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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Sep
2015

Un Papa que, por ahora, abre ventanas

7 comentarios

Ha sido portada de casi todos los periódicos. Ha sido la gran noticia de los portales religiosos. A unos y otros ha sorprendido la autorización del Papa Francisco para que durante el “año de la misericordia” todos los sacerdotes puedan absolver el, para los creyentes, pecado de aborto. Digo para los creyentes, porque solo para ellos tiene sentido el concepto de pecado, como un acto que no responde, en parte o totalmente, a los criterios del Dios revelado en Jesucristo. Cierto, según la norma eclesial, absolver el pecado de aborto está reservado al Obispo, aunque también hay otros confesores que pueden absolverlo habitualmente, porque tienen “bula” para ello. La autorización de Francisco tiene precedentes: durante los días en que se celebraron en Madrid las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Arzobispo Rouco Varela concedió a los presbíteros una autorización semejante.

Más que los hechos en sí, lo que sorprende en Francisco son los acentos y los enfoques. Los acentos: con este Papa ha quedado muy claro que hay muchos modos de matar: el cerrar una frontera, las estructuras económicas o el comercio de armas matan cada día, y pueden ser pecados tan graves o incluso más que el del aborto (depende de las circunstancias). Cuando se tienen en cuenta todos los modos, entonces uno resulta más creíble en su denuncia que cuando solo se denuncia una modalidad. Los enfoques: hay situaciones muy difíciles de arreglar, porque las personas que las sufren se ven superadas por las circunstancias. Así enfocó el Papa en la Evangelii Gaudium el tema del aborto, buscando comprender la angustia de la mujer. Y así está enfocando otros temas sobre moral sexual o matrimonial. Comprender no es aprobar, mucho menos alentar. Pero sí es no añadir sufrimiento a sufrimiento. Comprender es “ponerse en la piel del otro”, preguntarse qué haría yo en su situación. Comprender es no juzgar “desde fuera”.

En cuestiones de moral o de pastoral vale lo que se dice en medicina: no hay enfermedades, sino enfermos. Es necesario mantener los principios, pero las respuestas son individuales. Algunos desearían que este Papa abriera puertas. No digo que en algunos terrenos no sea posible, pues a veces hemos confundido el dogma con la teología, hemos ahogado la libertad evangélica o hemos leído la Escritura desde presupuestos que le son ajenos. Por ahora tengo la impresión de que solo se abren ventanas y se favorecen los debates.

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ivan grillo l.
3 de septiembre de 2015 a las 03:38

Una pregunta curiosa que mucha gente se hace.

Cual es la razon o el motivo que "el aborto" se encuentre inscrito como delito en el codigo de derecho canononico?

Acaso no hay mayores delitos o faltas que las personas pueden cometer??

Por que se excomulga a todos los que han participado de un aborto, y no se excomulgan a todos los los que han participado de un atentado criminal (poner bombas para que muera el que muera sin distingo de edad sexo etc., con la misma vehemencia???)

De que puede gozar en la otra vida una creatura humana nonata, si no ha tenido ninguna experiencia en vida???

Quien no ha tenido oportunidad para manifestar su libre albedrio debe reputarse como no nacido.

La responsabilidad nace con la manifestacion libre de la libertad.

Gracias por absolver estas inquietudes.

Atte. Ivan

Juan
3 de septiembre de 2015 a las 20:47

Sin autoridad para opinar en este asunto, no obstante me uno a quienes condenen las injusticias sociales y económicas que matan a millones de niños y mayores y fuerzan a otros muchos a vivir en los basureros de las grandes ciudades. Como cristianos debemos sentirnos solidarios de los pobres y con nuestro voto promover programas y leyes más justas en favor de los necesitados. Gracias, fray Martín, por tu excelente análisis.

