Jun
Un interrogante sobre David y Jonatán
5 comentariosEl elogio fúnebre de David por Saúl y Jonatán, muertos en combate defendiendo al pueblo de Israel, termina con estas famosas palabras: “Jonatán, hermano mío, en extremo querido, más maravilloso para mi tu amor que el amor de las mujeres” (2 S 1,26). En los tiempos modernos, estas palabras intensas han sido entendidas como una declaración póstuma de amor. Incluso algunos han visto en el comienzo de la historia de estos dos hombres un relato erótico: “Se quitó Jonatán el manto que llevaba, y se lo dio a David, su vestido y también su espada” (1S 18,4). Decir que Jonatán se desnudó delante de David es tendencioso. En realidad Jonatán entrega a David sus atributos de príncipe porque reconoce en David al verdadero heredero de la realeza.
No hay que tener miedo a las preguntas. Todas son legítimas. Pero no se hace justicia a estos textos proyectando nuestros intereses, sino dejándonos interrogar por ellos. Jonatán, siguiendo los designios divinos, descubre en David al futuro rey. Así se explica la emoción con la que el uno habla del otro. El poema fúnebre con el que David despide a su amigo está también dedicado a Saúl. David constata que la muerte ha unido a estos dos hombres “amados y amables” (2 S 1,23). Exégetas muy serios dicen que el adjetivo “maravilloso” con el que David califica el amor que Jonatán sentía por él, habría que traducirlo por “milagroso”. De este modo designaría las proezas que Dios realiza por medio de algunos seres humanos. Por lo demás, no se opone el amor de un hombre al de las mujeres, puesto que ellas están muy presentes en toda la historia de David. Son las mujeres las que cantan a coro las proezas de David, que mató a millares, mientras Saúl sólo a miles (1 S 18,7). Ana, antes de que haya ningún rey, ya lo anuncia en un cántico que repite María (1 S 2,10). Y Abigail le reconoce como un hombre de Dios (1 S 25,23 ss.). Eso dejando aparte los numerosos matrimonios de David.
En el post anterior hablé de relaciones sin futuro y de relaciones con futuro. En el Nuevo Testamento aparecen dos buenos ejemplos: Herodes y su hermano Filipo (relaciones conflictivas provocadas por el poder) y Juan Bautista y Jesús. Jonatán y David anticipan esta pareja en la que Juan el Bautista, el mayor en edad, reconoce en el menor de edad al Mesías, y se retira para que él crezca. Este Mesías que el ángel había anunciado como el heredero del “trono de David, su padre” (Lc 1,32).