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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

9
Oct
2013

¿Una vergüenza? Sí, y mucho más

8 comentarios

No me ha gustado nada, pero nada de nada, lo que he leído: que el primer ministro de Italia, Enrico Letta, ha anunciado que todos los fallecidos en el naufragio de Lampedusa recibirán la nacionalidad italiana. Y, al mismo tiempo, que los adultos rescatados pueden ser castigados con una multa de hasta cinco mil euros y la expulsión del país. Nacionalidad para los muertos y multa para los vivos ¿Pero qué clase de broma macabra es esta? ¿Es que no se dan cuenta de lo que dicen? ¿O es que dicen lo que piensan? Lo que podía haber hecho el primer ministro, y de paso podrían haber apoyado los líderes europeos, es el anuncio de la revocación inmediata de esa ley que equipara la inmigración al terrorismo y, por eso, considera como delito de cooperación con terroristas la ayuda de los pescadores a los inmigrantes que buscan llegar a Europa a través del mar, jugándose la vida. La mala vida en Europa vale más que la buena vida en sus países. Porque esa es otra.

Tampoco me ha gustado nada, pero nada de nada, el video de los dirigentes europeos en Lampedusa, desfilando con sus maravillosos y estupendos coches para, supuestamente, solidarizarse con las víctimas. ¡Menuda solidaridad! Uno se pregunta por qué, habiendo ocurrido la tragedia hace ya una semana, los líderes europeos se han hecho presentes este miércoles, día 9 de octubre. ¿Acaso es que no habían llegado a la isla los coches en los que se han desplazado? No es extraño que la gente les haya abucheado, utilizando la misma palabra que el Papa empleó para calificar la tragedia: una vergüenza. Una vergüenza y un asesinato en la medida en que acontecimientos como este se pueden evitar y no se ponen las medidas para hacerlo.

¿Y qué decir de esas leyes que salen de nuestros parlamentos? Comprendo que tanto parlamento, europeo, nacional, regional y local, tenga que buscar el modo de estar ocupado. Y así se dedican a regular todo lo regulable, incluido el si podemos o no ayudar a personas en situación de extrema necesidad. Santo Tomás dejo bien sentado que el “amor al enemigo” (y ¡atención!, los inmigrantes no son enemigos, sino una pobre gente, unos hermanos nuestros, hijos de Dios), exige auxiliarle en toda situación de necesidad, cuando nadie más puede hacerlo. Los pescadores, a los que la ley podría acusar de auxilio al terrorismo, tienen en esta doctrina un buen apoyo para quebrantar la ley.

Pero no hacen falta apoyos doctrinales, pues todo ser humano que se encuentra frente a otro ser humano en necesidad debe (es un deber de humanidad) desobedecer todas las leyes que impiden prestarle auxilio. Porque la ley de leyes es la de la conciencia y la dignidad humana. Para los que creen en Dios esta ley es además divina.

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JMV
10 de octubre de 2013 a las 11:11

Una vergüenza y un drama. Impresiona ver los ataúdes en fila y pensar en la historia de cada uno de los muertos. De los niños. Pero nos hemos envuelto en conchas de galápago y ya nada nos conmueve. Por eso es necesario establecer unas leyes nuevas. Unas leyes que partan de unos principios claros y coercitivos.

Ahora bien, el relativismo que todo lo baña hará cada vez más difícil detallar un código universal de conducta. Donde, dice usted, la suprema ley sea la de la dignidad humana. ¿Qué hacer cuando se flaquea en esto? Un filósofo español de enorme influencia por la radicalidad de sus planteamientos antiusnaturalistas, firme defensor de la equiparación de los derechos de todos los animales (la especie humana sería una más) negaba, en reciente entrevista a propósito una obra suya, que existiera "eso de la dignidad del hombre". Con esos puntos de partida, toda explotación es posible y, en el fondo, justificada. "Sagrada" dirían hoy las abortistas. Menudo caos mental de trágicas consecuencias.

Oscar
10 de octubre de 2013 a las 12:57

Muy buena reflexión. Totalmente de acuerdo. Una pregunta: si no pueden pagar la multa esos supervivientes, ¿les van a mandar a la cárcel? Y otra: los herederos, sus hijos o sus padres, de los muertos nacionalizados italianos, ¿tienen derecho también a la nacionalidad italiana?