Wilson Rodríiguez
4 de septiembre de 2015 a las 02:12

Tratandose del aborto como pecado,se pueden considerar las dos caras del mismo: la de la ira y la de la lujuria. En psicoanálisis la pulsión de muerte es de origen anal.Tratandose de misericordia para el creyente, se deja a la consideración del pecador, si la mujer quiso pecar de lujuria por rechazar con el aborto la maternidad.Es esencial que la Iglesia discerniente, explique al creyente por qué se da el aborto, e ilumine así partos de infantes para la vida eterna.La misericordia tiene la última palabra.

Anónimo
4 de septiembre de 2015 a las 12:58

"Comprender no es aprobar y mucho menos alentar, es en todo caso, intentar no añadir sufrimiento al sufrimiento"; brillante reflexión Dr. Gelabert. Ciertamnete estrapolando "absolver" seria algo parecido a darle a la persona una segunda oportunidad; esto es completamnete distinto a intentar convertir en un juego de legalidad confesional, el delito y la absolución. La planificación familiar esta para algo, pero tropezar una y otra vez con la misma piedra, a mi me recuerda una falta de responsabilidad y tal vez de educación sexual. Por un lado tenemos que, sacralizar el derecho a la vida en un ser que todavía no es capaz de discernir no es utópico, forma parte del derecho natural que asiste a todo lo creado. Por el otro tenemos que, procrear no es una opción es una necesidad, a veces superada cuando prescindimos del determinismo biológico que nos lleva a ello. Compreder que somos algo más que un puñado de genes en ebullición, que necesitan combinarse y replicarse generación tras generación forma parte de la misericordia Divina, por lo tanto si Dios lo es, porque nosotros no vamos a serlo, prescindiendo eso si, de que pudiesemos morir en el intento. JC

Mercedes
4 de septiembre de 2015 a las 13:08

Si atendemos a la infinita misericordia de nuestro Dios , todo es susceptible de perdón . Es más , independientemente del número de veces que se realice . Dios quiere que todos se salven ..

fr. Pepe E. op
6 de septiembre de 2015 a las 17:28


Jesús en el Evangelio de hoy abre oídos. El Papa abre ventanas para que nos abramos a los que sufren...escuchar la voz del pobre, escuchar la voz de Dios. Sólo entonces podremos hablar, porque actuaremos. Nuestra vida estará abierta al otro...

Angel Plaza-Martin
8 de septiembre de 2015 a las 14:02

En el drama del aborto que se describe faltan personajes. No es sólo el Papa y la mujer abortista. Faltan dos fundamentales: el bebé abortado y sobre todo una figura que se olvida casi siempre: el padre de ese bebé. El drama del aborto se nos quiere explicar como un problema de “liberación” de la mujer que se hace “dueña y señora” de su cuerpo. Pero esa visión es una visión reducida: siempre hay un hombre agazapado, en la sombra, que parece no tener nada que decir ni hacer. El drama del aborto es un problema de pareja: aquella pareja que abandonó la casa de sus padres y se hicieron una sola carne; aquella pareja que sirve de símil a Cristo y su Iglesia; aquella pareja que se casaba en las bodas de Canaán, primer lugar donde se manifestó la divinidad de Jesús. Creo que no hemos meditado suficientemente este hecho singular de que el primer milagro de Jesús sea ir a una boda (en la que El probablemente cantara y bailara según las tradiciones judías) acompañado de su madre y de sus primeros discípulos recién elegidos.
Respecto del Papa, está bien que la Iglesia Católica se decida a perdonar en vez de condenar. Pero espero que el Papa tenga “algo” que decirle al padre de la criatura que no va a nacer e incluso a esa criatura, producto indeseado de una relación sexual. Hay un cierto “tufillo” en la prensa de que este Papa va a “modernizar” la Iglesia y no creo que sea un buen camino. Si la Iglesia, que lleva ya una pesada carga de tradiciones, folclore y adaptaciones culturales, decide tomar el camino de la adaptación y contextualización a este “seculo”, puede que consiga más público, pero será menos fiel a su propósito.
Saludos
Angel

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