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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

15
Dic
2014

Una persona, dos naturalezas

3 comentarios

Los textos catequéticos resumen así el dogma cristológico: en Cristo había una única persona divina y dos naturalezas, una humana y otra divina. Con esta fórmula, aunque utilice términos de la filosofía griega, se está diciendo que Jesús es al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero hombre. El hombre Jesús es el Hijo de Dios. Las herejías cristológicas niegan, con mayor o menor insistencia, uno de los dos términos de la cuestión: la divinidad o la humanidad, aunque me parece a mi que a muchos creyentes de hoy les escandaliza más la negación de la divinidad que la de la humanidad. Por eso, cuando se insiste en que la humanidad de Cristo es tan importante como la divinidad, surge enseguida la pregunta por cómo comprender que en una sola persona pueda haber dos naturalezas, hasta el punto de que la naturaleza divina no sólo no anula la humana, sino que la potencia. Uno es tanto más humano cuanto más divino es.

¿Cómo entender que Jesús es el Hijo de Dios sin entrar en tecnicismos teológicos? No es posible desvelar el misterio. Pero sí resulta posible mostrar que no es contradictorio que una naturaleza humana concreta exista de forma personal en un nivel divino. Dicho de otra forma: Jesús es una persona divina (afirmación de fe) que vive una vida auténticamente humana. O sea, el hecho de ser persona divina no es “obstáculo” para vivir realmente como hombre. Un ejemplo, tomado de la propia experiencia de uno mismo, puede ayudar a entender el misterio de la Encarnación. El sujeto humano no es solo un “yo” pensante y queriente, también es un “yo” sensible. No es lo mismo pensar que sentir. Pero estas dos maneras de ser pueden coexistir en una unidad más fundamental. En la persona, en el mismo “yo” humano se unen la conciencia pensante y la conciencia sensible, pero el “yo” no se identifica ni con la conciencia pensante ni con la sensible. Hay como dos “hogares” de un mismo yo. El “yo” no se reduce a ninguno de estos dos hogares, aunque forman una unidad en él. Este “yo” no es una tercera realidad, es inmanente a lo pensante y a lo sensible, sin ser ni uno ni otro.

¿Se puede intentar buscar ejemplos más sencillos? Sí, a condición de tomarlos como ejemplos que no agotan el misterio. El que tiene el hábito del estudio, puede encontrar dificultades para estudiar, debido a la somnolencia o a la enfermedad. De forma similar la persona divina tendría dificultades para entender debido a que se encuentra en una condición humana, limitada y precaria. Otro ejemplo: imaginemos que un ordenador antiguo acepta un programa de última generación, imaginemos un “software” (instrucciones que no se pueden ver ni tocar) moderno en un “hardware” (soporte físico) antiguo. El programa moderno operará, en este soporte antiguo, con mucha lentitud y con algunos fallos, que no serán debidos al programa, sino al soporte. El programa, si solo encuentra un soporte anticuado, tendrá que conformarse con este mal ordenador si quiere tener alguna posibilidad de mostrar sus muchas virtualidades, aunque las muestre de forma imperfecta.

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José María Valderas
17 de diciembre de 2014 a las 22:47

Existe, fray Martín, un problema central en neurofilosofía que es el llamado problema duro de la conciencia.Quien hasta hoy lo ha estudiado con mayor hondura ha sido David Chalmers, desde el terreno de la filosofía, y Francis Crick y Christoph Koch desde el campo de la neurociencia. A ambos eso de la conciencia pensante y la conciencia sensible les parecería una impostación extraña. Pero como quiera que el campo de la conciencia y su naturaleza es hoy un auténtico campo de Bramante, dejémoslo en la sorpresa. No sin antes anotar que apuntalar la explicación de un artículo de fe en ella, al margen de lo que dice la neurociencia, resulta, desde mi punto de vista, muy atrevida. Cierto es que el concepto de naturaleza puede tener raíces aristotélicas. (O presocráticas.) Pero su elaboración teológica va mucho más allá. No digamos el concepto de persona. Resultas fascinante la disputa monofisita por la riqueza de aportaciones. No sé si la urgencia del quehacer diario impide la reflexión de la aportación de la patrología, por un lado, y de la ciencia, por otro, para enriquecimiento de la teología. No lo sé. Pero yo diría que resultan imprescindibles.

ivan grillo
24 de diciembre de 2014 a las 20:23

La doctrina Cristologica nace del primer capitulo del Genesis.
Tenemos que el Ganesis en su leyenda sobre el paraiso es una cuestion mitica.
Es decir que dicha doctrina esta montada sobre bases no reales, ni historicas, ni cientificas sino en leyendas miticas.
Tenemos que: Los mitos son narraciones inmaginarias y fabulosas que intentan dar una explicacion no racional de los fenomennos.
Cuando se crearon los dogmas en los primeros concilios no se tenia nocion de que realidad estaba escribiendo el biblista que escribio el genesis.
La realidad es que todas las doctrinas creadas y fundamentadas en el Genesis tienen un base mitica, partieron de leyendas y de creaciones filosoficas en especial de Platon los Griegos y con ellos entraron los Cinicos.
Hoy a la luz de la verdad historica (no revelada sino extraida de los aconteciomientos cientificos) el dogma de la encarnacion no tiene fundamento.
Para que Dios tenia que mandar un hijo a la tierra????
De que nos tiene que salvar?????
Dios creo al hombre, y este salio bien hecho, pero no fue ni puede ser una creacion perfecta, pues repugna a la naturaleza Divina, no pueden existir dos seres perfectos, esto seria dos dioses.
El hombre fue sometido a la caducidad y todo lo que es caduco es continngente, por lo tanto inperfecto.
Si ademas se le dio el poder de ser libre en su obrar, la consecuencia no se hizo esperar, por tal razon , el hombre tiene la facultatde hacer el mal, por esto. por esto dice Martin B. " La vida del hombre sobre la tierra es una batalla entre el bien y el mal.
Los famosos Dogmas de la Iglesia pasaran a la historia por sustraccion de materia.
Al tracurrir varias generaciones, ni se nombrarar, ni se acodaran de ellos.
NO hay mas realidad que la ignorancia religiosa de los fieles. A quienes no se no se les puede educar en la verdad cientifica del momento, so pena de ser expulsado de la iglesia quien intente hacerlo, como ya tememos innumerables ejemplos.
En otra ocasion profundizare mas sobre el tema, si es que este les interesa, y si es que se publica.
Gracias.

Valero
18 de diciembre de 2021 a las 09:10

Decimos que alguien es inhumano cuando es cruel con otros, es decir, cuando no ama, porque lo propio, lo que identifica al ser humano es la capacidad de amar, y el amor es sustancia de Dios. Esto me lleva a pensar que en toda persona se da, aunque de forma todavía no plena -porque estamos hechos a imagen de Dios- esta doble sustancia revelada plenamente en Jesucristo. Espero no haber dicho ninguna barbaridad, ni soy teólogo ni lo pretendo, pero Martín me ayuda a entender de forma sencilla, realidades complicadas de la fe. Gracias Martín

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