuando hay un peligro de desviación sobre aspectos fundamentales de la Revelación cristiana. El dogmatismo es otra cosa. Es una actitud, un estado de ánimo, un modo concreto de vivir la relación con la verdad, caracterizado por la pretensión de lo exclusivo y lo excluyente.
 

A las certezas no hay que tenerles miedo. No puede darse un compromiso serio e incondicional sin certezas. ¿Quién contraería matrimonio si no estuviera seguro y cierto del amor de su pareja? ¿Quién apostaría su vida por una causa o por un ideal sin tener la certeza de que esta causa y este ideal son verdaderos y valiosos? En este mundo, en donde parece que todo es relativo, es necesario reivindicar la necesidad de las certezas. El problema no son las certezas, sino el hecho de que estas certezas respondan a la verdad del ser humano. Por otra parte, el relativismo, tan característico de nuestra cultura (todo es provisional, no hay nada definitivo; solo importa lo útil, no existen valores), ¿no será una actitud propia de una mentalidad capitalista y consumista? Se buscan clientes fáciles de convencer, sin convicciones, poco críticos, dispuestos a cambiar cada poco tiempo de producto. El sistema capitalista requiere, para su pervivencia, de productos fugaces, con rápida fecha de caducidad.
 

Ahora bien, tan peligroso como el relativismo es el dogmatismo. Dogmático no es el que cree en la verdad, sino el que se cree en posesión exclusiva de la verdad y la utiliza como arma arrojadiza contra los demás. Más que absolutizar la verdad, el dogmático se absolutiza a sí mismo y a sus ideas. La verdad no tiene dueños, sino humildes servidores. Se puede morir por la verdad, pero no matar por ella. El dogmático confunde lo seguro con lo visceral, cree que la fuerza de una convicción depende de la violencia con la que se propone. El Evangelio de Cristo ni se defiende ni se propone a base de dogmatismos, porque estos modos intransigentes de relacionarse con la verdad son la destrucción misma de la verdad. No hay verdad sin amor.

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26
Jun
2012
Convertirse: poder ser distinto y mejor
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La llamada con la que Jesús comienza su predicación: “convertíos” (Mc 1,15) presupone una antropología, un concepto del ser humano no solamente “cristiano”, sino humano sin más. Este es un ejemplo de cómo en Cristo se ilumina el misterio del hombre (como decía el Concilio Vaticano II), lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Si esto es así, entonces el Evangelio (y más concretamente la persona de Cristo) es algo que debería interesar a todos, porque ahí todos encuentran una luz que les ayuda a comprenderse mejor. Es tarea de la Iglesia y de los cristianos saber decirlo de forma comprensible, sin aditivos confesionales.
 

Pedir conversión supone que el ser humano no está irremediablemente atado a lo que ha sido. Tampoco se define por su situación presente. Invitar a la conversión es exhortar al ser humano a tomar la vida en sus manos, orientándola hacia el bien. Es decirle que no hay cadenas que no pueda romper, que no hay ninguna fuerza que pueda cerrar su vida; es decirle que puede ser distinto y mejor. El ser humano siempre es una posibilidad abierta. Es, por tanto, injusto clasificarlo por su pasado, o por sus debilidades, porque es capaz de abrirse a nuevas oportunidades. El futuro es elemento constitutivo de la vida humana. Para el cristiano este futuro está siempre en buenas manos, en las manos de Dios. Por eso no podemos condenar a nadie, ni considerar su vida un fracaso.
 

Si Dios nos pide conversión es porque espera algo de nosotros. Porque se fía de nosotros. Seguramente se fía más de nosotros de lo que nos fiamos nosotros mismos. Porque él nos valora y considera más de lo que nos valoramos nosotros. El conoce nuestra capacidad y sabe bien que es una capacidad infinita. No vale, por tanto, decir: “soy como soy” o “no tengo remedio”. No vale pensar que porque el mal nos ha acosado mil veces, va a seguir acosándonos una vez más. Esta es la esperanza que se deriva de la llamada a la conversión. Evidentemente, esto no quita que podamos y debamos buscar todas las ayudas necesarias, humanas y divinas, para activar nuestras posibilidades de futuro. En este sentido, la llamada a la conversión significa estar abierto a la ayuda que puede venir de fuera de nosotros y estar atento a toda palabra que pueda orientarnos hacia el bien.