Manuel Ángel Suárez
10 de octubre de 2013 a las 17:15

Gracias, fray Martín, por recordar en tu comentario de hoy a esta pobre gente. No hay nada más que añadir. Me pregunto: ¿qué hacen, qué dicen los organismos internacionales (ONU) sobre este tipo de tragedias? Siempre llegan tarde, postmortem, pero ¿no denuncian nada?/ Porque en otros países la oficina de Naciones Unidas anda muy ocupada llamando la atención a gobiernos pobres, que ven inundadas sus fronteras de grupos humanos que nadie quiere recibir, y a los que acusa de supuesto maltrato . ¿Por que la ONU no le llama la atención a esos países ricos como lo hace con los chiquiticos?
Que aplique la norma a todos por igual.

mártires de Lampedusa
10 de octubre de 2013 a las 20:29

Los que manejan los hilos del poder y el dinero no creen en Dios. Y les importa bien poco lo que ocurra al ser humano, a cualquier ser humano. Son las leyes del mercado las que rigen este final decadente del capitalismo neoliberal. Y todos estamos implicados de una forma u otra en el pecado estructural que deja a hermanos nuestros sepultados en el mar, fin de trayecto tras un trozo de pan. Porque recursos hay de sobra para todos. Pero no interesa el reparto justo. No es negocio. Se les quita sus riquezas naturales, y se les deja para la foto del safari.
Que Dios nos perdone, y acoja a todas las víctimas del des-Amor. Mártires tambien ellos.

Gracias Fray Martín, corazón entrañado. Razón sintiente.

todos somos nosotros
11 de octubre de 2013 a las 08:35

Todos somos nosotros

«en l’encontre no hi ha itineraris previs. Tan important com la meta és el punt de partida. És una exigència evangèlica i, per tant, no hi podem posar fronteres ni límits. És un procés obert perquè participem d’un misteri insondable i la nostra fe ens repta a anar més enllà de les fronteres. Potser començarem a ser veritablement cristians quan fem deu passes, tot i que l’altre només en faci una.

Dialogar, conviure, donar sense la certesa d’esperar reciprocitat manifesta la gratuïtat més gran a què ens convida la nostra fe. Una de les resistències més tenaces de l’opció cristiana és la suposició que no hi ha reciprocitat. Cal arriscar-se».

Teresa Losada.
Religiosa

in memoriam

cristianismeijusticia

VISITACIÓN LORENZO, SF
11 de octubre de 2013 a las 11:27

Como la Beata Ana María Janer repetía: "Yo acojo a todos los que tienen necesidad y estan heridos" y también "Seré para ellos como una madre cariñosa..." hago míos esos sentimientos con esos hermanos nuestros que llegan a las playas y que cada llaman a nuestras puertas en busca de ayuda. Són hermanos y merecen que les tratemos como hermanos. Rezo por todo.
1171072013

¿Qué más da?
13 de octubre de 2013 a las 10:02

¿Por qué vamos a preocuparnos ahora que están crecidos cuando les matamos cuando están en el vientre de su madre? "Abortar es sagrado". "Dejar que se mueran en en charco es sagrado".

fidelidades
13 de octubre de 2013 a las 22:35


Y entre tanta tiniebla...La luz del evangelio encarnada en el pueblo Tapirepé ya es eterna. La hermanita de Jesús Genoveva descansa en la hamaca en la que descansaba, en una tumba de la tierra que solía amasar,hecha por quienes han sido su pueblo de referencia. Partera de los Tapirepé, evitó que el pueblo se extinguiera. No convirtió a nadie al catolicismo. Trabajó porque tuvieran Vida y en abundancia. Evangelización siempre nueva, inculturada.

Gracias hermana Genoveva, testigo fiel.

Quiero agradecer públicamente al P. Martín Gelabert su celebración Eucarística y su homilía hoy en la Basílica S. Vte Ferrer en Valencia. Sería bueno que quienes asistíamos a su Eucaristía, le hicieramos llegar nuestro deseo de volver a escuchar su predicación dominical en esta Basílica de forma continuada. Echamos mucho de menos sus homilías, su celebración eucarística. Disculpe P. Martín esta indiscreción.

Mil gracias P. Martín por ofrecernos lo contemplado.

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