Jul
No a los dualismos
4 comentariosEl Papa Francisco, en su reciente encíclica, advierte contra los dualismos que han desvirtuado la fe cristiana y han conducido a un desprecio del cuerpo y de las cosas de este mundo. Estos dualismos, denuncia el Papa, llegaron a tener una importante influencia en algunos pensadores cristianos y desfiguraron el Evangelio.
Es posible que algunos cristianos se pregunten si el Magisterio debe entrar en el terreno de la ecología o incluso que se pregunten qué tiene que ver el ser humano con las catástrofes naturales. Al día siguiente de salir la encíclica una persona, creyente sincera, me preguntaba, sin ningún asomo de crítica ni trasfondo ideológico, qué culpa podía tener el ser humano en los terremotos, tsunamis e inundaciones. Cierto, las catástrofes naturales son tan antiguas como la tierra. Es posible que estas catástrofes estén relacionadas con la evolución y el ciclo de la vida. Por ejemplo, las placas tectónicas, causantes de los terremotos, juegan un papel preponderante en la regulación de la temperatura terrestre, contribuyendo al reciclaje de gases con efecto invernadero como el dióxido de carbono por medio de la renovación permanente de los fondos oceánicos.
Me interesa subrayar que, si bien es cierto que hay acontecimientos que escapan al control del ser humano, no es menos cierto que sus efectos mortíferos tienen mucho que ver con la acción humana. Y estos efectos negativos siempre recaen en los más pobres y desvalidos. ¿Por qué un terremoto produce miles de muertos en algunos lugares de la tierra, mientras que otro terremoto de intensidad semejante sólo produce algunos daños materiales (y en el peor de los casos unos cuantos heridos y algún muerto) en el Japón? Hay medios para prevenir efectos indeseados. Pero estos medios sólo están al alcance de los adinerados. Hay lugares y modos de construir más seguros que otros. Los pobres se ven obligados a utilizar malos modos y malos lugares.
La encíclica del Papa se incluye de lleno dentro del magisterio social de la Iglesia. Sin duda, el Papa ha tocado un tema que sus predecesores no habían desarrollado con tanta intensidad. No hay que olvidar que el Magisterio y la teología tienen que estar atentos a los signos de los tiempos. Su labor no es repetitiva, pues el Evangelio se aplica a circunstancias siempre nuevas y debe ofrecer luz en situaciones inéditas. Como bien ha sabido notar Francisco “el cristianismo, manteniéndose fiel a su identidad y al tesoro de la verdad que recibió de Jesucristo, siempre se repiensa y se reexpresa en el diálogo con las nuevas situaciones históricas, dejando brotar así su eterna novedad”.