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23
Jun
2012
Fernando Lugo, le pesó la sotana
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No es fácil decir algo acertado cuando uno no conoce bien las situaciones. Pero hay dos cosas que me han llamado la atención en la prensa de Lima a propósito de la destitución de Fernando Lugo como Presidente de Paraguay. En “La república” se pueden leer estas declaraciones de un miembro del Frente Guazú: “La fue difícil sacarse la sotana. Veía con bondad a todos los rivales, como si fueran feligreses. Apelaba a la bondad de las personas sin tener en cuenta que muchas de esas personas tienen intereses muy grandes y poderosos”. En “El comercio”, tras recordar que Lugo fue el obispo de los pobres, se añade que “los escándalos de paternidad minaron su popularidad y su imagen de gobernante honesto”. No hay incompatibilidad entre ambas cosas: ser una persona buena y confiada, querer favorecer a los pobres, y provocar escándalo por cuestiones de sexo. ¿Ambas cosas explican la caída de Fernando Lugo? Me parece un poco simplista afirmarlo, pero en todo caso, indican una dirección que retrata algunos aspectos de su personalidad que, quizás, han podido influir en su caída.
 

Me parece (escribo desde Perú y, por tanto, mis informaciones son muy limitadas) que no se ha notado suficientemente que la hacienda de Curuguaty, en la que ocurrieron los enfrentamientos entre campesinos y policías, con el resultado de 17 muertos (6 policías y 11 campesinos), la hacienda, digo, era propiedad de un político “colorado” (partido de la derecha). El partido colorado había gobernado durante más de 60 años, hasta que Lugo ocupó la presidencia. En cualquier otro país, con una democracia consolidada, es dudoso que un acontecimiento como este hubiera provocado la caída del presidente. En todo caso, la destitución del ministro del ramo y del jefe de la policía, como así ocurrió en Paraguay. También es dudoso que en cualquier país democrático se pueda dar un proceso tan rápido, sin mínimas garantías. La destitución de Collor de Mello (Brasil) duró los últimos cinco meses de 1992. Y la de Nixon en Estados Unidos duró 2 años. “A Lugo le degollaron con una hoja de papel en cinco minutos”, escribe un comentarista de “La República”. También es dudoso que el reconocimiento de una paternidad extra-matrimonial (estoy pensando en el príncipe de Mónaco y en algún político español) sea criterio para juzgar la bondad de un gobernante.
 

Pero claro, si de lo que se trata es de quitarse al adversario de delante, porque cuestiona mis intereses, entonces todo vale. Fernando Lugo era un político independiente que no debía el cargo a los partidos y quiso hacer reformas agrarias (y otras) que favorecieran a los pobres. El capital no se lo ha perdonado. Sin conocer bien la situación es difícil juzgar. El episcopado paraguayo, por ejemplo, estaba a favor de que Lugo abandonase la presidencia. Probablemente, si preguntásemos al conjunto de los fieles católicos, las opiniones estarían más divididas. Por las caras que veo a mi alrededor cuando se habla de este tema, y por algunos otros datos que tengo de personas que viven en Paraguay, tiendo a sospechar que se ha forzado la ley, en beneficio de los de siempre, o sea, de la gente con dinero. ¿La destitución de Lugo favorecerá a los pobres? Es dudoso. De hecho, el nuevo Presidente, en su discurso de posesión, no ha nombrado ni una vez a la justicia social. Pero sí se ha cuidado de dejar claras sus distancias con Lugo al declarar que mientras fue su vice-presidente “él me ha ignorado”. Una cosa más: Fernando Lugo ha aceptado el juicio del senado de su país y se ha retirado. Es algo que le honra.

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21
Jun
2012
Evangelio y religiosidad inca
2 comentarios

La visita a la ciudad de Cuzco me ha hecho pensar en lo que podría haber sido un buen encuentro del Evangelio con las religiones de la humanidad. Hoy podemos extraer una serie de lecciones que, cuando los primeros misioneros llegaron a América, no era posible sacar. Ya dije en el post anterior que en los templos incas se encuentran elementos religiosos comunes al judeo-cristianismo. Aparte del número tres como símbolo de lo divino, están también otros símbolos como la serpiente que, tanto para el testamento judío como para el cristiano, es una referencia divina. O el arco iris. En la biblia judía, el arco iris es el signo del pacto, nunca revocado, que Dios hace con toda la humanidad. Por cierto, toda la ciudad de Cuzco está plagada de banderas con los colores del arco iris. ¿Y qué pensar del sol como la máxima divinidad? El evangelio insinúa que Jesucristo es el verdadero sol que nace de lo alto.
 

