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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

12
Ene
2014

Maestro, ¿quién te llena?

6 comentarios

Los traductores hacen una labor encomiable. Nos acercan a las riquezas de otras lenguas y culturas. Pero toda traducción tiene sus límites. Hay matices del texto original que se nos escapan. Y a veces esos matices son importantes, incluso pueden ser decisivos. Así ocurre con un texto como el de Jn 1,38. Se trata de la historia de los primeros discípulos que siguen a Jesús. De pronto le preguntan: “Maestro, ¿dónde vives?”. Así suelen traducir prácticamente todas las Biblias. Es una buena traducción. Pero este verbo, que traducen por vivir o habitar (“menein”) es muy utilizado en el cuarto evangelio y, en casi todas las otras ocasiones que aparece, se suele traducir por “permanecer”: “el que permanece en mi y yo en él, ese da mucho fruto”; “si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis”; “permaneced en mi amor”.

Se trata de un verbo con un profundo sentido teológico. Por tanto, en esa historia de seguimiento lo que los discípulos preguntan no es exactamente dónde vive Jesús, dónde habita, dónde tiene su casa. Lo que preguntan no tiene un sentido local, sino existencial y vital: quién habita en él, quién le constituye, quién le da la vida, quién es el objeto de sus amores, quién le llena de alegría y de esperanza, cuál es el secreto de su existencia. Este verbo griego que se traduce por “permanecer” tiene un sentido ancho, profundo, inmenso. Indica una relación de intimidad y amor, una fidelidad mutua a toda prueba: el Padre permanece en el Hijo y el Hijo en el Padre; igualmente los discípulos están llamados a permanecer en el Hijo, como el Padre y el Hijo permanecen en los discípulos.

Comprendo que no es fácil traducir este “Maestro, ¿dónde vives?”. En este caso, como en muchos otros, una buena explicación ayuda a comprender toda la profundidad del texto. Nosotros, que tantas veces vamos perdidos, porque no sabemos dónde está nuestra verdadera morada, dónde está aquello que llena nuestro corazón de paz y alegría, dónde está el amor de los amores que puede colmarnos, nosotros preguntamos a Jesús: tú que tienes el secreto de la verdadera alegría y del auténtico amor, dinos dónde moras, dónde permaneces, dónde está el lugar en el que te nutres. Jesús mora en el Padre, permanece en su amor. Y ahí está la fuente de la vida, de toda vida.

Yendo con Jesús, en su seguimiento, nosotros también podemos encontrar nuestra morada, ese lugar en el que aquietar el corazón y encontrar sentido. Por eso, a la pregunta de los discípulos: ¿dónde moras?, Jesús responde: “venid y lo veréis”. De nuevo no se trata de un lugar, sino de una realidad profundamente teologal, a saber, de Dios mismo. Venid conmigo y encontraréis al Padre y os quedaréis con él. Hay amores, que una vez encontrados, uno ya no quiere ni puede dejarlos nunca, porque no entiende cómo podría ser su vida sin ellos.

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Paulina
13 de enero de 2014 a las 14:05

Toda traducción es una pequeña traición. Tendríamos que vivir muchas vidas para aprender en profundidad las lenguas y aún así no seriamos nativos, se han de aceptar las limitaciones de la traducción. Resulta interesante su comentario, ya que muchas veces se habla de la Biblia sin tener suficiente formación y lo pero cuando se hacen lecturas literales.
Tal ves su comentario esté relacionado con las Moradas de Santa Teresa, las estancias como en un palacio donde la morada más intima es la del encuentro con Dios. La Trinidad entera mora en nosotros y es fuerza unitiva. ¿Cuesta de entender? Hay que ir más allá, quizás en la oración, la escucha de la Palabra, sacramentos. Pero durante muchos años, no es labor de un día para otro. Ha de crear fundamento profundo.

elizabeth
14 de enero de 2014 a las 06:15

esta traducción de esta parte de la Biblia constituye algo nuevo para mi ,que me transporta a tierra Santa con toda su riqueza y tradiciones en la que cada frase bíblica hay que entenderla de acuerdo al contexto y espíritu por lo que se transmitió.

Pepe Lainez
14 de enero de 2014 a las 09:11

Al residir en USA, se entiende rapidamente, al responder en Ingles, mi mente piensa en español, y hay quie pensar cual palabra corresponde el sentido de la respuesta a una pregunta en especifico. Maestro donde permaneces. Cual es la relacion de intimidad y amor que me hace seguir a XTO. Palabra de Dios que como la lluvia cae y permea, AL caer cumple su objetivo evangelizarme. Hoy esta catequesis me evangeliza enseñandome la extension de la Palabra de Dios, la hermosura del Evangelio de Jesus.

Isabel cofiño
15 de enero de 2014 a las 13:16

Como siempre, esta ctequesis me hace dar gracias, y meditar profundamente, sobre ella,es ¡tan inmenso el mensaje! que solo me hace decir gracias, por poder disfrutar tanto AMOR,de parte de mi buen DIOS y de usted, que puede darme esta gran catequesis.Gracias

Valero
15 de enero de 2014 a las 16:50

En mi juventud estuve en un grupo de músical y recuerdo que cuando empecé a componer en valenciano -en casa se hablaba castellano-, descubrí que cada idioma tiene su propio universo psicológico, afectivo e incluso plástico. Comprendí que los pensamientos, al plasmarse en otro idioma, adquieren una tonalidad propia y un significado difícilmente traducible. Cuánto más difícil en el caso de lenguas antiguas de raíz semita. Es admirable la labor de los exégetas y también el de mi querido Martín, al utilizar el trabajo de éstos, para profundizar teológicamente en las escrituras. Como dice el Papa, no nos salvamos solos, y no únicamente por ser cumunidad de amor y cuerpo de Cristo, sino porque la dedicación entregada de unos pocos, enriquecen a otros muchos. Gracias Martín

Pepe E.
16 de enero de 2014 a las 16:39


Hablamos mucho del amor. En las preces del oficio divino continuamente pedimos amar a los pobres, los marginados sociales, a los mal vistos...pero no dejan de ser palabras,si no lo llenamos de nombres.
Comparto con vosotros este poema de Casaldáliga.
"Llevo el corazón lleno de nombres.
Al final del camino me dirán:
¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo sin hablar,
abriré el corazón lleno de nombres".

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