Jul
Sorprendente satisfacción de Benedicto
4 comentariosHe buscado confirmar por otros medios, sin lograrlo, una noticia un tanto sorprendente que ofrece la revista Vida Nueva: Según Federico Lombardi, portavoz vaticano, Benedicto XVI ha quedado “extremadamente satisfecho” de su entrevista con Barack Obama el pasado 10 de julio porque Obama le había expresado “su compromiso personal para hacer todo lo posible para que disminuya el número de abortos en Estados Unidos”.
Me sorprendo por un doble motivo. Visto desde posiciones intransigentes (algunos dirían proféticas) resultarían comprensibles las congratulaciones del Papa si el Presidente Obama se hubiera comprometido a hacer todo lo posible para evitar todos los abortos. Pero comprometerse a reducirlos es aceptar que seguirá habiéndolos. ¿Cómo puede congratularse el Papa de un compromiso que acepta que siga habiendo abortos? Visto desde posiciones más abiertas (algunos dirían sapienciales) resulta llamativo que el Papa adopte posiciones posibilistas, algo así como “más vale algo que nada”. El Papa se congratula de que, al menos, se busque el modo de disminuir los abortos, aunque sepa perfectamente que las leyes estadounidenses seguirán posibilitándolos.
Esta posición posibilista me hace pensar que, en determinas circunstancias, es bueno buscar compromisos (alguno diría componendas) que eviten males mayores. Si en un tema tan serio como el aborto es posible buscar aproximaciones, con mucha más razón habría que buscarlas en temas menos importantes. Por ejemplo, si en vez de estar en contra de discutibles leyes educativas o de todo tipo de manipulaciones, intentásemos un diálogo con los poderes públicos, y a partir de este acercamiento lográsemos que la ley se aproximase un poquito más, aunque no en todos sus aspectos, a la moral cristiana, ¿no sería esto preferible a estar en contra y no lograr nada? El que lo quiere todo, corre el riesgo de quedarse sin nada. El que intenta comprender, el que sabe negociar, a lo mejor no logra todo lo que quiere, pero logra algo. ¿Qué es preferible, apostar por el todo y quedarse sin nada, o ceder y obtener algo?