En Cuzco hay excelentes cuadros debidos a pintores indígenas. En uno se ve al jefe inca Atahualpa a caballo, y frente a él unos dominicos y un grupo de soldados. La escena recuerda la entrega de la Biblia al jefe inca que, evidentemente no sabía leer latín. El inca despreció el libro que le entregaban y los soldados españoles actuaron en consecuencia. En otro cuadro sobre la última cena, Pizarro ocupa el lugar de Judas, con bolsa incluida. El conquistador es expoliador. Hay un cuadro sobre la pasión, en el que los soldados romanos son sustituidos por soldados españoles. En la catedral hay otro que recuerda la ayuda que los españoles atribuyeron a Santiago y María cuando los incas estaban a punto de deshacerse de ellos. De ahí que en Cuzco, el apóstol Santiago no es “matamoros”, sino “mata indios”.
 

Una cosa que hace pensar: cuando un pueblo ha sometido a otro, ha reconvertido los lugares sagrados del sometido a la religión de los conquistadores. Se diría que lo sagrado nunca pierde su cualidad. Los incas colocaban en sus templos a las divinidades de los pueblos vencidos. Y el altar del templo de Santo Domingo, en Cuzco, está situado en el mismo lugar en el que estaba el altar de los sacrificios incas del templo del sol. El convento de las monjas dominicas ha sustituido al santuario en el que algunas jóvenes incas, una especie de vestales, se encerraban de por vida para consagrar al dios sol su virginidad.
 

Eran otros tiempos. Con sus cosas buenas y sus cosas malas. Las huellas de aquellos tiempos pueden ayudarnos a actualizar lo bueno y a no repetir lo malo. El Evangelio siempre hay que ofrecerlo como una buena noticia, que va al encuentro de las culturas, para detectar en ellas un apetito de evangelización.

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18
Jun
2012
Machupicchu: comunidad y divinidad
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He tenido ocasión de visitar la ciudad inca de Machupicchu. Una maravilla. Un paisaje grandioso y unas piedras milenarias ordenadas por la inteligencia humana. En esta ciudad no podían vivir muchas más de 500 personas. Estaban perfectamente organizadas y, al menos algunas, tenían una alta especialización técnica. Era una ciudad que dependía de sí misma, se autoabastecía. Disponía de terrazas agrícolas, conducciones de agua, canteras para construir templos y casas de paredes inclinadas y piedras perfectamente ensambladas unas a otras, en plan “macho-hembra”, logrando así un efecto antisísmico. Sus conocimientos de astronomía se delatan en el reloj solar para precisar las estaciones y los meses. Los ingenieros incas nos han dejado una maqueta de su ciudad, tallada en piedra. En esta ciudad había una auténtica vida comunitaria. Todos eran necesarios. Cada uno dependía de todos y todos de cada uno.


El pueblo inca era religioso. En los templos de la ciudad de Machupicchu (y también en el templo inca que se encuentra en la ciudad de Cuzco en el actual convento de Sto. Domingo) encontramos elementos comunes a distintas culturas religiosas, incluida la judeo-cristiana. Por ejemplo, la relación del número tres con la divinidad. En la ciudad inca está el templo de las tres ventanas, símbolo de la trilogía divina: el cóndor, el puma y la serpiente. En el convento de Sto. Domingo se encuentra el templo de las tres puertas: el rayo, el relámpago y el trueno.
 

Los incas daban culto al sol, a las estrellas y al arco iris. Tanto en Machupicchu como en el convento de Sto. Domingo en Cuzco se encuentran distintos templos a estas divinidades, siendo llamativa la forma en que están construidos los templos al sol, para que en los días en que cambia el equinoccio, el sol se pose sobre la piedra sagrada en el centro del templo. Al templo del sol se entraba descalzo. En sus ceremonias ofrecían a la divinidad los productos de la tierra: maíz, hoja de coca, yuca.


Creían en la vida después de la muerte. En las tumbas aparece de nuevo una trilogía en forma de tres niveles: el cielo, la tierra y el abismo. Los muertos eran enterrados en posición fetal. Así sentían mejor la protección de la madre tierra. Se depositaban alimentos en la tumba, como símbolo de la vida. Había una cierta relación con los difuntos. En Machupicchu, el templo del cóndor está presidido por un gran cóndor tallado en piedra, con las alas desplegadas en simulación de vuelo. Porque lleva los mensajes del mundo presente al mundo futuro.

