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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Jun
2015

Si quieres, puedes curarme

11 comentarios

“Si quieres, puedes limpiarme” son las palabras que un leproso le dirige a Jesús (Mc 1,40). Según el relato evangélico, Jesús curó al leproso. Recuerdo el comentario que me hizo una buena amiga, con serios problemas de salud, después de escuchar este relato en la liturgia dominical. Ella contaba que una vez había estado en Lourdes. Y en la gruta, delante de la imagen de la Virgen, tuvo la tentación de repetir las palabras del leproso del evangelio: “si quieres, puedes curarme”. Pero no lo hizo. Lo que ella pidió fue algo posiblemente más difícil: “ayúdame a sobrellevar mi enfermedad”.

Lo fácil es decir que Dios es bueno cuando las cosas van bien. Lo difícil es creer en Dios en toda circunstancia, en los momentos buenos y en los malos. Ahora bien, yo sospecho que cuando las cosas van bien, algunas personas, en vez de dar gracias a Dios y reconocer que todo lo bueno viene de él, lo que hacen es apelar a la buena suerte o, incluso, a los propios méritos. Cuando las cosas van mal, entonces algunos se acuerdan de Dios, pero no para alabarle, sino para culparle: “¿qué habré hecho yo, Señor, para merecer esto?”. El justo es el que bendice al Señor en todo momento, consciente de que Dios no es un criado, que encima tiene poderes mágicos, y que está ahí para satisfacer nuestros caprichos. La oración es otra cosa: es dar gracias a Dios por haberle conocido y por gustar la alegría de su presencia amiga en todas las circunstancias de la vida, sabiendo que en la vida hay buenos y malos momentos, alegrías y tristezas, porque esto es lo propio de la condición humana.

Un Dios milagrero, un dios que soluciona los problemas con sólo pedírselo, ese no es el Dios de Jesús. Ese es el dios de los que crucificaron a Jesús. En efecto, los enemigos de Jesús, al pié de la cruz, le instaban a qué bajase de la cruz. Esa bajada hubiera sido para los enemigos de Jesús la gran prueba de que Dios estaba con él. Y, añadían con ironía, que si eso ocurría creerían en él. Es dudoso que así fuera: en el fondo, cuando odias a alguien, cualquier cosa buena que le ocurra la interpretas de mala manera. Y cuando amas, aún en los momentos malos, sabes reconocer la maravilla del amor.

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Juanjo
2 de junio de 2015 a las 21:25

Transcribo literalmente y de forma muy abreviada mi colección de comentarios al versículo; "si quieres, puedes limpiarme". Por una parte, re recoge en términos sumamente breves el temor del leproso consciente de su situación real desesperada y, por otra, la confianza que le inspira Jesús. Jesús tiene autoridad para hacerlo. Sólo basta que quiera.
Es importante tener en cuenta que en este párrafo el evangelista no habla nunca de curación, sino de purificación. ?t? ??? ????? d??asa? µe ?a?a??sa?. El leproso va a Jesús para ser purificado; le resulta insoportable estar alejado de Dios y de su amor. Piensa que Jesús es un profeta de Dios, y no le solicita la curación. Se acerca a Jesús diciendo: “Si quieres, puedes purificarme”. Lo que más le pesa es sentirse excluido, alejado, maldito de Dios.

Anónimo
3 de junio de 2015 a las 00:40

Pues sí: yo lo alabo, lo bendigo y le doy gracias, por su presencia amiga, porque me acompaña allá donde voy y a la hora que sea. Lo siento caminando a mi lado, percibo su suavidad, su caricia, su sonrisa en cuanto me rodea y gozo a lo grande con Él. Nunca me falla. No le pido que me cure; simplemente me pongo en sus manos y le digo que aumente mi fe, esperanza y caridad. Muchas gracias, P. Martín. Me hacen mucho bien sus artículos. Gracias

Juan
4 de junio de 2015 a las 00:29

Cuando fray Martín hacía teología en el Vedat, los estudiantes preparaban las oraciones de los fieles la semana que les asignaban a servir en la misa comunitaria. Algunas veces eran severamente juzgadas por las jerarquías del convento.. Hoy, más de cuarenta años de oraciones de petición, la Iglesia le sigue rogando a Dios que termine las guerras del Medio Oriente, como si El fuese el guerrero de turno, añadiendo que le escuche y que tenga piedad.. como si Dios estuviese dormido y no se preocupase de los seres humanos.. ¿Necesitamos que fray Martin nos dedique a nosotros y a la Iglesia un post sobre la oración de petición?

mar
4 de junio de 2015 a las 03:27

Habían venido a ESCUCARLE y a que les CURARA"
Quien através del evangelio, que es Palabra y Acción, no llega a la PERSONA de Jesús, el Señor, se queda a la mitad del camino en la comprensión no solo de Jesús, sino en definitiva, de la realidad de la vida de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu.
La palabra de Dios es acción salvadora para todo hombre que vive en el mundo.
Gracias Fraiy Martin

José
4 de junio de 2015 a las 11:44

Para mí es una oración de absoluta confianza en Dios y la he hecho y seguiré haciendo muchas veces en mi vida. Y además puedo decir también que muchas veces he sido escuchado y reconfortado. Y me recuerda aquella otra de a diario: "una palabra tuya bastará para sanarme"

sia
4 de junio de 2015 a las 15:53

Jesús es el milagro de la compasión de Dios para nuestra humanidad doliente

sia
4 de junio de 2015 a las 15:58

mirad mis manos y mis pies no soy un fantasma eso le dice Jesús a sus discípulos y cuántas veces nos lo tiene que decir a nosotros para que creamos y vivamos que él está a nuestro lado

sia
4 de junio de 2015 a las 16:04

El milagro de Dios se llama Jesús

sia
4 de junio de 2015 a las 16:06

El milagro de Dios se llama Jesús ,el Hijo y Hermano,camino y sobre todo compañero de cada jornada

sia
4 de junio de 2015 a las 16:10

el milagro de Dios se llama Jesús
el hijo y hermano viviente en Dios y pan en nuestras manos camino y compañero de cada jornada

sia
4 de junio de 2015 a las 16:12

el milagro de Dios tiene nombre propio Jesús el hijo y hermano el compañero de cada jornada viviente en Dios y pan en nuestras manos

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