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Valoración positiva de la sexualidad conyugal
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Dice el Papa que la unión sexual, santificada por el sacramento, es ni más ni menos, que “camino de crecimiento en la vida de la gracia para los esposos”. Por lo tanto, la educación y maduración de la sexualidad conyugal "no es la negación o destrucción del deseo sino su dilatación y su perfeccionamiento". Dado que el sacramento del matrimonio es signo de la unión de Cristo con su Iglesia, y el amor conyugal abarca las expresiones del cuerpo y del espíritu, el Papa llega a decir: “un amor sin placer ni pasión no es suficiente para simbolizar la unión del corazón humano con Dios”. Y como los sacramentos cobran su sentido a la luz de la Pascua, es posible afirmar que en los momentos de gozo, de descanso, de fiesta, y también en la sexualidad, los cónyuges experimentan una especie de participación en la vida plena de la Resurrección de Cristo.
Sexualidad es mucho más que genitalidad. Comprende una serie de expresiones de afecto, cariño, encuentro, comunicación, admiración y duración que tienen su pleno sentido en el contexto del amor. La sexualidad es tanto más humana, placentera y humanizadora cuando se vive como expresión de amor. Por eso, el acto conyugal siempre debe ser libre, de lo contrario no es un verdadero acto de amor. Como entre el marido y la mujer (dice Tomás de Aquino) la amistad se da en grado sumo, en este amor la sexualidad encuentra su más limpia manifestación, exenta de cualquier ambigüedad.