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14
Jun
2012
Parábola mal escrita
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Un compañero mío contaba una vez confidencias sobre su madre, una mujer buena que le transmitió la fe cristiana. Entre otras cosas contó que su madre decía que algunas parábolas estaban mal escritas. Por ejemplo la del hijo pródigo. Ella pensaba que lo que el padre de la parábola hizo, salir de casa para ir a buscar a su hijo, cubrirle de besos y organizar una gran fiesta cuando lo encontró, no parecía propio de un padre. Eso, decía la buena mujer, sólo puede hacerlo una madre. También podía haber añadido que la parábola era una buena prueba de que tanto Jesús, como el Dios que Jesús revelaba, tenía sentimientos maternales, porque esos sentimientos no son patrimonio de las mujeres, sino una buena manifestación de humanidad.
 

No se trata ahora de aprovechar esta anécdota para hacer una disquisición sobre la parábola de este padre que tenía dos hijos y que, según la parábola original, la que escribió el evangelista, salió a buscar a los dos, porque los dos estaban fuera de casa. Pero sí se trata de notar que esta mujer que decía que la parábola estaba mal escrita había adivinado algo muy importante a la hora de escuchar las parábolas de Jesús. Estas parábolas no se entienden cuando alguien te las explica, sino cuando tú puedes contar tu propia parábola, una parábola que se corresponda en tu vida a lo que dice la que cuenta Jesús. Por eso, si tras escuchar las parábolas de Jesús, no surge la pregunta: ¿qué voy a hacer yo después de escuchar este relato, volver a mis rutinas de todos los días, o cambiar mi vida según lo exige la parábola?, si no surge esta pregunta, digo, es que no hemos entendido la parábola. Y si surge la pregunta, entonces algo cambiará en tu vida y precisamente porque algo ha cambiado, podrás contar tu propia parábola, la de tu vida.
 

Desde esta perspectiva, bien podemos decir que todas las parábolas están mal escritas, porque todas están esperando que nosotros hagamos la buena escritura. Una buena escritura que, en realidad, es el relato, no de lo que “yo haría”, sino de lo que voy a hacer y lo que de hecho hago tras escuchar la parábola. La madre de mi compañero no hacía un discurso feminista, simplemente se preguntaba si aquello que el padre del relato hacía no era lo que ella como madre debía hacer, y lo que todas las madres (y también los padres, hermanos, hermanas, amigos y amigas) debemos hacer.

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11
Jun
2012
En Lima, Rosa entre Martín y Juan
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Llegué a Lima el sábado, día 9, para dar unas clases y una conferencia. El domingo, día 10, por la mañana, me llevaron a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Ha sido un primer contacto, una mirada rápida. He visto la casa donde nació Martín de Porres: actualmente en ella se reparten 100 almuerzos diarios a personas ancianas, funciona una escuela de formación profesional, un dispensario que atiende a personas enfermas, y cada mes, con ayuda de estudiantes de medicina voluntarios, hace campañas de sanidad entre los campesinos. Enfrente está la Basílica de Rosa de Santa María, construida sobre la casa señorial de la familia de Santa Rosa. Se conserva la habitación en la que Rosa se dedicaba a la penitencia y la oración. Hay quien dice que su modo de vida laical, de contemplativa en la ciudad, era una forma de protesta, un modo de decir que fuera de las estructuras monásticas también es posible vivir la contemplación.
 

Cerca de estos lugares se encuentra el inmenso convento de Santo Domingo, con siete claustros, alguno muy deteriorado. En el convento están las tumbas de los dos grandes peruanos, Martín de Porres y Rosa de Lima. Frente a la tumba de Martín hay dos grandes cuadros que se llevaron a Roma, hace ahora cincuenta años, con motivo de la canonización, en los que están representados los dos milagros modernos, considerados aptos para la canonización; en la parte baja de estos cuadros, la piedad popular ha dejado muchas inscripciones en forma de oración. La tumba de Sta. Rosa está en una amplia capilla, en un sótano. Hay que entrar agachado por una estrecha y baja escalera. Los cráneos de Rosa y Martín, junto con el de Juan Macías están en un altar lateral de la gran Iglesia de Santo Domingo. Todo el convento está lleno de recuerdos de estos santos, sobre todo de Rosa y Martín. Son muchas las vidrieras, capillas, esculturas, imágenes en las que aparecen los tres juntos: Rosa siempre está en el centro.
 

Visité la Plaza de Armas, donde está el palacio del gobierno, el ayuntamiento y la catedral. El Cardenal de Lima estaba celebrando la Misa del Corpus en la plaza, adornada con alfombras de flores para la procesión y llena de estandartes y banderas, que precedían a distintas cofradías y hermandades, sus miembros todos uniformados. Me cuentan que, en ocasiones así, cuando llega la hora de la comunión, se hace notar a los fieles que no está permitida la comunión en la mano. Debe ser un gran problema.

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