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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

5
Mar
2016

No quiero a ese Jesús del madero

7 comentarios

“¡No puedo cantar, ni quiero / a ese Jesús del madero / sino al que anduvo en la mar!”. Son unos versos de Antonio Machado que, consciente y sobre todo inconscientemente, muchos cristianos podríamos recitar con toda verdad. El Dios sufriente y crucificado no nos acaba de gustar. Preferimos al Dios poderoso, representado en la conocida escena de Jesús andando sobre las aguas. Andar sobre las aguas es manifestación de poder. Estar clavado en el madero es manifestación de debilidad. No nos gusta la debilidad. Preferimos identificarnos con el poder.

Y sin embargo…, el Dios que se revela en Jesús es un Dios sin duda poderoso, pero su poder resulta cuando menos paradójico: crucificado bajo el poder de Poncio Pilato. Jesucristo, confesado como Hijo de Dios, de la misma naturaleza de Dios, es crucificado por el poder del gobernador romano. ¡Extraño poder el de Dios! Este poder divino crucificado por el poder humano da mucho que pensar. Da que pensar en la naturaleza de uno y otro poder. El poder de Dios es el poder del amor. El poder humano es el poder de la fuerza bruta. Con una diferencia: el amor, aparentemente débil, resulta ser el más fuerte, y el poder de la fuerza siempre es limitado.

El Jesús del madero es el Jesús del amor. Allí se manifiesta no solo el poder de Dios, sino también la perfección de lo humano. Por eso, nosotros, si queremos participar de la naturaleza divina, tenemos que identificarnos con este amor que se manifiesta en Jesús crucificado. Identificarnos con un amor así no es estar a favor de los maderos, o de las cruces, sino a favor de los seres humanos. Y, por tanto, en contra de todas las cruces y maderos, productos del odio, de la mentira, de la venganza; cruces y maderos que deshumanizan a sus constructores.

Identificarnos con el amor divino, que se revela en la cruz de Cristo, es solidarizarnos con todos los crucificados de la tierra. Hoy crucifican las fronteras, las políticas que impiden el paso a inmigrantes que a duras penas escapan de la pobreza y del hambre (debido, entre otras cosas, a las armas que los gobiernos que no les reciben venden a sus países). Y muchas otras cosas. ¡Son tantas las cruces que construimos los seres humanos! Eso sí: también son muchos los crucificados que podemos desclavar. Y ahí sí tiene razón la copla que inspira los versos de Machado: “¿quién me presta una escalera, para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?”.

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Magistraaaal!!!
5 de marzo de 2016 a las 18:08

Muy buena comunicación P. Martín; que Dios le dé mucha energía y lucidez, para continuar ayudando a tanta gente. Muchas gracias. También podéis encontrarlo en Twitter @gelabert_martin

Ivan grillo
5 de marzo de 2016 a las 19:33

Fray Martin, es inconcebible que se haya constituido como símbolo de. Jesús donde fue ejecutado. Un patibulo, horror de quienes fueran ejecutados y que se haya fijado en la religiosidad popular que merezca veneración, todo en memoria de Costantino. Para el mundo no católicos esto no tiene sentido, solo una minoría que ignora la real historia de los acontecimientos que llevaron a la cruz a Jesús, rinden adoración a este cruel patibulo.
Admiremos a un Jesús vivo, no a un Jesús pegado de una cruz.
Ivan

Juanjo
5 de marzo de 2016 a las 19:49

"Maldito todo el que cuelga de un madero" cita veterotestamentaria que se cita en Gálatas, y que impregnada la mentalidad judía. Y es que parece que el Mesías esperado debía ser un triunfador, un liberador político con fuerte sabor nacionalista.
Quizá no hayamos madurado lo suficiente, y sigamos viendo el sufrimiento (justo o injusto) como merecido "castigo divino" o al menos como "voluntad de Dios".
Si eres Hijo de Dios........ ( a tí no te puede ocurrir eso.....)

Un amigo
6 de marzo de 2016 a las 09:03

"pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; (1 Cor 1, 23)
¿Escándalo también para algunos cristianos? Yo creo que si no se ve y comprende la cruz como el símbolo que es (de la asunción hasta las últimas consecuencias de la entrega por amor) fácilmente se llega a su deformación.
Y ahora me viene a la cabeza la deformación de sacarlo de su contexto. La cruz no se puede descontextualizar. (Es aberrante las imágenes que se ven en semana santa de hombres que realmente se dejan crucificar, atrasando sus manos con clavos, en ciertos países asiáticos, creo que en Filipinas). Quizá nos falta una "cultura de la Cruz".

Anónimo
6 de marzo de 2016 a las 21:35


"Tengo sed". Estamos llamados a impregnar de esperanza la vida de tantos desheredados. Llamados a ayudar a Dios en su proyecto de amorizar la creación. A trabajar para que las estructuras de crucifixión devengan en posibilidades de una vida dignificada. El aparente fracaso del Viernes Santo culmina en la Gloria de la Resurrección.¿ No hay un exceso dolorista en las celebraciones de Semana Santa? Porque la Cruz es Gloriosa. La Resurreción da sentido a nuestra esperanza.
Gracias P. Gelabert.

Manolo Morales Morales
11 de marzo de 2016 a las 22:37

Desde que esta poesía de Antonio Machado a través de la música de J. M. Serrat se ha popularizado tanto que el mundo cofrade la ha convertido en marcha procesional, me pregunto si realmente se comprende el mensaje de "La saeta". Es un alegato contra el Jesús sufriente de la Semana Santa y la convierten en su himno.

Anónimo
12 de marzo de 2016 a las 01:55

Ver al crucificado es cómodo inclusive, limpiar sus heridas es de lo mas cruento por que equivale a tocar el dolor y la miseria humana. Yo en mis ilusas ideas pienso, de que sirve una bonita y elegante liturgia si quizás a quien llamas tu hermano esta sufriendo? De que sirve tu veneración a santos, si tu hermano esta sufriendo? Solo al tocar las llagas adquirimos la sabiduría misteriosa de la cruz, aquella que nos hace cirineos, los unos a los otros y esa subida al Calvario es que Cristo nos ensena.

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