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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Oct
2015

La ternura, lo débil y María

5 comentarios

Hay una actitud muy humana, propia de varones y mujeres, pero que la cultura popular ha relacionado con lo femenino: la ternura. La ternura es este sentimiento que nos retrotrae a la infancia. Hasta ahora ha quedado relegada a momentos de intimidad afectiva o como medio de relacionarnos con quienes consideramos más débiles, como pueden ser los niños. Hoy, cuando tantas personas tienen necesidad de cariño y de afecto, volvemos a comprender que la ternura debería estar presente en todas nuestras relaciones.

La relación de la ternura con lo débil se ha manifestado, a lo largo de la historia, en el hecho de que sean los hombres quienes hacen la guerra. Las mujeres hacen de enfermeras y se ocupan de los heridos. Los varones tienen la fuerza, ellas representan la misericordia y la ternura. Ellos cargan con las armas, ellas llevan flores en la mano. Hay quién, en el mundo eclesiástico, ha detectado la convivencia del rigor masculino de la organización un poco árida con la intuición popular de que el cristianismo está impregnado por una dimensión de ternura femenina. El pueblo cristiano ha visto estos sentimientos en María, tal como refleja el final de la antífona Salve Regina donde se la llama “clementísima y dulce Virgen María”.

Se ha dicho que las mujeres son lo débil de lo humano. En este mundo competitivo triunfan los fuertes y los débiles permanecen en los márgenes de la sociedad. Se diría que lo débil no vale y, por eso, no cuenta. Pero lo débil podría tener un aspecto positivo, hoy más necesario que nunca. Según Gianni Vattimo, de la ontología de lo débil se deriva “una ética de la no violencia”, que conduce a “la preferencia por un mundo en el que prevalezcan la solidaridad y el respeto hacia los demás, en vez de la guerra de todos contra todos”. Más allá de esta lectura de la debilidad, lo cierto es que hoy hay un clamor a favor del respeto y la tolerancia y en contra de la violencia. En este contexto el título de María “madre de misericordia” resulta muy significativo. En hebreo el término misericordia (rahamim) denota el amor de madre. María, que (según dice Juan Pablo II) “conoce más a fondo el misterio de la misericordia divina” puede “acercar a los hombres el amor que el Hijo ha venido a revelar”, un amor que encuentra su expresión más concreta en los que más sufren: pobres, oprimidos, prisioneros.

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Un amigo
17 de octubre de 2015 a las 08:58

Pablo lo comprendió; "lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, 29 de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor". 1 Cor 1, 27.

Calimandroco
17 de octubre de 2015 a las 11:38

Amén, Martín!!!

Angel Plaza-Martin
18 de octubre de 2015 a las 03:51

Creo entender que en el articulo se asocia feminidad a debilidad, entendiendo la fuerza física como un atributo masculino. Las mujeres serian mas débiles porque no pueden imponer su voluntad por medio de la violencia física. Pero hay que reconocer que las mujeres han logrado imponer su voluntad con otras habilidades, en especial con una que dominan a la perfección: el arte de la seducción. Hay muchos hombres que han perdido la cabeza por una mujer, y sin ir mas lejos en los Evangelios se nos habla de Juan Bautista, que perdió la suya por los caprichos de una. Ella no lo mató, pero se aseguró que ocurriera. La violencia no tiene sexo desgraciadamente. Y la debilidad no esta siempre del aparentemente débil.
No estoy de acuerdo que María fuera elegida como representante de los débiles, sino mas bien lo contrario. María quizá no pudiera levantar los troncos que levantara José, pero tenia una Fortaleza espiritual que la hizo digna de la atención de Dios para engendrar su promesa. María no duda, acepta el reto, se mantiene fiel a la tarea y acepta las consecuencias, acepta los riesgos, el posible rechazo de José, el que pueda ser condenada por tener un hijo fuera del matrimonio, acepta el destierro a Egipto, acepta el ministerio de Jesús, acepta hasta la Cruz de su hijo sin retar a Dios. ?No es eso fortaleza espiritual? Cuando todos los apóstoles y discípulos de Jesús corren a esconderse, las mujeres son mayoría ante la Cruz. Y las mujeres son las primeras en encontrarse con el Jesús resucitado.

Saludos,
Angel

Martín Gelabert
18 de octubre de 2015 a las 15:53

Para Angel Plaza-Martín: Reconozco que hay riesgo de que se entienda así; sin embargo mi artículo no pretende propalar ningún estereotipo, aunque es verdad que, con razones más o menos serias, algunas características se asocian a lo femenino o a lo masculino. No es menos cierto que hay varones sensibles, cariñosos, generosos; y mujeres fuertes, decididas, con capacidad de liderazgo. Estos factores no dependen del género, sino de la cultura, educación y tipo de personalidad.

Antonio López Sernández
19 de octubre de 2015 a las 14:25

María es el símbolo del amor, de la entrega, de la misericordia, de la comprensión ("no tienen vino"), de la ternura, pero también de la fortaleza ("Stabat iuxta crucem". "Estaba de pie junto a la cruz", ofreciendo al Padre la vida de su Hijo, aceptando con gran dolor la redención y maternidad universal)... Es la "mujer fuerte" de la Biblia. Esta gran fortaleza y valentía es fruto de su amor maternal, delicado, abnegado, total... En lo que más se distingue lo "femenino" (si queremos abundar en la palabra) es en la entrega absoluta, propia de corazones cuya entrega es total. Tomando a María de modelo, TODOS DEBEMOS TOMAR ESTE EJEMPLO DE VALENTÍA, DE HOLOCAUSTO. Es modelo para todos. Así se une lo masculino y lo femenino, en una palabra, lo plenamente humano, que a su vez nos acerca a lo divino.

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